miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #16

Capítulo: #16

{*Narra Frank*}

Desperté asustado, producto de un ruido que provenía de afuera. Me senté en el colchón y vi a Gerard durmiendo tranquilamente. ¡Desnudo! Apenas me percaté de que estábamos de esa manera, busqué una polera entremedio del colchón y de las frazadas hasta que encontré una y me la puse, pero al ver lo grande que me quedaba supe que era de Gerard. ”Mierda” Al decir esto, sentí un ruido en la carpa.

- Despierten – dijo mi madre entrando.
- Sh… - dijo yo intentando tapar a Gerard – está dormido. Ándate. –simulé estar molesto.
- Uy me carga despertarte. Despiertas de tan mal humor. 
- Si, si, si, ya. Ándate – Esa mi mejor técnica. Hacerme el enojado para escaparme de algo, o en este caso, para evitar que sospecharan algo y así evitar preguntas también. Cuando mi mamá salió mi incliné hacia el cuerpo de Gerard, que aun dormía. – Hermoso – dije en susurro acariciando su cabello, mientras venían a mi mente los recuerdos de la noche anterior. Desde que estábamos en la playa y yo lloraba de la emoción al estar con él y al sentirme tan querido como jamás lo había sentido, desde la muerte de mi padre, hasta la maravillosa noche en la cual demostramos el amor que nos habíamos declarado y que nos teníamos, sin importar lo que pasara. - ¿Quién lo diría? Me enamoré de Gerard Way. El chico bipolar al cual, en un principio, le temía y que desde un día a otro me encandiló hasta dejarme ciego con tanta perfección. Realmente estoy enamorado de ti. – Gerard lentamente abrió sus ojos. Buscaba mi mirada, hasta que la encontró. Yo tenía una sonrisa de idiota al verlo despertar. Él me sonrió.

- Te ves más lindo de lo normal. – dijo posando una mano en mi mejilla.
- ¿Tendrá relación con que nos hayamos declarado nuestro amor? – dije tímido. 
- Quizás… - Respondió con una sonrisa – Estoy locamente enamorado de ti. – De mis labios brotó una sonrisa. 
- Yo estoy ciegamente enamorado de ti. – Lo besé suavemente. – Hay que levantarse – dije acomodándome para salir. 
- Vístete primero – comenzó a reír.
- Oh… es cierto. Solo tengo puesta tu polera jajaja 
Ambos buscamos nuestras prendas de vestir y cuando ya estábamos seguros de que estábamos normalmente bien vestidos, salimos. 
- Hola – dijimos ambos, mientras nuestros papás cocinaban.
- Buenos días – respondieron ellos - ¿Se te quitó el mal humor? – preguntó mi madre. Gerard volteó a mirarme muy extrañado. No sabía de qué hablaba. Yo lo miré sin darle importancia. 
- ¿Qué haremos hoy? – me acerqué a mamá. 
- Pues… Hoy nos vamos.
- Si, es cierto.
- Pero queríamos ir a la playa antes. ¿Quieren ir? – Cuando mi madre dijo esto, miré a Gerard y ambos no pudimos evitar la risa, aunque si la disimulamos. Nuestras miradas cómplices me causaban gracia. 
- ¿Qué sucede? – preguntó Donald.
- Nada… Solo que le dije a Frank que tenía ganas de ir allá. Así que, genial. – Gerard intentó sonreír, pero su sonrisa fue tan forzada que el que se rió en serio fui yo. 

A la tarde fuimos a la playa. Mi mamá y Donald andaban de la mano por todos lados. Se besaban y reían sin importar nuestra presencia. Sentí tanta envidia al verlos tan felices y “libres” Qué no daría por andar así por la vida con Gerard. Me partía el alma el saber que jamás podríamos estar juntos con el consentimiento de nuestros padres, pero tampoco me importaba mucho. ¿Por qué me debería importar la opinión de mi madre después de todo lo que me hizo? Era una maldita egoísta y yo sabía que ella nunca cambiaría. 

