miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #19

Capítulo: #19

Pensé que Mikey tendría una reacción diferente ante mi confesión. Él siempre era quien me apoyaba y animaba. Él fue el primero que supo sobre mis "experiencias con chicos" y aunque después lo supo toda mi familia, siempre estuvo a mi lado y eso me hizo feliz, pero esta vez... Simplemente, me sentí mal por cada palabra que dijo. Lo vi distante y eso me apenó. Intenté disimularlo y continuar hablando sobre otras cosas, ya que los consejos que buscaba, no fueron lo que quería escuchar. No quería alejarme de Frank. 

- Adiós, hermano - Dijo Mikey en la puerta del restaurante, mientras me abrazaba.
- Fue genial verte, cuídate. Y nos vemos luego - Nos despedimos, Mikey aseguró que me volvería a visitar prontamente. Ambos tomamos las respectivas direcciones hacia nuestras casas. Mikey tenía que viajar para lograr llegar, yo solo caminé un poco. Quise distraerme. Pero lo único que lograba, era recordar a Frank... El enano me tenía vuelto loco y cuando recordé que estábamos enojados, me inundó una pena tremenda. 
Llegué a casa desanimado... 

{*Narra Frank*}

Quería llorar... Quería maldecir hasta lo inexistente para lograr quitar esta pena de mi interior. Nunca había peleado con Gerard, así que no sabía qué esperar. Quizás era orgulloso, y aunque le pidiese perdón, me ignoraría... Pero comencé a recordar la vez en que sin querer lo golpeé. Una sonrisa se asomó por mi rostro al visualizar esa escena. Claro, esa vez no nos causó gracia ni a él ni a mí, pero ahora que ya paso se me hacía gracioso.... Esa vez solo recibió una carta de mi parte y terminamos desnudos en su cama. Eso quiere decir que el orgullo no es una de sus características, pero de igual forma me sentía extraño. 
El sonido de mi celular me distrajo de mis pensamientos. Me senté sobre la cama, en la cual anteriormente estaba recostado.

- ¿Bob? - dije al ver su nombre en la pantalla.
- ¡Hola! Te extrañé hoy, enano.
- Oh... Sí, no fui al colegio.
- ¿De verdad? - dijo irónico, yo sonreí - ¿Qué te paso? 
- Eh... Nada
- ¿Nada? ¿Te quedaste dormido?
- No... Iba a ir, pero después.... No quise.
- ¡¿Hiciste la cimarra sin mí?! - dijo algo alterado.
- No quería hacerla, Bob.
- y ¿Por qué la hiciste?
- Gerard me lo propuso y no pude negarme. - comenzó a reír, aunque yo permanecía serio. 
- Te tiene vuelto loco - dijo burlesco.
- Bob, estoy cansado y no me siento muy bien. Hablamos mañana ¿Sí?
- ¿Ah? Pero Frank, ¿qué paso? ¿Pelearon? - Era mi mejor amigo, sabía todo de mí. Obviamente se daba cuenta cuando yo no estaba normal.
- Pues… Si... Soy un miedoso de mierda, Bob – dije enrabiado.
- Hey, hey ¿Qué paso?
- Pues, que tengo miedo. El estar con Gerard me asusta. 
- Pero, Frank eso es obvio, estás con un hombre, eso es nuevo para ti, además sabes que es el hijo de Donald, por eso estás de esa forma. – me quedé en silencio, no tenías ganas de hablar. Cada vez que estaba angustiado, me sentía cansado. - ¿Quieres que vaya a tu casa?
- Está bien – dije bajo. Necesitaba a mi mejor amigo a mi lado.

{*Narrador omnisciente*}

Se abrió la puerta principal, que dio paso a la entrada de Gerard. Desanimado se dirigió al living sin saber qué hacer en ese rato, su angustia era grande. No acostumbraba a estar solo por mucho tiempo, pero dado que aquí aun no hacía amistades no le quedaba otra opción. Se oyó la manilla de la puerta nuevamente, esta vez era Bob.

- ¿Tienes llaves? – preguntó Gerard poniéndose de pie y dirigiendo su vista hacia él.
- No, pero sé donde la esconden. – respondió Bob sin ánimos de darle explicaciones a él, mientras apuntaba la parte baja de la puerta donde se encontraban unas plantas (lugar donde escondían las llaves).
- Ah… ¿Frank te llamo? – La expresión de Bob se volvió molesta aunque fue algo inevitable, ya que no veía la razón de darle explicaciones. Pero aun así respondió de buena manera.
- Lo llamé para saber por qué había faltado a clases y pude notar que no se encontraba muy bien.
- Oh… - Gerard bajo su vista al suelo. 
- ¿Sabes?... – Guardó silencio por un momento, no encontraba las palabras adecuadas. – Yo se lo que sucede entre ustedes y Frank es mi mejor amigo, así que no creo que… - guardo silencio nuevamente, Gerard lo miraba impaciente. – Mejor dicho, creo que nos deberíamos llevar bien. Eres parte importante de su vida, por lo tanto también me incumbe. – Gerard asintió y su mirada bajo de nuevo. De cierta manera le encontraba razón. Sabía que las primeras impresiones dadas de ambas partes no habían sido las mejores, así que supuso, era lo mejor.
- No estamos muy bien – mencionó, refiriéndose a su situación con Frank.
- Me di cuenta… Frank no se escuchaba bien – Bob se sentó en una de las sillas del comedor quedando frente a Gerard, quien se apoyo en la parte alta de un sillón.
- Te habrá comentado lo que hemos pasado juntos. – Las mejillas del mayor se tornaron rojizas y Bob algo incómodo hizo una mueca divertida. 
- Sí. – paso un momento de silencio y prosiguieron. 
- Pues ahora resulta que está confundido y yo… Creo que no actué de la mejor forma.
- Frank no está confundido, solo está asustado. Se refleja su seguridad en su manera de hablar de ti. Créeme, sus sentimientos son sinceros.
- Bueno… Pero. No lo sé – Gerard tenía muchas cosas que expresar, pero no tenía las palabras adecuadas para hacérselas saber a él. 
- Dale tiempo…. O ayúdalo. Esto es algo entre ustedes dos. Tienen que ser fuertes y soportar todo lo que se les enfrente. – Estas palabras causaron gran revuelo en el corazón de Gerard. Bob tenía razón, tenía que estar con su pequeño y apoyarlo a pasar todo esto con él a su lado… Con su “amado”. 
Gerard salió de su trance al notar que Frank había bajado y los observaba confundido. 

