miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #11

Capítulo: #11

"Gerard:

Es difícil decir las cosas que en verdad siento, sabiendo la confusión que ambos tenemos en nuestras cabezas. Créeme que si pudiese retroceder el tiempo y evitar lo del golpe, lo haría sin pensar. Quiero explicar todo lo sucedido y también quiero expresar todos mis sentimientos a través de esta carta. Ya que dudo que me escuches si te pidiera que lo hicieras. 

Desde que te conocí nos has abandonado mis pensamientos en ningún momento... Aunque fue solo ayer que me di cuenta que no lo hacía de una manera normal. Y eso me asustó. El nerviosismo que siento estando cerca de ti es algo inexplicable, aunque la ansiedad por verte a los ojos no se queda atrás. Mil preguntas vienen a mi cabeza una y otra vez. Estoy tan confundido que me llego a sentir mal. Pero hay algo que me hace sentir más mal aun, y es que nuestros padres estén locamente enamorados. ¿En verdad lo que estoy sintiendo es algo tan malo? No pude evitar sentir miedo ayer cuando te acercabas a mí, pero en verdad te desee más que nada en el mundo. Y para qué decir hoy... Fueron tantos los sentimientos, que sentí que colapsaría. No pude evitar visualizar a nuestros padres juntos y el hecho de que fueras un hombre me dio miedo. 

Espero que me entiendas y que me perdones, ya que no soportaría estar alejado de ti por mucho más tiempo. Quiero cumplir lo que dije y no fingir más... Aceptarme. Si en verdad sientes cosas por mí, que es lo que yo supongo, házmelo saber. Con toda sinceridad, Gerard, te digo... Me gustas"

Frank

Terminando la carta, me dirigí al cuarto de Gerard que aun no llegaba a casa. Ingresé y la dejé a la vista, sobre el velador que se encontraba al lado de su cama. Me comía las uñas de los nervios que sentía al saber que ahí le expresaba todos mis sentimientos. "¿Y si solo es mi imaginación y no siente nada por mí?" Ya era tarde, no era tiempo de dar marcha atrás. Escuché la puerta de entrada, respiré profundamente y salí de la habitación dirigiéndome a la mía.

- ¿Hay alguien en casa? - ¡Mierda! era mi mamá.
- Eh... si, estoy en mi pieza.
- ¿Tomaste once?
- No, siempre tomo con ustedes - dije bajando las escaleras.
- Lo sé, pero ahora vamos saliendo con Donald, así que te tendrás que servir solito, hijo.
- ¿Está Gerard? - dijo Donald.
- No.
- Bueno, le dices que vamos saliendo a un casamiento.
- ¿ah? pero... Y por qué no dijeron nada 
- Ash, hijo estás grande ya. Te puedes cuidar solo. 
- Si, pe-pero es que... - recordé la carta y si estaba solo con Gerard eso me pondría los pelos de punta.
- Pero es que nada, nos vamos yendo. Adiós - mi mamá besó mi frente y se fue junto a Donald.

Me quedé en el living viendo televisión, hasta que escuché la puerta de calle. Reaccioné como un loco. Salté rápidamente el sillón y subí las escaleras a tropezones. Me encerré en el dormitorio a comerme lo poco de uñas que me quedaban. Escuché cuando Gerard ingresaba a su pieza. Yo me paseaba de un lugar a otro, tocándome el pelo y sobándome los brazos. Suspiraba a cada segundo que pasaba. Ya me estaba desesperando, los minutos pasaban y pasaban. Lo único que quería era que entrara Gerard de una vez y que hiciera lo que tanto yo había evitado. No aguantaba más, harto rato había pasado. Obviamente ya había leído la carta. A menos que la haya botado, como dijo Bob. ¡No podía más! salí de la habitación y posé mi oreja en la puerta, no escuché ruido así que abrí la puerta lentamente. Ahí estaba Gerard, con la carta abierta en sus manos sentado en el borde de la gran ventana mirando hacia afuera, se veía pensativo. Ni siquiera se fijó que yo ya me encontraba tras de él. Yo lograba escuchar fuertemente cómo latía mi propio corazón, las manos me sudaban. Estaba totalmente decidido a ser yo el de la iniciativa esta vez. Cerré mis ojos fuertemente respiré bajo para que el no me escuchara y me dispuse a hacerlo. Me senté frente a él (en el grueso marco del ventanal). Gerard me observó y pude notar sus mejillas sonrojarse. Bajo su mirada con una leve sonrisa en su rostro. Podrán imaginarse cómo estaba yo, si él estaba tan avergonzado. Si anteriormente repetí mil y un veces que estaba nervioso, entonces ahora no existían palabras para demostrar cómo me encontraba. 

