viernes, 2 de agosto de 2013

Ain't we got fun.

Ain't we got fun.

Autor: dear_monday.
Clasificación: M.
Género: Cross-dressing.
Traductora: Frerard Hispano.
Original: Ain't we got fun.

Resumen:


La sonrisa de Gerard es lenta y perezosa, reflejada en el espejo frente a donde está sentado mientras se acomoda el cabello y se pone delineador en los ojos. "Vaya, vaya, vaya," dice, su voz baja y satisfecha. "¿A qué debo el placer?"

El año es 1927, y Frank Iero nunca aprendió a mirar antes de saltar.

*


.diez
3 de Octubre, 1927


"Porque, Frank Iero," dice Gerard, acomodando el cabello de Frank hacia atrás con una pálida sonrisa, "Chicos como tú no van por ahí con chicos como yo. Vamos, lo sabes. Lo supiste desde el principio."

Frank abre la boca para protestar, para decirle que eso no es cierto, pero lo es y las palabras no salen. "Pero," comienza. Pero no puedes. Pero tú haces de mí un maldito bobo y nunca he sido tan feliz. Pero creo que estoy enamorado de ti. "No," dice. "No - no aún, Dios. Danos otra oportunidad. Aún podríamos..." no lo sabe. Huir hacia Europa, simplemente levantarse e irse sin decirle a nadie. Comprar una casa en algún lugar sobre las colinas donde nadie los conozca y desaparecer.

"¿Aún podríamos qué, Frank? ¿Ir a tomar el té con tus padres? ¿Presentarme como tu amigo? ¿Inventar algo acerca de lo que hago? ¿Mantenerlo en secreto cuando te cases con una chica linda como ellos siempre quisieron? No es justo para ti, no es justo para mí, y no sería justo para ella." No hay veneno o resentimiento allí, sólo resignación, y Frank no puede soportarlo. Toma la mano de Gerard, alguna parte de él creyendo que si lo sostiene, Gerard no se irá.

"No me casaré," promete insensatamente. No está pensando; no importa lo que prometa siempre y cuando Gerard le dé otra semana, lo hará si tiene que hacerlo. "No - no podría. No tenemos que vivir aquí, podríamos irnos... Dios, no lo sé. Donde quieras. Londres. Iremos a París, como siempre quisiste. Donde sea."

"Detente," dijo Gerard, cubriendo la boca de Frank con su mano. "Frank, piensa. Sabes que no podemos, sabes por qué no podemos. Quizás las cosas fuesen diferentes si tú no tuvieses el dinero, o si... no lo sé. Pero mientras más--" por primera vez, la frágil sonrisa de Gerard desfacelle y él se ve afligido, inseguro, tan enfermo de todo esto como Frank, y el corazón de Frank se sacude, pero Gerard continúa. "--mientras más sigamos pretendiendo, más lastimados vamos a salir. Ves eso, ¿cierto?"

Frank asiente tontamente.

"Te extrañaré, muñeco." Gerard deja un beso en la mejilla de Frank, y Frank está demasiado conmocionado como para agarrar a Gerard y evitar que se vaya a la fuerza si tiene que hacerlo, demasiado conmocionado incluso para enterrar su rostro en el cuello de Gerard una vez más y perderse a sí mismo en la esencia de su piel, jabón barato y colonia.

Luego Gerard se aparta, apretando su abrigo sobre él y adentrándose en el crudo frío de octubre, y entonces la puerta se cierra y Frank está solo en una casa que es muy grande para él.


.nueve
19 de Septiembre, 1927

Las peleas son tan estúpidas, todas y cada una provocadas por algo que incluso los niños se avergonzarían de pelear. Gerard simplemente llega hasta Frank. Está fijo dentro de la cabeza de Frank como el pedazo de una melodía o un anzuelo que se aferra a él sin importar hacia qué lado se mueva. Nunca ha sido un sujeto celoso y no tiene razones para serlo ahora, pero siente la sangre subirle hasta la cabeza cada vez que Gerard le sonríe coquetamente a una chica o inclina su cabeza y bate sus pestañas hacia un chico.

Intenta no darle importancia, pero es que hay algo sobre Gerard que lo hace imposible. Frank hace un comentario antipático calculado para lacerar tan profundo como sea posible, entonces siente el impacto de la enferma satisfacción mientras Gerard se aleja de él.

La culpa viene después, cuando Frank se ha disculpado cientos de veces y promete enmendar las cosas y Gerard vuelve a caer en sus brazos. Frank lo abraza, lo besa, le dice que nunca antes se había sentido así con alguien, y Gerard deja que Frank se deshaga de sus problemas con su lengua. Él no le miente a Gerard. Esto no es para nada como algo que haya sentido antes, apresurado y aterrador al mismo tiempo. Después, Gerard se aferrará a él como si el tiempo se les acabara, y Frank lo calmará hasta hacerlo dormir con promesas de papel que sabe que no puede mantener.

Hay una parte de él que sabe muy bien que van a estrellarse de cabeza, pero no aún. No esta noche, y eso es todo lo que importa.

.ocho
16 de Septiembre, 1927

Frank hace una pausa, su mano sobre la puerta del camerino de Gerard. Hay voces que vienen de dentro, la de Gerard y otra que no reconoce. Claramente, éste es un mal momento. Frank debería irse.

No lo hace. Hay ventajas por venir a ver a alguien sin previo aviso, como la oportunidad que se le ofrecer de primera calidad para husmear.

"Dime que no lo has hecho, Gee. Dime que lo sabes bien. Por favor." Hay un tono de súplica en la voz desconocida. Frank se acerca más a la puerta, a penas atreviéndose a respirar.

"¿Qué? ¡No! No es - vamos, Mikey, no es así..."

"No jodas, Gerard. No me digas eso, te conozco. Te gusta, ¿no es así?"

El silencio de Gerard es respuesta suficiente. Hay un ruido sordo, quizás el de un puño contra la pared.

"Mierda," exclama el que habla, luego dice en un tono más suave, "¿Por qué te haces esto, Gee? ¿Qué creíste que pasaría, ah? ¿Un hogar? ¿Niños? Tú sabes que esto acabará en lágrimas. Tú deberías saberlo."

Hay un largo, largo silencio, y entonces Gerard dice, en un miserable, casi inaudible tono, "Y cómo."