- ¿Qué te pasa? – Gerard me hizo reaccionar, mientras miraba atento a nuestros padres bañándose en la playa. Estábamos sentados en la arena. 
- Son tan felices. – dije son quitar mi vista de ellos. 
- Si, pero nosotros también.
- Si, pero nos tenemos que andar escondiendo y eso no esta bien. 
- Lo sé, pero mientras te tenga a mi lado todo está bajo calma. Y no me falta la respiración 
- Lindo – dije sonriendo. – Quiero besarte.
- Lo sé, yo también. 
- ¿Vámonos?
- ¿Adónde?
- No lo sé. Escondámonos. Quiero besarte – dije relamiendo mis labios, mientras miraba los de él. 
- Está bien – Nos pusimos de pie, sin quitar nuestras miradas del rostro del otro. Caminamos hasta acercarnos al bosque.
- ¡Chicos! – Gritó mi madre desde la playa – Espérenos, vámonos juntos. 
- Ash – dije molesto – odio esto. 
- Tranquilo. Paciencia, busquemos el momento adecuado. 
Nuestros padres llegaron y tomamos camino a las carpas. Un poco más tarde nos fuimos del lugar. Nuestros padres iban adelante, Gerard y yo íbamos atrás apreciando el bonito paisaje, recordando aquellos momentos inolvidables y más felices que había pasado junto a él. Recordamos nuestras declaraciones y nuestra noche de pasión. En verdad era todo muy significativo para mí. Y estoy seguro de que para él también lo era. Me lo expresaba su mirada. Aquella mirada que tanto odiaba en un principio y que ahora era una adicción. 

- Este lugar nos hizo bien – dijo Gerard con voz segura.
- Si. – dije de la misma manera. 
- ¿Volveremos alguna vez?
- Claro, pero… solos – ambos sonreímos.
- Te lo prometo. 

Fuimos de vuelta a casa y la verdad es que yo estaba bastante cansado, tanto así que me dormí en el hombro de Gerard y me fui en esa posición todo el camino, pero mis padres no dijeron nada, ya que Gerard dormía con su cabeza apoyada hacia atrás. El mar provoca cansancio y sueño. 

Llegamos a casa y lo primero que hice fue darme una ducha. Me dolía todo el cuerpo. Al salir, vi a Gerard que se dirigía a su habitación. Me acerqué por detrás y tomé su brazo para girarlo. 

- Que duermas bien – besé su mejilla. 
- Espero poder soñar contigo – respondió él. Miró hacia atrás (la escalera) y al percatarse que no había nadie, me dio un rápido beso en los labios. Yo sonreí gustoso. 
- Te amo – dije en susurro.
- Yo igual. Adiós. – Desde su puerta se despidió
- Adiós – respondí haciendo el gesto con mi mano. Fui a mi cuarto e inmediatamente me dormí

Mi mamá entró a la pieza para despertarme. Me levanté, arreglé y bajé a desayunar. 

- Hola – dije contento de ver a Gerard sentado en el sillón.
- Hola, pequeño – dijo con gran sonrisa poniéndose de pie. - ¿Me creerás si te digo que soñé contigo?
- ¿ah? – dije sorprendido.
- Si – sonrió ampliamente – Solo pensé en ti antes de dormirme y lograste entrar en mi mente, mientras estaba dormido. – Estoy seguro de que mi cara estaba roja y mis ojos brillaban más de lo normal. 
- ¿Qué soñaste? – puse mis manos en su pecho.
- Soñé que estábamos en la playa y me decías que me amabas. 
- Pero eso sí pasó – dije confundido. 
- ¿En serio? – dijo burlesco.
- Sí – respondí decepcionado. 
- Oh… no lo recuerdo… Dímelo. 
- ¿Qué cosa?
- Que me amas. – Yo sonreí y después de un rato contesté.
- Te amo – lo besé. 

Salimos atrasados de casa. Fuimos casi corriendo a la escuela. Pero la verdad es que no sirvió de nada.

- Frank… - dijo Gerard, dejando de caminar rápido.
- ¿Qué? – me volteé a verlo.
- No vayamos al colegio – dijo como un niño pequeño taimado. 
- ¡¿Qué?! – dije sorprendido. 
- No quiero ir… ¿arranquémonos? – una maliciosa sonrisa floreció en su rostro.


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