- Pensé que me venías a ver a mí – dijo dirigiéndose a Bob, quien miró a Gerard.
- Eh… Si – hablaba lentamente. Le asustaba el hecho de que se enojara con él, esta vez. 
- Perdón, Frank. Yo le dije que quería conversar con él un momento. – Gerard mintió, ya que temía lo mismo que Bob. 
Las miradas penetrantes de ambos enamorados, se volvieron tristes. Se necesitaban. El que tan solo estuvieran un par de horas separados, los hacía débiles a ambos. Bob incómodo solo se limitó a observarlos sorprendido. 
Nunca había visto la manera en que demostraban su amor. Tan solo con sus miradas cargadas de sentimientos, se reflejaba que se amaban y deseaban más que a nada. 
Fue tanta la debilidad de Gerard ante esos hipnotizantes ojos, que sintió los suyos humedecer y una lágrima cayó por su mejilla. Bajo su vista rápidamente, dejando la vista de Frank perdida y ausente. Él odiaba sentirse débil y más aun si lo demostraba frente a más gente. Abandonó su posición. Con la vista aun baja, camino hasta la escalera rozó el hombro de Frank, quien con tan solo este tacto tembló inevitablemente. Gerard subió las escaleras de manera rápida hasta llegar a su habitación. Lentamente se acurrucó sobre su cama posando su cabeza y manos sobre la almohada. 
Frank mientras tanto permanecía en su posición. Observó a Bob, aun demostrando angustia. Su amigo lo pudo notar y solo asintió. Ambos se entendían tan solo con gestos. El cariño incondicional de Bob a Frank, hacía que lo conociera más que a nadie y se lograban entender con tan solo eso, gestos. Era como telepatía. Como si pudiesen leer la mente del correspondiente. Frank entendió que Bob lo incentivaba a subir y hablar con Gee. Sonrió levemente, Bob hizo lo mismo y el menor lentamente se volteó hasta quedar frente a la escalera dando paso a su próxima disculpa. Bob permaneció abajo, sin saber qué hacer. Confundido por si retirarse o quedarse ahí por si algo malo sucedía. Se puso de pie y fue hasta el sillón. 
Tomó el control del televisor intentando encontrar diversión, después de un rato se tomó la confianza de ir a la cocina para satisfacer sus necesidades comestibles y gastando el tiempo. 
Frank temeroso, se quedó de pie frente a la puerta de Gerard. Posó sus manos en la manilla, dándose fuerzas a sí mismo para poder entrar. Suspiró resignadamente y la abrió despacio. Vio a Gerard acurrucado en su cama, dándole la espalda. Cerró la puerta tras de él y se dirigió hasta la cama. Se sentó en la orilla, fijando su vista en Gerard, quien sin observarlo (ya que estaba de espalda) sabía que el menor no perdía detalle de sus gestos o simples pestañeos. Sus ojos permanecían abiertos, sin un punto definido. Estaba ido. Frank apoyó su mano sobre el brazo de Gerard. Éste al sentir ese calor que proporcionaba su amado, cerró los ojos dando un suspiro. Cuando Frank vio su reacción se sintió aliviado y lo demostró a través de una sonrisa, que Gerard no pudo ver, ya que abrió sus ojos después. Con la misma expresión y sin movimiento. Frank, esta vez con más valor, se acercó un poco más al mayor, dejando avanzar su mano, suavemente, hasta su rostro. Dándole caricias a Gerard, que no se pudo resistir y volteó, para al fin encontrarse con esos hermosos ojos que lo cautivaban a cada momento que pasaba su mirada por sobre ellos. Gerard tomó la mano de Frank, aun en la misma posición. El pequeño lo observaba serio, aunque estaba feliz por dentro. 

Se acercó lentamente hasta apoyar su mejilla con la de Gerard, quien volvió a su posición inicial, solo que esta vez tenía su mano entrelazada con la de Frank. ”Perdón” dejó salir levemente de su interior el pequeño, mirando de reojo a su amado que volvió su expresión triste y seria a una que demostraba felicidad y paz. Cerró sus ojos nuevamente, tomando la mano de Frank más fuerte e inclinándolo hacia él, para que se recostara a su lado. Frank así lo hizo. Abrazó a Gerard por la espalda, aun con sus manos entrelazadas y con sus mejillas brindándose calor.


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