Frank escuchó suficiente.

~

Gerard parece estar bastante tranquilo cuando se encuentra con Frank después, riendo y bromeando, pero el nudo en el estómago de Frank no se va.

.siete
4 de Septiembre, 1927

Es un soleado y ventoso día, extrañamente cálido para la época del año, y Frank se toma un receso largo y deja la oficina temprano.  Considera tomar un taxi, dudando en la acera, pero los árboles están todos iluminados con hojas brillantes y el aire sabe a otoño. No se quiere sentar en un carro apretado, no hoy. En lugar de eso camina, con las manos en los bolsillos, su chaqueta desabotonada moviéndose con el viento, se de dice a sí mismo que el buen humor que puede sentir esparciéndose dentro de él como el cálido líquido de un buen licor es pura coincidencia.

~

"¿Cariño?" canturrea Frank, mientras cierra la puerta principal detrás de él. Se imagina por un momento que esta no es una aventura secreta con el cantante de un club nocturno, e inmediatamente desea no haberlo hecho. La idea de esa domesticidad hace algo extraño y ciertamente no satisfactorio en su estómago, así que no sigue indagando en sus propios sentimientos para no poner el dedo en la herida. Gerard no aparece o responde, así que Frank se quita la chaqueta y va escaleras arriba. Un rápido vistazo a la habitación no da resultados, y siente la primera punzada de temor.

"¿Gerard?" llama, tratando de ignorar los escenarios de "el peor de los casos" que pasan detrás de su ojos.

Afortunadamente, es gratificado con un jadeante "Aquí," viniendo desde el baño. Encuentra a Gerard sumergido hasta el cuello en agua caliente, su cabeza echada hacia atrás y sus ojos cerrados, su piel sonrojada y una expresión de puro gozo en su rostro. Una suave y pálida pierna cuelga perezosamente de uno de los lados de la bañera y Gerard abre un ojo, medio sonriendo.

"Llegaste temprano. No puedes soportar estar lejos, ¿ah?"

Frank rueda los ojos, pero puede sentirse a sí mismo sonriendo como un bobo. "Lo sabes, muñeco."

Gerard deja salir un pequeño sonido de satisfacción y abre su otro ojo. "Me halaga, señor," dice secamente, medio bromeando, batiendo sus pestañas mientras una de las esquinas de su boca se alza en una sonrisa de medio lado. Frank da un paso hacia él, y se estremece al ver la manera en que los ojos de Gerard se oscurecen. Las manos de Frank tiemblan un poco mientras alcanza el primer botón de su chaleco; puede sentir a Gerard mirándolo y lo distrae. El sonido que hace la pesada tela al caer desde sus hombros hasta llegar a sus tobillos le eriza la piel de una manera deliciosa, y piensa que comienza a entender qué es lo que tiene a Gerard tan enganchado en actuar. Su corbata, su camisa y su franelilla le siguen al chaleco sobre los fríos azulejos, y entonces duda, una mano sobre la hebilla de su correa.

"¿Entonces?" incita Gerard, alzando una ceja, pero Frank está seguro que el sonrojo en sus mejillas es más intenso.

"¿Quieres hacerlo?" pregunta Frank. Hay algo en la manera en que Gerard está desnudo y vulnerable y que Frank esté a medio vestir que lo hace querer cerciorarse.

"Primero," replica Gerard, su expresión seductiva apareciendo de a poco hasta que Frank puede ver el rastro de su sonrisa torcida, "Creo que deberías terminar de desvestirte, y entonces hablaremos de lo que yo quiero."

Frank no está de humor para discutir ante eso, así que cuidadosamente desabrocha su cinturón, lo retira de su pantalón y lo deja caer con el resto de su ropa.

.seis
21 de Agosto, 1927

"Vaya, vaya," dice Gerard apreciativamente, mirando a Frank de arriba abajo. "Tan elegante, todo emperifollado para salir conmigo."

Frank contiene una risa y le ofrece a Gerard su mano. El traje que usa es el mejor que tiene, gris carbón y hecho para quedarle justo como una segunda piel. "Mandé a hacerlo para la boda de mi primo el otoño pasado. Tú también te ves bastante bien."

Gerard está usando azul oscuro de nuevo, el color resaltando la palidez de su piel y el tenue enrojecimiento en sus mejillas. Su cabello está fijado hacia atrás en un lado, algunos de sus cabellos escapándose del broche y cayendo sobre su cara. La mano de Frank hormiguea por quitarlos y colocarlos detrás de la oreja de Gerard.

"Gracias, señor," dice Gerard complacientemente, empezando a caminar junto a Frank y dedicándole una pequeña sonrisa de lado.

"No, en serio. Soy un hombre afortunado por tener a una hermosura como tú de mi brazo," dice Frank. Por alguna razón, recordar esa boda lo hace sentir tenso e intranquilo.

"Ay, cállate." Gerard golpea su hombro con el de Frank, pero su sonrisa se ha vuelto tímida de repente.

"Justo aquí," dice Frank, guiando a Gerard dentro del iluminado restaurante en la esquina de la calle. Es uno de sus favoritos, y diez dólares deslizados sobre la mano del mesero es suficiente para que les dé la mesa más tranquila escondida en el rincón.

"Debe ser bueno tener plata para despilfarrar así," murmura Gerard mientras Frank arrastra la silla para él.

Frank siente el color invadir sus mejillas. "Yo no--" comienza, pero Gerard empieza a reírse a carcajadas. Su risa no es como las risas tenues de las chicas que sus padres pasaron tantos años presentándole. Es tosca y rasgada como su voz, descarada y desinhibida, y Frank está completa e irremediablemente encantado.

Gerard rueda los ojos y le asegura a Frank que estaba bromeando, y la vergüenza de Frank se disuelve como azúcar en café.

.cinco
9 de Agosto, 1927

"¿Gerard? ¿Que haces aquí?" Frank no está enojado, pero esto es - inesperado. Su cabeza está resonando con la discordancia entre Gerard en tacones y con labial y este Gerard, con el cabello hacia atrás y las mangas de su camisa de botones enrolladas hasta los codos. Frank se hace a un lado para dejarlo pasar pero Gerard simplemente se queda en el umbral, mordiéndose el labio.

