miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #3

Capítulo: #3

{*Narra Frank*}

- ¡Booob! - el maldito no salió nunca con el timbre, tuve que gritar. Después de un rato apareció
- Amigo mío, no avisaste que venías... me hubieses dicho
- Veo que estabas ocupado... - Dije pausadamente mirándolo de pies a cabeza al ver que Bob salió poniéndose una polera, con el pantalón desabrochado, chascón y colorado... ¡Genial! el cochino inmoral acababa de... Hiuu me da asco el pensarlo - pero necesitaba hablar contigo... Obviamente estás con alguien así que mejor te hablo mañana, ok?
- no no no, pasa
- No Bob no te molestes no quiero interrumpir tus "cosas"
- No te preocupes pasa, si ella se irá luego
- Esta bien... ¿Con quién fue esta vez? - dije entrando a su casa.
- Carla...
- Wow! ¿Esa chica? pero si es tan... Fea - dije con cara de asco
- ¡No la de nuestro curso!, ¿crees que no tengo estómago? nunca me comería a esa... Carla Hiuuu - puso la misma cara de asco que yo
- jajaja 

Entramos a su casa, me hizo pasar al patio trasero, Bob tenía una casa enorme no vivía con sus padres, ellos siempre se encontraban de viaje. Al rato Bob salió al patio algo más decente.

- y bien... qué me querías contar? - dijo sentándose a mi lado observando la gran piscina 
- emmmm... Ya me dieron mi "sorpresa"
- Oh, y? pasajes adónde tu abuela? ajaja 
- ...
- creo que si, por la cara que tienes
- nop...
- Entonces qué, no te ves muy animado
- Mi mamá llevó a Donald a vivir a la casa
- ¿Te compró un pato? 
- ¡No tonto!, no hablo del pato Donald, sino de Donald el novio de mi mamá - Bob se sorprendió al igual que 
yo cuando supe la noticia. 
- Tu mamá tenía novio?
- Si... y ahora se instaló con su hijo en mi casa, y la estúpida de mi mamá no me contó, llegué a casa, fui a la cocina y me topé al hijo. ¡Él me tuvo que contar que se habían ido a vivir allí! ¿Te das cuenta? mi mamá es una basura...
- Oh Frank... en verdad lo siento. Hasta a mí me da rabia que Linda no te tome en cuenta - Genial, Bob tenía una manera impresionante de animar a la gente, notó que su comentario no fue el más adecuado por la cara que puse.
- No sé qué hacer... Estoy mal
- Si quieres, te puedes quedar aquí - dijo Bob con una sonrisa acogedora, pero no quería ser molestia esto no era problema suyo
- No es necesario, gracias - Sonreí también - Creo ser lo suficientemente valiente como para hacerle frente a esto.
- Yo también estoy seguro de que lo eres
- Muy bien, gracias Bob me hizo bien hablar contigo - me puse de pie para irme
- Hey pero si has estado aquí como cinco minutos - también se puso de pie
- Nos vemos mañana para la escuela - me fui, necesitaba estar solo 

Caminaba por las calles sin rumbo alguno, con la vista en el suelo jugando con mis pies, hacía algo de frío me puse el polerón que había sacado de mi habitación antes de irme. Crucé la calle para así dirigirme a la plaza que estaba al frente y me senté en el pasto, que sin notarlo en un principio estaba húmedo, pero no me importó. Me gustaban las plazas, mirar familias felices pasar, niños jugando... Me hacía recordar los buenos momentos que pasaba con mi papá. Tanto pensar y respirar ese aire no me había percatado que estaba acompañado

