martes, 17 de junio de 2014

It ends tonight; Capítulo: #15

Capítulo: #15

A Falling Star

Al primer momento la sorpresa no dejo a Mikey articular palabra, pero luego se sintió avergonzado por estar ahí, porque seguramente Frank no había terminado con su hermano.

“Lo siento, pero…” No supo más que decir y Gerard que estaba al límite de su frustración tampoco pudo hacer nada, sólo vio como su hermano se daba la vuelta y subía al elevador. 

Way se quedo como estatua sin saber a donde ir, ¿a dónde podía ir? Se apretó con ambas manos los ojos y se quedo así rogando porque despertara de esa horrible pesadilla.

De repente alguien tocó su hombro. 

Una corriente eléctrica lo recorrió de pies a cabeza, su piel se erizo y todo paso como en cámara lenta para él: giró el cuello y se encontró con el rostro más hermoso de todo el universo, los verdes ojos increíblemente grandes, los labios de un rosa pálido, y el rostro aún más pálido de lo normal. 

“Soy un cabrón…” Dijo débilmente y una gruesa lágrima resbaló por su mejilla.

Gerard giró por completo el cuerpo y se apresuro a secarla con su dedo, en un toque cuidadoso, como si fuera un niño el que lloraba y no un hombre. Frank cerró los ojos al sentir el contacto de su mano, al abrirlos estaban inundados de lágrimas.

“No quiero amarte, no quiero, no te amo. No te amo Gerard, ya no te amo…” Y el mayor lo tomó entre sus brazos y Frank se acurrucó en su regazo apretándolo contra su propio cuerpo, haciendo más suyo ese abrazo que del vocalista. El ojiverde sollozaba, y luego en un pequeño movimiento se miraban a la cara.
Parecía una real fantasía. Vacía de razones y llena de emociones.

Frank acercó su rostro al de Gerard y de nuevo el tiempo corrió en cámara lenta cuando sus labios se encontraron. Se aproximaron como esperando no tocarse, pero el contacto era tangible, sus labios temerosos y anhelantes al mismo tiempo. Frank lo había besado esperando que fuera un sueño, pero Gerard estaba ahí.

Fueron segundos que parecieron años, sin ninguna palabra más. Para Gerard nada podía estar mejor, y Iero en esos momentos flotaba encima de una realidad que le costaba creer, pero que no podía resistirse a vivir, no tenía el coraje para negarlo.

El beso se rompió, y Gerard sintió como el guitarrista se tambaleó en sus brazos:

“¿Estás bien?”

Frank asintió, pero cuando Gerard miró su rostro supo que no lo estaba, entonces entraron con calma al apartamento y lo ayudo a llegar hasta la habitación. Él seguía débil por la fiebre y necesitaba reposo, pero su frente estaba fresca y entonces no había que preocuparse porque fuera a recaer. Era solo la fuerza de las emociones. Lo metió bajo las cobijas y se recostó a su lado. Esta vez no fue rechazado. Sólo habían pasado minutos, pero para como habían cambiado las cosas, a Gerard le parecieron siglos los que recorrieron desde que había salido del apartamento.

Minutos después ambos se quedaron dormidos.

*****

Mikey concentraba su atención en el teléfono que había en el buro al lado de la cama, lo miraba con un solo pensamiento en la cabeza: que Frank lo llamara.
Cuando salió del edificio del guitarrista se sentía acongojado porque él no había cumplido su promesa de dejar a Gerard, y al mismo tiempo compadecía a su hermano por lo que le esperaba. 

Sabía que sería un golpe muy duro para su gran orgullo, pero la noche anterior Frank le había demostrado que lo seguía amando y a pesar de la situación, no dudaba de su amor y de que dejaría a Gerard en cuanto se repusiera.

Aún así esperaba que encontrara un tiempo para llamarlo y explicarle que había pasado antes de enfermarse. Se moría de incertidumbre, pero no podía hacer nada más que esperar. Ese pequeño encuentro con su hermano le dijo que no sería capaz de volver a ver su sufrimiento tan de cerca.

Se recostó en la cama y decidió esperar por la llamada de Frank, seguramente el guitarrista aún seguía dormido. Hasta ese momento sintió su propio cansancio por haber pasado la noche en vela, así que cerró los ojos. Eso haría más fácil la espera.

*****

Apenas era medio día cuando Frank abrió los ojos, no creyó ser él al darse cuenta que estaba acostado nuevamente al lado de Gerard. ¿Acaso era una broma del destino? ¿O simplemente no podía dejarlo ir?

Con las pocas horas que había descansado se sentía repuesto y entonces salió de entre las cobijas para despejarse del abrumador ánimo en que se encontraba.