"Estoy aquí," dice eventualmente, hundiendo aún más sus manos dentro de sus bolsillos y moviéndose entre un pie y el otro. "Porque tú no lo entiendes, y yo - yo estoy tratando de hacerte verlo. No soy yo a quien tu quieres, porque esto - esto es lo que yo soy, y tú no quieres esto. No puedes... no es justo. No puedes tener sólo la mitad de una persona."

Frank no ha dormido o se ha afeitado o comido en tres días, ha pensado apenas en otra cosa, y ya no sabe más lo que quiere. Así que no piensa, simplemente toma a Gerard del brazo y lo hace entrar, lo empuja contra la pared y lo empieza a besar con avidez casi antes de que el cerrojo haya hecho clic en su lugar.

"No es," dice contra la boca de Gerard, encontrándolo difícil quitarle las manos de encima lo suficiente como para pensar bien de nuevo. "No es sobre la ropa o el maquillaje o cualquiera de esas cosas." desliza su boca hasta el cuello de Gerard, húmedo y desastroso, y Gerard exhala de forma desigual, colocando una mano en el cabello de Frank para acercarlo más.

"¿No es así?" dice, y Frank hace un sonido inarticulado y frustrado mientras posa su boca sobre la clavícula de Gerard.

"Por supuesto que no, tonto," dice instintivamente, mordiendo en la suave curva entre el cuello de Gerard y su hombro mientras Gerard gime y aferra sus dedos al cabello de Frank. "Me gusta la ropa, claro, lo sabes. Sigues siendo tú, así la estés usando o no. Dios, ¿qué tan claro puedo ser?"

"Detente. Frank, detente."

Frank se aleja lo suficiente para mirar directo a la cara de Gerard. Su cabello es un desastre ya, pero él está con el ceño fruncido y mordiéndose el labio de nuevo.

"Frank," dice tranquilamente, "No puedes - no digas eso a menos que sea en serio."

Frank se da cuenta, tardíamente, que esto no es algo que pueda sacudirse fácilmente o reírse al respecto. Importa para Gerard si Frank sólo está detrás de la vestimenta y el labial, y la epifanía envía una extraña punzada de algo a través de él. "Es en serio," insiste, colocando sus manos sobre las caderas de Gerard. Se lame los labios, dudando. "Quiero - quiero lo que sea que me dés. Quiero todo de ti. Para mí."

Gerard se detiene completa y absolutamente. Frank se pregunta si era demasiado pronto para eso, si ha dicho las cosas equivocadas. No le importa, todo lo que dijo era en serio.

El silencio no se rompe tanto como para hacerse añicos cuando Gerard se echa hacia adelante. Frank gime dentro de su boca, y Gerard acerca a Frank y se aferra a él todo lo que puede.

~

Frank lo folla de manera tosca y posesiva, besando cada parte de piel que puede alcanzar y dejando hileras de moretones brillantes como piedras preciosas. Gerard es suyo. Gerard cede bajo las manos de Frank como si sus huesos se hubiesen convertido en miel, dejando que Frank lo marque y reclame. Se deja hacer tranquilo cuando Frank lo hace caer de espaldas, alza sus rodillas y lo folla, su cara enterrada en el cuello de Frank.

Después de eso, Gerard se queda. Cae dormido con sus brazos aferrados a Frank, como si temiera perderlo.

.cuatro
5 de Agosto, 1927

"De verdad debo irme," murmura Gerard contra el hombro de Frank. Frank hace un sonido inarticulado de protesta, y aferra sus brazos con fuerza al rededor de Gerard con la esperanza de que eso lo convensa de quedarse. Las sábanas necesitan lavarse, pero Gerard está timbio y desgarbado y se siente increíble presionado contra Frank.

"Hace frío afuera," dice Frank, ordenando sus argumentos y aferrándose más por si acaso. Gerard ríe.

"Es agosto, muñeco," dice. Por mucho que le gustaría, Frank no puede discutirle eso. Gerard se quita de los brazos de Frank con gentileza, riéndose, y empieza a recoger su ropa regada del suelo. Frank se sienta para verlo vestirse, porque la ropa hace algún tipo de magia en Gerard, la manera en que se mueve y la forma en que se sostiene y cómo sonríe, y Frank no cree que pueda llegar a cansarse de verlo. Con ambas medias puestas, Gerard se sienta en el borde de la cama y comienza a subirlas por sus piernas.

Frank está un poco fascinado por la facilidad práctica con la que Gerard se engancha los sujetadores del liguero. No está cohibido, no está montando un show para nadie - cada movimiento eficiente pero no apresurado. Es casi hipnótico. Frank se siente extrañamente agradecido de poder ver esto, la transición entre lo que Gerard es cuando lo despojas de sus capas y lo que él decide ser. Él se levanta y alza el corsé del suelo.

"¿Me ayudas?" dice, cerrando hábilmente la hilera de broches en la parte delantera y volteándose para dejarle a Frank los cordones. Frank tomó los extremos amablemente, tirando de ellos tensándolos de arriba abajo y de abajo hacia arriba, tratando de mantener la presión uniforme.

"¿Más apretado?" pregunta, besando el hombro de Gerard. Gerard asiente, y Frank tira de ellos con más fuerza, los lados del corsé estrechándose y manteniendo a Gerard recto. Él se incorpora aún más derecho, su respiración lenta y deliberada.

"Frank," dice con suavidad, mientras Frank coloca sus dedos detrás del cordón y jala de nuevo. "Esto no - nadie nunca..."

Él se calla, y Frank inhala con fuerza. "¿Nunca dejaste a alguien ayudarte con esto antes?"

Gerard niega con la cabeza. Frank se pregunta si es más fácil para él hablar así, de espaldas a él.

"Nunca," dice. "Normalmente es el tipo de cosas que me gusta... dejar que la gente vea, creo."

Sus ojos encuentran los de Frank en el espejo, y Frank toma una larga bocanada de aire para estabilizarse. Gerard se ve inseguro, quizás hasta nervioso, sus cejas fruncidas y su boca torcida hacia los lados. Sus ojos están oscuros, sin embargo, y el calor entre ellos se le sube a Frank a la cabeza como un buen licor. Frank ata los cordones con manos temblorosas, y Gerard murmura un gracias abstraído, sin quitar su vista del espejo. Se levanta para levantar el vestido desde la esquina más lejana de la habitación, pero Frank llega allí primero y se lo alcanza. Gerard lo pasa por su cabeza y acomoda los lados y el dobladillo hasta que cae como es, y Frank piensa que todo el proceso es de hecho tan bueno de ver como cuando es al revés.