- ¿Piensas volver a casa? - volteé a mi lado izquierdo para así mirarlo, él miraba hacia al frente copiando mi postura
- Si... - seguí mirando a la gente pasar
- ¿Por qué? - esta vez Gerard me miraba
- ¿Por qué tendría que irme?... - también lo miré
- No lo sé... yo me iría 
- ¿Por qué? 
- No soportaría que no me respetarán y que ni siquiera me consultaran algo antes de tomar decisiones
- Estoy acostumbrado - seguí con mi postura mirando al frente
- eres fuerte... 
- ¿Tú crees? - dije con una leve sonrisa
- No - ahora el de la sonrisa era él - solo lo decía para hacerte sentir mejor, ¿funcionó?
- creo, ¿qué edad tienes? - se volteó, como si le hubiese molestado la pregunta 
- diecinueve - dijo bajo, pero logré escucharlo
- ¿es un secreto? - dije casi sin voz, para molestarlo
- no... es que... me da vergüenza
- ¿tener diecinueve?, yo tengo diecisiete y no me quejo
- no, es que... aún... voy a la escuela - dijo tosiendo
- ¡woooooooow! - se me escapó una ligera risita - ¿quedaste en coma estudiantil? jajaja - me lanzó una mirada que me hizo callar rápidamente
- No es chistoso 
- Lo sé - trataba de sonar serio - yo también repetí un año - me miró sorprendido 
- ¿Por qué?
- ... no importa... ¿vamos? - me disponía a ponerme de pie, pero él me detuvo, lo que hizo que me quedara sentado a su lado 

- ¡espera! - después de eso se quedó en silencio, yo igual, sólo me miró fijamente a los ojos, sentí que me estaba hipnotizando o algo, estaba confundido, fue raro, pero me quedé ahí
- Escondes algo
- ¿A qué te refieres? 
- Hay algo en ti, algo que intentas esconder
- No te conozco, ni tu a mí. No tengo porque contarte mis cosas, ni tu tampoco tienes porque preguntarlas - En ese instante me puse de pie, él no me detuvo 
Está bien, fui algo pesado, pero tocó mi punto débil... Mi dolor.

{*Narra Gerard*}

Tenía razón, yo no podía hablar ese tipo de cosas con él, sin conocerlo. Aunque sin conocerlo pude notar algo en él, no podía descifrar qué, pero me dejó pensando en el asunto bastante rato. Decidí volver a casa, aunque no me agrada la idea de llegar y encontrarme a Linda peleando con su sensible hijo. Ya había oscurecido, me encantaba la noche, la encontraba agradable, así que comencé a disfrutar el trayecto a casa, caminando lentamente, mirando el cielo y las estrellas que le acompañaban...
No pude ni reaccionar al sentir un brazo que me aprisionaba con increíble y fuerte brutalidad. Miré hacia atrás rápidamente, mientras sentía que mi corazón se me saldría por la boca de lo fuerte y rápido que palpitaba. Pude ver a un par de hombres armados que me gritaban y zamarreaban. Mi mente no reaccionaba del susto que sentía, quería poder escuchar, pero tenía tanto miedo como nunca en mi vida tuve. Me revisaron rápidamente los bolsillos de los pantalones y de la chaqueta...
De pronto caí al suelo de un empujón que me dio uno de ellos y como ambos salían corriendo rápidamente.

Si anteriormente dije que me encantaba la noche... Ahora ¡La Odio! nunca en mi vida sentí un miedo como ese. Solo quería volver a casa, pero estaba completamente en shock, tenía miedo, no podía. Miré hacia todos lados viendo si había alguien, me puse de pie, me tiritaban las piernas y las manos, intenté caminar rápido, pero al temblarme todo el cuerpo, me costaba.

Llegué a casa, abrí la puerta y como sospechaba, estaba Frank y Linda discutiendo en el living, mi padre a un costado con cara de angustia y yo paralizado con cara de bobo. Todos se callaron al sentir mi presencia