- ¿Podrías perdonarme? - dije tímidamente, levantando mi vista hasta quedar frente a sus ojos.
- ¿Qué crees? - dijo encontrándose con mi mirada. - Desde la primera vez que me encontré con esos hermosos ojos, que no puedo dejar de pensar en ti. Y el deseo que tengo de probar tus labios se hace cada vez más intenso. - cerrando con esta frase cualquier tipo de conversación, me quedé hipnotizado. ¿Eso en verdad sucedió? ¿Gerard se me declaró? 
Gerard acortó la distancia entre ambos, sentándose más cerca de mí y como dije anteriormente estaba totalmente dispuesto a hacer lo que más había deseado. Me acerqué a él también, estábamos a muy corta distancia cuando me atreví a posar mi mano suavemente en su cuello, para así atraerlo hacia mí, incliné mi cabeza hacia el lado, cerré mis ojos e hice por fin contacto con sus dulces y cálidos labios. Me sentí en las nubes cuando finalmente pude experimentar ese tan hermoso y esperado momento. Comenzamos con leves movimientos que me hacían gozar cada segundo que pasaba. Después intensifiqué el beso, logrando introducir mi lengua en su lujosa y sabrosa boca. Jamás me hubiese imaginado que su sabor sería tan dulce e irresistible. Es un hecho, su boca era una adicción. Gerard tenía su mano sobre mi cintura, mientras yo acariciaba su, ya despeinado, cabello. Después de los movimientos con nuestros labios y lenguas, 
experimentando un mundo nuevo en los maravillosos labios que Gerard me brindó, terminamos el beso con una suave mordida de él en mi labio inferior. Nos separamos lentamente, abriendo nuestros ojos. Me lamí los labios saboreando por última vez, los restos de Gerard. Lo miré a los ojos, él también lo hacía, hasta que una sonrisa vergonzosa salió de mis labios y bajé mi vista. Gerard tomó mi mentón y subió mi rostro, estaba con una sonrisa también, pero me costaba mirarlo a los ojos ahora.

- ¿Qué pasa? - dijo sonriendo.
- No sé - mi risa era nerviosa - es raro... Fue...
- Perfecto. - mis ojos expresaban tanta emoción. En verdad estaba muy ilusionado. Él sonrió ampliamente - Fue hermoso, Frank... No sabes las ganas que tenía de hacer eso.
- Aunque no se notara... Yo igual lo deseaba bastante - Tomé su mano que estaba en mi mejilla y la entrelacé con la mía dando un ligero beso en ésta. Los ojos de Gerard estaban pegados a cada gesto o movimiento que hacía, casi ni pestañaba. Sus ojos estaban más claros y brillantes de lo normal. Y la luz de la habitación era baja, creo que eso hacía que sus ojos se vieran más perfectos aun.

- ¿Qué hora es? - preguntó Gerard, sin quitar su vista de la mía.
- Es tarde... Creo – sonreímos ambos - No te preocupes no habrá nadie en casa.
- ¿Por qué? - preguntó dudoso.- Nuestros padres fueron a un casamiento. - dije poniéndome de pie, con mis ojos aun en los de él. Su mano seguía entrelazada a la mía, 
lo que provocó que él se pusiera de pie conmigo. Lo acerqué a mí, él me tomó de la cintura. Intenté juntar mis labios a los de él, para poder probar ese delicioso sabor nuevamente, pero Gerard me detuvo. Corrió la chasquilla de mis ojos, dejó su mano en mi mejilla derecha y me observó atento. Recordé que antes me asustaba cuando me observaba de esa manera. Pero ahora sentía que con esa mirada me decía "Te deseo" y creo que era lo que realmente me quería decir. Acaricié su pecho, sin separarnos. Mientras él bajaba su mano, que anteriormente estaba en mi mejilla, por mi espalda hasta llegar a mi cintura nuevamente. Cada caricia me hacía temblar, me sentía esclavo de Gerard. No aguantaba más y nuevamente me acerqué a él y juntamos nuestros labios. Gerard me besaba de manera apasionada, mientras yo intentaba ser más dulce y creo que esa mezcla hacía el momento perfecto. Mis ganas por poseer a Gerard se hacían más intensas. Mi corazón se comenzó a acelerar cuando Gerard me dirigió lentamente hasta su cama... Nos separamos y nos miramos a los ojos por un momento. Gerard se sentó e hizo que yo también lo hiciera, pero sobre él. Yo estaba con mis piernas abiertas, y las de él juntas entre las mías. Tomé su rostro nuevamente y devoré sus labios, Gerard bajó hacia mi cuello y acariciaba mis piernas, esto hizo que mi miembro reaccionara, él lo noto y separándose de mí, mostró sus hermosos dientes a través de una sonrisa. 
Pude sentir como en mis mejillas afloraba un leve color rojizo. Tomó una de mis manos que estaban en sus mejillas, mientras miraba mis ojos, atento. Sin cambiar posición la bajo hasta su miembro, acariciándolo superficialmente. Yo no despegaba mis ojos de los de él. Después de acariciar su miembro por un rato, soltó mi mano y yo aproveché para quitarle la polera. Él lentamente hizo lo mismo con la mía, pero yo intenté ayudarlo, esto provocó que me desequilibrara y me fuera hacia atrás, ya que yo estaba sobre Gerard. Él me tomó fuerte de los brazos inclinándome hacia su cuerpo para no caerme y ambos comenzamos a reír. Busqué otra manera de estar sobre la cama cómodamente y así no caerme nuevamente, así que mientras Gerard me sujetaba y seguía riendo, gateé hasta un costado de la cama y me hinqué sobre ella. 

- No te arranques - dijo Gerard volteándose hacia donde estaba yo.
- Me estoy acomodando, tontito - dije entre pequeñas risas, mientras tomaba los brazos de Gerard para que se acercara a mí. Lo logré y Gerard quedó arrodillado en la cama, al igual que yo. Estábamos frente a frente y cuando logré encontrar sus ojos, él miraba deseoso mi cuerpo. Sus ojos brillaban, mientras acariciaba mi pecho. Se acercó a este y pude sentir el contacto de su tibia lengua con mi piel, cosa que me excitó demasiado.


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