"Déjame acompañarte a casa," dice. Es más una oferta egoísta, lo sabe, pero quiere a Gerard para sí mismo un poco más. Y además, se da cuenta de que en el gran esquema de cosas que no debería haber hecho esta tarde, pero procedió a hacer de todas formas, esto casi ni registra entre ellas.

Pero el calor en los ojos de Gerard se desvanece más rápido de lo que Frank hubiese creído posible. "Gracias," dice en una voz extrañamente cortada, "Pero no necesito tu protección."

Frank se tambalea un momento, desconcertado, entonces repasa las palabras en su cabeza y se da cuenta que así es como debieron haber sonado. Abre la boca para corregir su error, pero el daño ya está hecho.

"Creí que lo habías entendido," suelta Gerard. "No debí desperdiciar mi tiempo. Sólo porque uso un maldito vestido no quiere decir que no me pueda cuidar solo."

Se voltea, alcanzando sus zapatos. Frank se estira para tomarlo del Brazo, pero Gerard lo rechaza, rehusándose a mirarlo a los ojos.

"Hey," dice Frank. "Mírame." Para su sorpresa, Gerard lo hace. Con la barbilla alzada desafiantemente, su boca apretada en una delgada línea. "Lo siento, ¿bien? De verdad. No estaba pensando, no lo dije en ese sentido. Simplemente pensé que querrías compañía, es todo. No te enojes." La última parte se le sale accidentalmente. Suena patético y casi desesperado hasta para sus propios oídos, pero Gerard esboza una pequeña sonrisa.

"Está bien, entonces," dice. "No me enojaré."

"Bien," dice Frank tranquilamente, y entonces, sonriendo, "Cielos, así que a esto es a lo que lo lleva a uno la caballerosidad en estos días, ¿ah?" Y niega con la cabeza, simulando tristeza.

Gerard rueda los ojos e insiste todavía que estará bien solo, pero le da a Frank un beso de despedida, caliente y prolongado, y Frank piensa que ya no está tan enojado.

.tres
31 de Julio, 1927

La sonrisa de Gerard es lenta y perezosa, reflejada en el espejo frente a donde está sentado mientras se acomoda el cabello y se pone delineador en los ojos. "Vaya, vaya, vaya" dice, su voz baja y satisfecha. "¿A qué debo el placer?"

Frank cierra la puerta detrás de él y entra al camerino desordenado. "Sólo una visita cortés," dice, pero no puede dejar de ver a Gerard de arriba abajo mientras éste toma un lápiz labial y lo pasa con cuidado sobre su labio inferior, cerrando su boca para esparcir el color de manera regular. El labial es de un rojo rico y profundo y casi silba contra el verde de su vestido. Este vestido es más corto, más moderno, muy adornado con perlas relucientes y con un corte menos modesto, y Frank traga, su boca de repente está seca. "Te ves bien, muñeco," dice con suavidad, y no se pierde la manera en que Gerard se estremece. Deja caer el labial en el desastre de maquillaje sobre la pequeña mesa y se pone de pie tambaleante, presiona una mano en el pecho de Frank y lo hace retroceder hasta ponerlo contra la pared antes de inclinarse para un beso caliente y lento. Frank separa sus labios y se pierde a sí mismo mientras una mano de Gerard lo toma de la mandíbula y la otra lo mantiene firme contra la pared. Cuando Gerard se aleja, Frank intenta seguirlo, estirándose ciegamente por más, pero Gerard todavía lo mantiene en su sitio.

"Después, ¿bien?" Gerard dice indistintivamente, riéndose sobre el cuello de Frank. "Vas a arruinarme, Frank Iero, lo juro. Dios. Pero - después. Espera aquí. Debo cantar, ¿recuerdas? Pero volveré por ti si no tienes otro lugar donde estar."

"Yo. Eso - eso sería... sí. Uh, por favor." Frank se tropieza torpemente con sus palabras, preguntándose cómo la manera de besarlo de Gerard le hace esto a él. Se siente ebrio, frito hasta el sombrero, y cuando se encuentra con su reflejo en el espejo lo ve también, ojos oscuros y desenfocados, mejillas sonrojadas, el cabello apuntando a todas partes. Gerard sonríe, rápido y radiante, limpiándose con el pulgar el labia corrido en la comisura de sus labios, y entonces se fue.

Frank se deja caer en la silla frente al espejo. Está casi listo; sabe que no debería disfrutarlo tanto cuando Gerard lo acorrala por ahí, pero no puede evitarlo. Esperar nunca fue su fuerte, pero por un esfuerzo de voluntad digno de Hércules, se forza a sí mismo a quedarse donde está, y simplemente respirar. Estará ahí por un rato.

~

Cuando Gerard regresa, tiene el cabello enredado, su piel brilla ligeramente por el sudor y el maquillaje de sus ojos está arruinado. Una de las tiras del vestido está colgando de su hombro, y si Frank no lo conociera diría que Gerard había estado con alguien. Se ve - bueno, se ve desastroso, pero lo que Frank quiere es hacer de él un verdadero desastre, deshacerlo por completo. Gerard está sonriendo, lleno de adrenalina por su actuación, y tan pronto cerró la puerta se abalanzó hacia Frank, besándolo con fuerza. Es eléctrico. Frank hace un sonidito desesperado, y entonces Gerard se arrecuesta contra la puerta y empuja a Frank por los hombros hacia abajo con ambas manos. Frank lucha instintivamente por un momento, resistiéndose, pero entonces entienden, llega a el como un rayo entre sus ojos. Mira a Gerard inquisitivamente, quien levanta una ceja, y Frank se deja caer obedientemente sobre sus rodillas sin pensarlo demasiado. Ha pasado tiempo - bastante tiempo - desde la última vez que hizo esto, y se toma un segundo para recobrar la compostura. No quiere apresurarse, no quiere que esto termine pronto. Gerard abre sus piernas cortésmente, y Frank traza un camino con su dedo desde la parte interior del tobillo de Gerard, subiendo por su pantorrilla, por la suave piel en la parte interna de su muslo, deleitándose con el desliz del nailon bajo su dedo. Él tiene que esperar, y no ve por qué Gerard no tendría que hacer lo mismo.