¿Qué iba a pasar ahora? ¿Y Mikey? Realmente no podía pensar claramente en lo que haría, no comprendía del todo la nueva situación en la que se encontraba por su propia voluntad. Como en ese momento entendía las cosas: estaba con Mikey y lo amaba, pero no había dado por concluido lo que tenía con Gerard. Lo había terminado, pero luego por seguir sus impulsos inexplicables lo había hecho regresar a su lado.

“¡Con un demonio Frank!” Dijo en voz alta, reparo en que no estaba solo y volteo hacia la cama, desde donde Gerard lo miraba en silencio.

Se quedaron viéndose a los ojos, como si solo de esa forma pudieran entenderse. Las palabras solo confundían todo, las palabras nunca explicaba los sentimientos. Ambos temían por lo que pudieran decirse, por los terribles caminos desconocidos en los que sus decisiones los conducían. 

El vocalista al fin se puso en pie y con todo el temor de su corazón tomó su decisión, tenía que hacerlo por su propio bien:

“Si quieres tiempo, tendrás todo el que necesites.” Y trato de sonreír.

Frank no pudo más que asentir. Esa misma mañana pudo haberlo dejado todo como estaba: terminado definitivamente, pero no lo había hecho y su corazón le decía que no lo hiciera.
Muy en el fondo escuchaba un murmullo, quien era él para decir que ya no quería amarlo.

Way se acomodo su ropa arrugada por haber dormido con ella puesta y se aproximo al guitarrista, al ver sus ojos brillantes supo que podía esperarlo toda la vida. Prefería eso que simplemente perderlo. 
Y Frank lo miraba, lo miraba de nuevo. Ya no solo evitaba encontrarse con sus ojos, ya no había rechazo ni frialdad. Era el Frank que lo amaba, esa sensación de calidez lo lleno de felicidad y quiso abrazarlo. Con un rápido, pero reconfortante abrazo Gerard se despidió de Frank con la convicción de que lucharía por él hasta lo último.

“Luego nos veremos, ahora descansa y… sabes que te amo.” Dijo el mayor para después salir del apartamento.

En cuanto Gerard salió, él se quedo sin saber que hacer. Estaba en un terrible dilema que nunca imagino. Luego de varios minutos de quedarse como estatua de pie en la habitación, fue a tumbarse en la cama. Se paso la tarde entera ahí, recordando todo lo que había vivido los últimos meses al lado de Gerard, sin poder evitar compararlo con los años al lado de Mikey. 

Nunca se había sentido así en la vida, sin un camino que seguir, con deseos de quedarse quieto para siempre. Era agotador y si no pasaba algo que lo sacara de ese hoyo, pronto se dejaría vencer por la vida. 
Ya era plena noche cuando recibió la llamada que había temido todo el día: 

“Hola, ¿cómo estás?”

“Bien Mikey. Dormí mucho” Way quería ir directo al grano, pero esa respuesta lo calmo un poco y espero. Mientras que Frank lo había dicho deliberadamente.

“Gracias por haber estado aquí anoche.”

“¿Cómo no iba a hacerlo?, si te amo.” Un dolor invadió su pecho cuando no recibió respuesta y buscó de inmediato consuelo: “¿Él sigue ahí?”

“No. Mikey, creo que debemos hablar.”


El bajista se tensó. El recordar que ya había escuchado esas palabras, en el mismo tono, antes terminó y eso lo lleno de terror y de ira: “¡¿Cuál es el maldito problema ahora?!”

Frank, a pesar de todo, mantenía la calma: “Soy yo. Soy yo.”

Silencio.

“Dímelo.”

“Quiero verte.”

“No sé para qué. Sólo dilo, ¡con un carajo! Lo vi en sus ojos”

El guitarrista suspiró profundamente, había un nudo en su garganta. No sabía que decir, no era que no pudiera, en verdad no sabía que cosa decir, si disculparse, terminar, empezar de nuevo o pedirle tiempo. ¡Qué maldita situación! ¿Por qué amar era tan complicado?
Le parecía estar envuelto en una densa niebla, cualquier paso en falso rompería la frágil superficie por donde caminaba:

“No sé qué decir…”

“Sólo di que no quieres dejarlo, que no me amas y termina con esta maldita situación!”

“No, no puedo… Yo… solo quiero estar en paz, solo. Es demasiado… lo siento.”

Y colgó.

*****

Pasaron un par de días de absoluto aislamiento, ninguno de los tres había vuelto a tener contacto. Ni llamadas, ni visitas, nada. Hubieran pasado muchos más días de no ser porque el tiempo de ensayar había llegado al fin. Tal vez en el peor momento, pero la gira no esperaría y hacer música siempre había sanado sus almas.

