miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #12

Capítulo: #12

Subió hasta mi cuello, casi llegando a mi oreja y comenzó a hacer movimientos circulares con su lengua y a dar pequeños mordiscos, retorcí el cuello, cerré mis ojos y un leve gemido salió de mis labios. Cuando me di cuenta, abrí mis ojos y los dirigí a los de Gerard. Me miraba lujuriosamente. Esa mirada tan pícara me hizo sonreír. Tomé el rostro de Gerard y lo besé de nuevo, mezclando nuestros cálidos y deseosos labios. Aun hincados sobre la cama, Gerard comenzó a desabrochar mi pantalón y cuando bajó el cierre, introdujo su mano dentro del boxer logrando acariciar mi miembro, provocando un gran gemido de mi parte. Seguíamos besándonos, pero me costaba tomar el control de mi lengua y labios, ya que se entreabrían solos por los gemidos que provocaban sus caricias. Mi cuerpo se fue inclinando hacia atrás, apoyé mis manos sobre la cama. Gerard por su parte, tomó mis piernas e intentó estirarlas, para así lograr recostarme. Cumplió su fin y él se recostó sobre mí. Volvió a bajar por mi cuello, pero su mano ya no me estaba masturbando. Con su lengua llegó hasta mi abdomen y lentamente bajó hasta llegar a mi miembro, me observó antes de hacer cualquier cosa, yo no aguantaba más. Lo miré, mientras me mordía el labio y una risita salió, sin que yo lo quisiera. Gerard sonrió también y dirigió su vista a mi miembro ya erecto, sus ojos brillaban y con sus dedos me mataba poco a poco. Jugaba con mi miembro, dando pequeños besos y subiendo y bajando sus dedos por éste. Yo no tuve paciencia y lo tomé del cabello, auque no bruscamente, dando paso al placer más intenso que podía sentir. Me hacía gemir cada vez más fuerte. Sabía perfectamente qué hacer y cómo hacerlo... Tenía mis ojos cerrados, los apretaba fuerte, mi boca estaba entreabierta y el calor que recorría por mi cuerpo era desconocido para mí. Su boca era imposible de describir y es que, lo que estaba sintiendo en ese momento era simplemente, perfecto... Gerard se detuvo y subió a mis labios. Los besó desesperadamente, mientras yo enredaba mis dedos entre su cabello. Se separó un instante, me miró a los ojos y pronunció un suave "voltéate, Frank" Era imposible negarme, estaba demasiado excitado como para sentir miedo del dolor que podía llegar a sentir, ahora. Sus ojos me lo pedían, me deseaba. Gerard al no recibir respuesta, me besó de nuevo, yo desabroché sus pantalones y los bajé. Lo separé un poco para lograr voltearme, me aferré a las almohadas, mientras Gerard besaba mi espalda y nuca. "Estarás bien, hermoso. Seré suave" sentí su cálido aliento en mi oído y se me erizó la piel, estaba completamente a su disposición, pero no me preocupaba nada. Confiaba plenamente en él. Gerard ensalivó sus dedos, y al introducirlos en mí, un pequeño quejido se escuchó salir de mis labios. "Shhh", Gerard intentaba calmarme y mordió mi oreja suavemente. Intentó levantar mi abdomen, para así poseer mi miembro y comenzar a masturbarme. Los quejidos de mi parte se hacían presentes otra vez. Con la otra mano, tomó mi cadera, intentando sostenerme y lentamente comenzó a penetrarme. La primera vez, fue dolorosa, pero con los besos y mordiscos de Gerard en mi oreja y cuello y con el placer que me brindaba al masturbarme, poco me importó. Lo hizo otra vez, con algo más de fuerza, hasta que ya me había acostumbrado y nuestros gemidos se hacían más placenteros cada vez. El poder sentir sus gemidos en mi oído, su cuerpo ya húmedo sobre el mío y sus besos en mis rojos labios, me hicieron vivir la experiencia más maravillosa que jamás haya vivido. Gerard me penetraba cada vez, más fuerte, nuestros gemidos eran cada vez más audibles, sus caricias eran cada vez más ardientes. Sentí mi cuerpo en llamas, ambos húmedos sobre la cama. Sentí que me desvanecería del placer. Una corriente inexplicable se aproximaba. Mi cuerpo estaba llegando a la explosión más satisfactoria que cualquier ser humano pudiera desatar. La corriente de fuego se hizo presente, llegando al orgasmo que me hizo erizar toda la piel, dar un gemido que fue imposible reservar y sentir como Gerard derramaba su semen dentro de mí. Me costaba respirar, estaba muy agitado.
Gerard se recostó a mi lado, yo seguí en mi posición, boca abajo. Gerard me observó y jugó con mi cabello por un rato, yo solo le sonría tímidamente. Tenía su mirada penetrante que me encandilaba, me acerqué a él y besé esos perfectos labios de profundo color rojo. Estaban húmedos y deliciosos. Tan suaves y provocativos. Me separé de él y nos observamos nuevamente. Me fijé en cada detalle de su fino rostro, era tan bello... Pasamos así un rato, entre miradas tentadoras, besos dulces y caricias interminables, hasta que el sueño se hizo presente en mí. Me costaba abrir los ojos y Gerard lo notó.