"Frank," dice Gerard en una voz demasiado temblorosa como para ser la advertencia que se suponía que era. Frank sonríe hacia él y continúa, pasando su pulgar por el borde de las medias de Gerard, la suave piel con apenas un poco de tela. Se detiene un momento para meter su pulgar dentro del nailon, explorando la manera en que la piel de Gerard tiembla bajo la ligera presión y la forma en que eso le detiene la respiración. Frank sube su mano un poco más, agonizantemente lento, deslizándose sobre la elástica tensa que sube hasta encontrarse con un liguero y se detiene a sólo centímetros del lugar donde Gerard lo quiere. Frank exhala con lentitud, tratando de mantenerse bajo control, y añade su otra mano, tomando el dobladillo del vestido de Gerard y subiéndolo para quitarlo del camino.

Gerard ya está duro, el perfil de su miembro obsceno y obvio bajo la seda oscura de su ropa interior que hace que su piel luzca incluso más pálida. Manteniendo la pesada falda fuera del camino con una mano, Frank recorre la costura que está debajo junto al hueso de la cadera de Gerard, y Gerard embiste hacia adelante en un acto reflejo.

"Por favor," dice débilmente. "Frank - por favor."

"Impaciente," lo regaña Frank, pero no es en serio. Mete su cabeza y abre su boca sobre la seda, empapándola y aferrándose a ella, y el sonido que Gerard deja salir es música para sus oídos. Pone sus dedos debajo del elástico, intentando bajarlo lentamente, centímetro por centímetro, pero es ahí cuando se da cuenta - Gerard está usando el liguero debajo de las bragas otra vez. No era un accidente, estaba cuidadosamente previsto con el objetivo deliberado de hacerle más fácil a Frank quitarle la ropa interior.

Frank casi pierde la cabeza ahí mismo.

"Dios, Gerard," jadea, con una risa temblorosa. "Eres una cosa seria, ¿alguna vez te lo han dicho?" Al diablo los juegos. Baja las bragas hasta los tobillos de Gerard, quitándolas de sus tacones cuando se atoraron mientras Gerard las quitaba del camino. El pene de Gerard está duro y sonrojado, enmarcado con el liguero, y el gemido que deja salir cuando Frank lo toma en su boca es necesitado y desenfrenado. Baja sus manos para sostener la cabeza de Frank, y Frank desciende con más profundidad antes de subir otra vez, pasando la lengua por el glande y haciendo a Gerard jadear. En realidad había sido un largo tiempo desde la última vez que había hecho esto, más que todo porque no solía disfrutarlo, pero esto es - diferente. El peso de Gerard en su boca, ese sabor a almizcle en su lengua, el estiramiento de su mandíbula y el dolor en sus rodillas; es bueno. Está haciendo mucho ruido, sonidos húmedos y sucios cada vez que sube y baja soltando gemidos inarticulados cuando llegan a él todas las razones por las cuales no deberían estar haciendo esto.

Alza la vista hacia el rostro de Gerard encontrándolo con la boca abierta, el cabello pegándosele a la frente y sus ojos devorándolo. Nunca habían mirado a Frank de esa forma, ni una sola en todas sus citas imprudentes con gente a la que le pagaba por eso y las pocas a las que no, y el pensamiento hace que su estómago de un brinco. Desciende un poco más, y de repente Gerard jadea una disculpa sobresaltada y se corre dentro de la boca de Frank y sobre su barbilla. Frank se echa para atrás, tosiendo un poco y limpiándose la boca, está tan duro que no puede pensar bien.

"Oye," murmura Gerard, poniéndolo de pie otra vez y abriendo sus pantalones. Frank se siente corrompido, asqueroso, pero Gerard lo besa de todas formas, profunda y torpemente. "Parece que necesitas una mano con eso," murmura Gerard en el oído de Frank, y antes que Frank pueda siquiera formar las palabras para decirle lo irremediablemente cliché que es, la mano de Gerard está rodeando su pene, caliente y segura, y Frank olvida por completo lo que iba a decir.

"Yo no," balbucea, embistiendo con sus caderas contra la mano de Gerard. "Nene, lo siento, voy a..."

Gerard lo hace callar y acelera el movimiento de su mano, más rápido y fuerte, y Frank se corre sobre la parte delantera su vestido, manchándolo de blanco. Frank se desploma sobre Gerard, prometiendo vagamente que pagará para que lo laven, o por uno nuevo, lo que Gerard quiera, lo que sea, y Gerard simplemente ríe y pasa sus dedos por el cabello de Frank.

"Nunca lo dudé ni por un minuto, muñeco," murmura sonriendo. "Qué caballero. Demasiado bueno para mí, por mucho."

"Oh, cállate," murmura Frank, pero está sonriendo contra el hombro de Gerard. Sabe que volverá.

.dos
27 de Julio, 1927

Frank ni siquiera se molesta en detenerse a sí mismo de ir al bar otra vez luego de la primera noche. Contó los días cuidadosamente para asegurarse que Gerard estaría allí, y cada vez que piensa en ello recuerda el sabor del labial y el tacto de la seda bajo sus manos.

Ve a Gerard cantando desde el bar, un vaso de licor llenándolo poco a poco de calor. Gerard es impresionante, vestido en azul tinta esta noche con el lugar completo atento a cada una de sus palabras. Su voz es todo lo que Frank recuerda de la vez anterior, baja y ronca como el humo hecho ruido.

Frank pasea sus ojos por la línea en la garganta de Gerard, el delineador en sus ojos, la forma en que sus muslos se mueven bajo el vestido. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que Frank deseó a alguien tanto así.

~

Cuando Frank alcanza a Gerard después del show y le ofrece otro cigarro, Gerard se ve sorprendido.

"Volviste," dice, dejado que Frank encienda el cigarro por él. "No creí que lo harías."

"¿Ah sí?" Frank encuentra, para su sorpresa, que realmente quiere saber por qué. Gerard es fascinante.