- ¿Qué te pasó? - preguntó mi padre con preocupación, creo que se notaba que me había pasado algo 
- Me asaltaron - sentía unas ganas increíbles de llorar
- ¡¿Qué?! - dijeron mi padre y Linda, acercándose a mi... Pero ambos se quedaron estáticos, al escuchar una pequeña carcajada. Los tres volteamos a ver a Frank. El maldito enano se estaba burlando de mí en ¡mi cara! me dio un impulso de ir, romper y deformarle todo el bello rostro.
- ¿Qué? - dijo el petizo con tono burlesco al ver que todos nos quedamos mirándole 
- ¿Cómo que "qué"? ¡Frank esto es grave, pudieron haberlo herido y tú te estás burlando! – En verdad Linda se veía alterada - ¡un mínimo de respeto
- ¡Con qué cara me vienes a hablar de respeto! ¡Todo esto es tú culpa, por andar trayendo a esta gente a nuestra casa! – me sentí mal con esa frase - Y al muy patético – esta vez se dirigía a mi – que ya ni se aguanta las ganas de llorar porque lo asaltaron – Esta última frase se me repitió mil veces en la cabeza ”al muy patético que ya ni se aguanta las ganas de llorar”. Nunca me habían tratado así, el rudo siempre era yo. Era cierto, ya ni me aguantaba las ganas de llorar, pero esta vez no por el miedo del asalto sino por lo hiriente que acababa de ser Frank, no tenía por qué tratarme así. Según yo se, no le hecho nada malo… Al contrario he sido agradable con él. Entonces ¿por qué me trato así? Me daba impotencia el no poder molerlo a golpes, si esto lo hubiese dicho otra persona tengan por seguro que ya lo habría hecho, pero viniendo de él… no podía y más aún me hería, no hayo respuesta al por qué.
Subí las escaleras y me encerré en mi habitación. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Odiaba el sentirme débil. Eso eran las lágrimas para mi. Muestra de debilidad. Escuché gritos que provenían del living, “¿Esto sucederá siempre?” pensé, mi padre tiene mucha paciencia, más aun si tiene que ver con Linda, él la ama demasiado, pero lamentablemente yo no heredé esa paciencia de mi padre. Limpié mis lágrimas aunque de nada sirvió porque estas seguían cayendo. Me metí entre las sábanas intentando conseguir calor, estaba fresco el ambiente.
. Después de un rato acabaron las peleas, se sentía todo tranquilo y en calma, como si estuvieran durmiendo.

- Gerard… - Sentí una voz débil del otro lado de la puerta… Era Frank, me pareció raro - Gerard ¿puedo hablarte un momento? – yo no quería responder – Perdón Gerard, en verdad no creo que seas patético. Solo tenía rabia y me desquité contigo. No fue la mejor idea y lo siento – después de esto, no escuché más nada. Supuse que se había rendido, por lo tanto, se fue. Cerré mis ojos para conciliar el sueño, cosa que después de un rato, conseguí.
{*Narra Frank*}

Me costaba concentrarme en clases, y esta vez no era por tener a Bob a mi lado, sino que todo lo que sucedía en mi casa me tenía vuelto loco. Me sentía tan raro, ni yo me reconocía. Últimamente estaba muy agresivo y yo nunca fui así. Tenía rabia, por mi mamá. El que se le hubiera ocurrido darme esa “sorpresa” fue algo muy descabellado, nadie lo puede negar. Pero por otro lado me sentía mal. Por Donald y por Gerard, la forma en que traté a este último el día anterior, me tenía demasiado mal. Él había sido lo más amable conmigo y yo le respondí de esa manera. Tenía decidido cambiar mi actitud con él, para así recompensarle lo hecho anteriormente. También tenía pensado no pelear más con mi mamá. No valía la pena, pero siempre y cuando ella me respetara. Y con Donald… Bueno el bastante castigo tiene con haberse enamorado de la loca de mi mamá.
Sonó el timbre para el recreo, pero estaba tan ido en mis pensamientos, que Bob tuvo que zamarrearme para yo reaccionar 

- ¿Qué te pasó?, estabas como hipnotizado – dijo chistoso 
- Nada… Es que… ah, no sé – dije saliendo del salón 
- ¿Cómo que no sabes? ¿Pasó algo ayer cuando llegaste a casa?
- ¿Qué crees? Mi mamá comenzó a gritarme a penas llegué – íbamos a la oficina a entregar un trabajo atrasado, mientras yo le contaba todo lo sucedido el día anterior a Bob, que se mostraba atento. 
Entramos a la oficina, y me encontré con quien menos pensé toparme en “MI” colegio.


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