- No te duermas - dijo bajo, mientras acariciaba mi mejilla.
- Tengo sueño - Intenté hablarle con los ojos abiertos. - Me tengo que ir a mi cuarto.
- Nooo - dijo apenado, acercándose a mí y besándome suavemente.
- Pero Gerard, después llegaran nuestros padres y no nos pueden ver así.
- Lo sé, pero no quiero que te vayas. - dijo haciendo puchero.
- ¿y qué quieres?... ¿Que hagamos una pijamada?
- Si - dijo chistoso.
- ¿Estás loco? - dije largando una carcajada. - Solo bromeaba. Mi pieza está al lado de la tuya.
- Eso está muy lejos, quédate. Trae tu pijama y así no habrá sospechas.
- ¿Y con saco de dormir también?
- No. Puedes dormir aquí conmigo. – me movió las cejas de arriba abajo.
- Cochino – dije divertido – se supone que no pueden sospechar así que vendré con saco de dormir – dije levantándome de la cama, con una sábana enrollada a mi cuerpo.
- Te espero – dijo acomodándose en la cama. 

Fui a mi pieza, saqué mi pijama y vestí. Obviamente mañana, mi mamá o Donald nos irían a levantar, así que no podían sospechar sobre nada. Busqué el saco de dormir y me fui donde Gerard.

- Ya llegué – dije, acomodando el saco de dormir al lado de la cama. 
- Pero no tan lejos – dijo Gerard, aun acostado, corriendo el saco de dormir, casi debajo de su cama.
- ¡Pero Gerard! - Intenté quitarle el saco de dormir. – Esto es lo más cercano que se puede ¿Quieres que duerma debajo de tu cama? – Gerard comenzó a reír.
- Pesado, ya acuéstate. – Me acomodé dentro del saco de dormir, mirando hacia arriba. Gerard me miraba de la orilla de su cama, mientras con su mano me hacía cariño. – Frank – dijo casi en susurro, yo lo escuché muy lejano, ya que me estaba quedando dormido.
- ¿Qué? – dije aun con los ojos cerrados.
- Fue hermoso estar contigo, esta noche - Abrí mis ojos, pero sin contestar nada – Hacer el amor contigo fue… Algo mágico. – Sentí una corriente de felicidad recorrer mi cuerpo y estoy seguro que mis ojos brillaban de manera sorprendente.
- Para mí también lo fue… Fuiste el primero Gerard – me miro confundido.
- Primer hombre – dijo seguro. 
- No Gerard… Fuiste mi primera vez… Jamás había estado con alguien. Mujer u hombre. – Al escuchar esto, se sorprendió
- ¿En serio? … Pero ¿cómo? Yo pensé que…
- He tenido varias oportunidades de estar con niñas – lo interrumpí – pero nunca quise… No me sentía preparado. Pero contigo fue raro… Fue especial. Simplemente me dejé llevar. Confié en ti. – Gerard tenía una sonrisa imborrable en su rostro, yo sonreí avergonzado. – Ya, no me mires. Déjame dormir – Me tapé el rostro y me volteé hacia el lado de Gerard. Él libró una pequeña risita, susurró un ”Te quiero, hermoso” y continuó acariciándome el pelo hasta que me quedé dormido.


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