Gerard se encoge de hombros indiferentemente, aceptando el cigarro y dando una calada. "No eres el primer niño rico en venir a los barrios bajos. Beben algunos tragos, coquetean con alguien inapropiado y luego vuelven a sus casas elegantes con sus esposas e hijos. Es todo lo que quieren, ¿sabes? Ya no me dejo caer por eso."

Eso duele, lacerando el interior de Frank un poco. Después de todo, ¿qué tiene él de especial? No le dio a Gerard ninguna razón para pensar que era diferente. "Bueno," dice, dándole a Gerard esa sonrisa que su madre dijo podría llevarlo donde él quisiera. "Tal vez debas darme otra oportunidad para sorprenderte."

~

Es Gerard quien lo sorprende a él. Gerard se invita a la casa de Frank, y es él quien lo acorrala contra la pared del pasillo y lo besa con fuerza.

"Habitación," dice Gerard indistintamente contra la boca de Frank, su voz gruesa y caliente. "Ahora."

Frank se las arregla para componer el poco sentido común que le queda, toma a Gerard de la mano y se lo lleva escaleras arriba. La cabeza de Frank da vueltas; Gerard le quita el equilibrio y lo deja balanceándose. Lo detiene a mitad de camino para robarle otro beso en el que Frank podría perderse, pero se fuerza a sí mismo lejos de la boca caliente y húmeda de Gerard y entra en la habitación con Gerard en sus tacones. Gerard no duda, se acuesta en la cama sonriéndole a Frank con las cejas arqueadas.

"Veamos lo que tienes, entonces, Frank Iero," dice, y atrae a Frank sobre él. Las manos de Gerard son calientes y fuertes y están en todos lados, aferrándose a los hombros de Frank, a su cabello, recorriendo la parte baja de su espalda y manteniéndolo pegado a él. Sigue besándolo como si tuviera algo que provar, el fantasma de su barba en su mentón contra la piel de Frank, un gemido ronco saliendo de sus labios cuando Frank mueve sus caderas contra él.

Frank, sintiéndose atrevido, metió una mano bajo el dobladillo del vestido de Gerard, sus dedos buscando las bragas que sabía debía tener ahí abajo.

"Tú sí que sabes cómo tratar a una dama," dijo Gerard, sonriendo y volteándose para dejar visible ante Frank la hilera de botones en la parte trasera de su vestido. Frank coloca una mano sobre el omoplato de Gerard por un momento, sintiendo el calor de la piel de Gerard a través del satín.

"Rómpelo y pagarás por él," advierte Gerard. Frank comienza a desabotonar los botones. Sus manos están temblorosas y el calor en su estómago crece con cada centímetro de piel revelado, increíblemente blanca en contraste con el azul profundo. Parece tomarle siglos abrir el maldito vestido - los botones pequeños y las manos temblorosas no se mezclan bien - pero cuando lo hace, Gerard deja salir un sonido de aprobación y se quita el vestido, dejándolo caer en el piso. Frank se toma un momento para apreciar la nueva extensión de piel suave y sin marcas. Gerard está completamente desnudo a excepción de las bragas, las medias que todavía tiene puestas y el liguero. La respiración de Frank se detiene. Dios, es hermoso. Las bragas son negras y sedosas, adornadas con una pequeña capa de encaje, extendidas por toda la amplia y hermosa curva de su trasero y abultadas donde el miembro de Gerard presiona contra la tela delgada. El liguero se hunde en la suave carne de sus caderas, sólo un poco, y las tiras negras que llegan hasta sus pálidos muslos son duras y guarras. Gerard no se sonroja o esquiva la vista, simplemente le sostiene la mirada y deja que Frank lo vea.

Frank no puede soportarlo. Se inclina para besar a Gerard otra vez, y los dedos de Gerard se hunden debajo del borde de los pantalones de Frank.

"Ahora, ¿qué haremos con estos, ah?" murmura. Frank se apresura para quitárselos, y Gerard se ríe. "Mejor," dice.

Frank se quita la ropa con rapidez y sin gracia, sabiendo que Gerard está atento a cada movimiento.

Entonces duda. "Eh," dice. "¿Quieres...?"

Gerard bufa irritado. "Quiero que me cojas," dice, mirando a Frank a los ojos. "Duro, ¿entiendes? Lo último que quiero es que me trates como a una dama."

Frank saca a Gerard de la cama y lo empuja hacia el escritorio vacío, tomándolo del cabello.

"¿Te dejarás someter por mí, ah, muñeco?" murmura. Gerard se queja y asiente frenéticamente, cediendo bajo las manos de Frank y dejando que éste empuje su cabeza hacia abajo. Se ve obscenamente hermoso, necesitado y deseoso, las tiras del liguero tensas sobre su trasero y sus muslos. Las bragas son un obstáculo para el que Frank no tiene tiempo;  mete sus dedos debajo de ellas y las hace a un lado. Mete dos dedos entre las nalgas de Gerard y lo siente estremecerse, luego mete el pulgar y lo abre. Gerard hace un pequeño sonido en desesperación, inclinándose ante el toque. Este es Gerard sin todas las capas superficiales. Esto es lo que quiere, y lo quiere tanto que no le importa cómo lo hace ver.

Se le sube a Frank a la cabeza. Gerard es abrumador, intoxicante.

Frank se inclina para dejar un beso húmedo, con la boca abierta sobre el lugar en el que las bragas sedosas atraviesan la parte baja de su espalda. Gerard se tensa, y Frank siente una sonrisa lenta y sucia apareciendo en su rostro. Aún manteniendo las bragas a un lado con una mano y manteniendo a Gerard abierto con la otra, se inclina y deja que su aliento impacte contra su ano. Gerard lloriquea, suplicante y lastimero, y Frank deja caer un hilillo de saliva sobre él. Frank sólo ha hecho esto una vez anteriormente y el jadeo de Gerard es tembloroso y ahogado, pero el gemido ronco que sale de su garganta después es el estímulo que Frank necesitaba. Desciende más para lamer, para probar. Mete la punta de su lengua dentro de Gerard, haciendo que se ahogue en un grito entrecortado, luego se echa hacia atrás para lamerle el ano. Frank quiere a Gerard húmedo y listo para él. Gerard está lloriqueando y retorciéndose ya, pero Frank lo mantiene en su sitio. Añade un dedo junto a su lengua, y Gerard lo toma con facilidad. Frank se pregunta con cuánta frecuencia hace Gerard esto, dejar que casi desconocidos lo lleven a casa y lo usen.