Bob, Ray y Frank llegaron puntuales a la cita y se encontraban conversando cuando Mikey entró al estudio. Se veía calmado, pero sus ojos estaban ansiosos y en cuanto se cruzaron con los de Frank no pudieron ocultar cierto pesar.
“Buenos días” Dijo y se fue de inmediato a la cabina a saludar a Brian quien afinaba detalles con el ingeniero de sonido, era un improvisado refugio.

Frank se le quedo mirando sin querer y vio en su mente todas las sonrisas, sintió todos los abrazos y saboreó todos sus besos, ¿cómo era cruel el pasado? Lo amo y lo amaba de alguna manera todavía, ¿porqué no podía permanecer a su lado?

“Buenos días” La voz de Gerard resonó en todo el estudio, como una respuesta tan clara. 

Una chispa pareció encenderse dentro de Frank, un corto circuito en su cabeza.
Volteó a verlo y ahí estaba: apacible, triste, pero más vivo que nunca.

“Hola Iero.” En segundos lo tuvo enfrente.

“Que tal Gee.”

“Qué bien que ya estamos todos. ¡Vamos chicos!, que tenemos un día muy largo.” Interrumpió Brian saliendo de la cabina seguido de Mikey.

En pocos minutos en ensayo comenzó, todos descargaron sus tensiones en los instrumentos y el ambiente se hizo ligero, la música tenía ese poder de armonizar los humores.

Unas horas después se tomaron un receso. Mikey se la había pasado observando como se comportaban su hermano y Frank, y los vio distanciados. No sabía lo que había pasado y hasta entonces se daba cuenta que el guitarrista en verdad estaba solo.
Entre todos acordaron que comerían juntos en algún lugar cercano, Gerard para no molestar o incomodar a Frank guardaba cierta distancia con él y fue así como salió primero del estudio junto con Ray. Frank siguió a Bob y a Brian mientras que Mikey se quedó a propósito al último, justo tras él.

“Frank” Llamó Mikey aprovechando esa oportunidad.

El guitarrista volteó y se detuvo esperando.

“¿Qué fue lo que pasó?”

“No lo sé.” 

“¿Y entonces?” No podía seguir como si nada, quería saber por qué lo había perseguido y había vuelto por su perdón, por qué ahora lo dejaba así: “¿Por qué lo hiciste Frank?” 

Los ojos de Mikey se llenaron de lágrimas y el guitarrista negó con la cabeza mirando al piso. 

“¡No entiendes que estaba dispuesto a dejarte con él! ¿¡No lo entiendes!? ¿Por qué no me dejaste en paz? Sabes que te amo, y aún así” 
No pudo continuar hablando. 

“¡Por que no podía! ¡No podía dejarte!”

“¿Y ahora? Quieres pasar una noche en mi cama y la otra en la suya, ¿cómo la última vez?”

“Te necesitaba, yo…”

Frank se sentía el peor hombre sobre la faz de la tierra, todo lo que había engañado a ambos hermanos, todo lo que los había herido. Ambos deberían odiarlo, él era un egoísta. No comprendía como había sido capaz de hacer todo lo que hizo, sin pensarlo ni una vez. No había palabras que lo justificaran, y quiso irse de ahí. Rápido se encamino a la puerta:

“¡No te irás ahora!” Mikey lo jalo con fuerza del brazo para enfrentarlo: “¡No me dejaras a mí!”

“No lo entiendes Mikey. ¡Déjame!, es lo mejor para todos. Sólo déjame seguir solo.”

El bajista lo soltó y se le quedo mirando, con un gesto de horror en el rostro ante el terrible pensamiento que llegó súbitamente, ese pensamiento que salió a la luz de entre sus peores temores, y él se lo confirmó:

“No puedo dejarlo tampoco.”

Mikey y él se quedaron mirando, los rostros vacíos, las preguntas mudas sin respuesta alguna. La locura de esa realidad y el sobrecogedor sentimiento de impotencia.

En eso como si nada entró Gerard:

“Los esperamos para irnos.” Dijo sin ninguna emoción en la voz.

Ellos lo miraron en complicidad, pero Gerard sabía manejar un poco más sus emociones, y se sobrepuso de haber escuchado todo lo que escucho por amor a Frank. Sabía que tenía que sacarlo de ahí, porque él no lo soportaría un minuto más. Sus sentimientos no le importaron en lo más mínimo, solo quería quitar a Frank de en medio, no podía permitir que sufriera y se trago el dolor, la desilusión, la frustración y los celos para entrar ahí.

“Vamos los demás ya están en el auto.” 

Frank lo miró y lo supo, él había escuchado todo. Sintió tanta vergüenza, tanto asco por su propia persona. Todo era culpa suya. Entonces simplemente salió de ahí lo más rápido que pudo.

“¡Frank!”

Gritaron ambos hermanos…


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