Frank echa un último vistazo hacia las piernas bien abiertas de Gerard, su trasero abierto, las bragas hacia un lado cuidadosamente y las medias y el liguero haciendo que su pálida piel luzca tentadora. No olvidará esto con prontitud.

Se endereza, la punta de su miembro empujando en la entrada de Gerard. Gerard se echa hacia atrás contra él, sin vergüenza de quererlo.

"Apuesto a que puedes tomarlo." La voz de Frank es tosca hasta para sus propios oídos, y Gerard concuerda en un débil y desesperado sonido. Es demasiado. Frank embiste dentro y enreda su mano libre en el cabello de Gerard, y el gemido de Gerard se convierte en un grito. Frank le da un fuerte jalón al cabello de Gerard y lo suelta, llevando sus dedos hacia la boca de Gerard mientras lo folla con fuerza. Gerard emite un sonido agradecido y comienza a chuparle los dedos, caliente y torpe. Cuando Frank lo mira en el espejo que está sobre el escritorio, se ve desesperado, sonrojado y sucio. Gime al rededor de los dedos de Frank y Frank los saca otra vez, arrastrando con ellos una línea desastrosa de labial por su mejilla. Embiste más profundo, enterrándose dentro de Gerard, y la espalda de Gerard se arquea. Frank jala las bragas. Gerard gimotea, sus caderas temblando.

"Así," dice débilmente. "Frank, eso es--"

Frank las jala de nuevo, imaginando cómo la seda debe sentirse contra el pene de Gerard y mirándole la cara en el espejo. Sus cejas están fruncidas, sus párpados pesados y su boca húmeda y abierta. Los ojos de Frank bajan hasta donde la piel de Gerard rodea por completo su pene, la piel viéndose rosada y usada ya. Gerard gime, empujando contra él, queriendo más.

Frank embiste hasta el fondo y se queda así. Gerard emite un sonido casi como un sollozo, intentando tener a Frank más profundo dentro de él. Frank le da una nalgada, y él jadea.

"Me gusta-- mmm, me gusta eso," se las arregla para decir. "Frank, necesito..."

Frank está perdiendo su ritmo, follando a Gerard duro y rápido. Está tan, tan cerca. Frank jala de nuevo las bragas sobre el pene de Gerard y Gerard se contrae al rededor de él con otro jadeo ahogado. Es demasiado, Frank embiste una vez más y se corre dentro de Gerard.

Se sale tan pronto puede ver con claridad otra vez, manteniendo a Gerard abierto y viendo su propio semen cayendo por sus muslos. La piel de Gerard está rosada y sonrojada por todas partes, interrumpida solamente por las tiras del liguero sosteniendo las medias. Se ve sucio, usado y abierto.

Frank vuelve a poner las bragas en su lugar sobre el trasero de Gerard. Quiere verlas arruinadas. Toma a Gerard del hombro. "Vamos, dulzura, voltéate para mí," dice, metiendo su dedo debajo de una de las tiras y dejándola que impacte contra el suave muslo de Gerard.

La respiración de Gerard está entrecortada, se levanta inestablemente y se voltea hacia Frank. Su cabello está enredado, el maquillaje de sus ojos está irreparablemente arruinado, y las bragas se sostienen de manera obscena en su pene. Frank tiene que detenerse y simplemente mirarlo por un largo rato, de pie ahí tan atrevido y desfachatado con el labial corrido por su mejilla y el semen de Frank pegándosele a las bragas en la curva de su trasero.

Gerard pasa dos de sus dedos por el camino de vellos que guían hasta sus bragas, pasándose la mano por la obvia y dura línea de su pene a través de la seda mientras Frank lo mira.

"Vamos," dice Frank suavemente. "Quiero verte tocándote a través de esas lindas bragas."

Gerard gime. Se ve hermoso, corrompido, frotándose contra su propia mano como una prostituta desesperada. Frank da un paso hacia adelante, estirando una mano para pasarla por toda su espalda y sobre la seda llena de semen pegada a su trasero. Los ojos de Gerard se abren grandes, sus pupilas dilatadas, y sus caderas embisten hacia adelante.

"¿Te correrás para mí, dulzura?" dice Frank, y Gerard gime y embiste contra su mano una vez más. Se dejan caer el uno sobre el otro, pegajosos y agotados, simplemente respirando. Frank se aleja una vez más luego de un rato, incapaz de resistir la tentación de mirar. Las bragas de Gerard están arruinadas, y hay más del semen de Frank entre sus muslos. Frank se acerca de nuevo para un beso con la boca abierta que Gerard devuelve casi con pereza, su lengua caliente contra la de Frank.

"Hermoso," murmura Frank contra la boca de Gerard, diciéndolo en serio a pesar de que sabe que suena como un tonto.

Gerard sonríe de medio lado. "Eres demasiado dulce, muñeco."

"Lo digo en serio. ¿Quieres pasar la noche aquí?"

"¿De verdad?" Gerard lo mira sospechosamente, como si estuviese tratando de decidir si Frank hablaba o no en serio.

"De verdad. ¿Qué dices?"

Gerard sonríe, pero niega con la cabeza. "Eres muy amable al ofrecerlo, pero no. Debería estar volviendo a casa." Se agacha para recoger el vestido, tomándolo rápido e inhalando bruscamente a lo que Frank asume debe ser el dolor.

"Espera," dice Frank. "No te irás caminando a casa en esas bragas, ¿cierto?"

Gerard esboza una sonrisa perversa antes de pasarse el vestido por encima de la cabeza. "Bueno, no traje ninguna de repuesto," dice, y Frank se queda momentáneamente enmudecido ante la idea de Gerard sintiendo su semen secándose entre sus piernas con cada paso - o simplemente caminando, aún húmedo y listo para ser follado, con nada más que el liguero debajo del vestido.

Gerard ríe ante la mirada que tiene Frank y se pone de nuevo sus zapatos. "Ayúdame con los botones y tal vez use unas diferentes para ti la próxima vez."

.uno
21 de Julio, 1927

"Puedes fumar adentro, lo sabes, muñeco."

La voz es ronca, divertida, cálida y rica en la oscuridad, y Frank ni siquiera voltea sobre su hombro para saber quién es. Se voltea de todos modos, se encoge de hombros, e intenta no quedársele mirando a la figura medio tapada por las sombras y a la manera en que la luz impacta sobre las facciones femeninas fuertemente marcadas y las suaves curvas del satín borgoña anticuado.

"Lo sé," dice. "Sólo quería un poco de aire, es todo."

El cantante ríe, bajo y suave, y Frank se da cuenta con un poco de culpa que no se sabe el nombre del sujeto; su madre estaría más molesta por sus modales que por el lugar en el que está y con quién está hablando. "No, entiendo," dice el hombre. Sale de las sombras, parándose junto a Frank, y Frank se encuentra a sí mismo tratando de no quedársele viendo de nuevo. Tan cerca, la ilusión no es tan perfecta - Frank nota el pequeño rastrojo en la parte de abajo de la mandíbula del tipo que debió habérsele pasado la última vez que se afeitó, las fuertes líneas masculinas en sus brazos y manos, las uñas sin pintar y mordidas.

De alguna forma, nada de eso lo hace menos bonito. Hay algo acerca de ese perfecto balance de contradicciones, algo que atrae a la curiosidad de Frank como cien anzuelos.

"Frank," exclama, extendiendo su mano. No está seguro del protocolo en situaciones como éstas, y si de hecho hay alguno - ¿se estrechan las manos? No tiene idea, pero él piensa que no hay nada de malo en un fuerte y firme apretón de manos. "Frank Iero. Encantado de conocerte."

El hombre luce un poco mal parado, pero toma la mano de Frank en un fuerte apretón y esboza una sonrisa más cálida y verdadera que la que lucía mientras cantaba. "Gerard Way," dice, y entonces su sonrisa se vuelve y irónica y autocrítica. "Gina en Jueves alternados."

La risa de Frank es demasiada y torpe para su sorpresa, pero Gerard bufa igualmente indignado ante la obvia vergüenza de Frank. Parte de la tensión que sólo Frank había notado se deshizo ante la noche.

"Así que, Frank Iero," dice Gerard, vislumbrando a Frank, "¿Crees que podrías gastar un cigarrillo en una pobre dama que carece de suerte?"

No está agudizando su voz tan deliberadamente como antes, y Frank está momentáneamente fascinado por la impetuosa rareza de la palabra dama en un registro de voz tan incongruentemente bajo.

"¡Claro, claro!" dice, cuando se da cuenta que Gerard seguía mirándolo expectante. "Ten."

"Estoy muy agradecido," dice Gerard maliciosamente, mientras Frank saca un cigarro del empaque que está en el bolsillo interno de su chaleco y lo enciende con un fósforo antes de pasárselo. Gerard es pálido, y la luz dorada impacta contra su mejilla, su nariz, sus labios, el arco de sus cejas mientras toma una larga, ávida calada, y exhala el humo blanco en la oscuridad. Gerard murmulla contento y se arrecuesta sobre la pared de ladrillos, incitando a Frank a hacer lo mismo - lo cual hace, casi sin pensar. Frank enciende otro cigarro para sí mismo, sólo para así tener una excusa para quedarse afuera un poco más. Fuman en silencio, mirando la estrecha franja de cielo visible a través de las tejas colgantes del techo.

"Lo necesitaba," dice Gerard unos minutos después, tirando la colilla del cigarro y apagándola con su zapato, y Frank vislumbra un tacón de cuero negro y la medias cubriendo su tobillo antes de alejar la mirada. Puede sentir sus mejillas enrojeciéndose mientras lucha contra el repentino impulso de disculparse, de decirle a Gerard que él no es así normalmente, que puede controlarse, de verdad. Lo único que lo hace mantener la boca cerrada es que si lo hace convencería a Gerard de lo contrario.

Cuando se arriesga a mirarlo de nuevo, Gerard lo está viendo con una expresión que Frank no logra descifrar. Gerard se acerca un poco más, tan cerca que Frank puede sentir el calor que emite su piel. Gerard se inclina hasta que su boca está a un suspiro de la oreja de Frank, y Frank está completa y perfectamente tieso.

"¿Cheque o efectivo?" susurra Gerard, y Frank traga. Interpreta la pregunta por lo que realmente representa - ¿nos besamos ahora o después? - pero hay una tercera opción también, una que va algo así como aléjate de mí, ¿qué coño crees que soy? y ahí es donde la inseguridad se cuela a través de la voz de Gerard.

"Efectivo," murmura Frank, porque, diablos, ¿por qué no? Se inclina para juntar sus bocas. Los labios de Gerard están resecos y Frank puede sentir el sabor de los restos del labial, dulce y ceroso. Gerard no es el primer hombre que Frank ha besado, pero Frank todavía ser sorprende por la fuerza pura de éste, por el roce brusco de los dientes de Gerard sobre su labio y sus cálidas manos deslizándose sobre la cintura de Frank y en su cabello. Frank devuelve el beso con fuerza, sin el cuidado y moderación que tendría con una chica. Gerard emite un sonido ronco y hambriento y se acerca más, jalando a Frank, y el mundo de Frank se reduce a dos certezas: lo que están haciendo es probablemente desagradable, reprochable y altamente inapropiado, y eso se siente fantástico. El beso lo está calentando, acalorándolo lentamente. Gerard empuja a Frank, y Frank siente los ladrillos contra sus hombros. Besuquearse con un travesti en un callejón sucio no era lo que esperaba de esa noche, pero está bueno, está malditamente bueno, y antes de siquiera saber lo que está haciendo está deslizando su muslo entre los de Gerard, la tela del vestido de Gerard deslizándose fácilmente contra la tela del pantalón de vestir de Frank.

Entonces Gerard se aleja, sus labios resbaladizos e hinchados por el beso.

"Ah-ah. ¿Qué clase de chica cree que soy, señor?" la indignación en su voz es falsa, y está sonriendo. Frank se siente casi mareado. Nada tiene sentido esta noche.

"Tal vez - ¿otra noche?" logra decir Frank. Está teniendo problemas para ordenas las palabras. Gerard se ríe, y roza su pulgar encallecido sobre la mejilla de Frank.

"Eres persistente, ¿no es así, Frank Iero? Eres tierno. Pero - sí. Me gustaría."

Esto es ridículo, nunca durará. A Frank no le importa.

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