martes, 17 de junio de 2014

It ends tonight; Capítulo: #3

Capítulo: #3

You're finding things that you didn't know

No podía ser peor. Mikey sintió que el piso desaparecía debajo de sus pies y retrocedió en silencio cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido. Se recargó de espaldas en ella y sintió un nudo en la garganta que pronto se convirtió en llanto, un llanto que le dolía en el corazón y que lo llenaba de rencor, de impotencia.



Trataba de contener sus sollozos, pero realmente el dolor era tan fuerte que no podía así que se alejó de ahí. Lo menos que quería era que alguno de ellos lo viera en ese maldito estado miserable y fue a refugiarse detrás de la primera puerta que encontró: la del cuarto de limpieza, lugar oscuro y desierto.


Se sentó en el suelo ahora sin reprimir más sus lágrimas.


“¿Cómo voy a hacerlo con un demonio? ¿Cómo? ¿Cómo?” Repetía una y otra vez sin poder quitarse de la mente esa martirizante imagen de Frank besando apasionadamente a su hermano.


No entendía cómo iba a entrar ahí como sin nada después de haberlos visto. Sabía que iba a ser difícil, pero no a este grado. Él nunca los había visto juntos y la realidad lo golpeó duro y de la peor forma.


Se quedó así con la cabeza recargada en sus piernas tratando de quitar todos los pensamientos que pasaban por su cabeza, tratando de asimilar el hecho de que la vida seguía y que él tenía que vivirla aunque muriera a cada segundo sabiendo que la persona que amaba estaba con otro.


Los minutos pasaron imperceptibles, al fin su mente estaba en blanco.

*****

Un par de horas después todos esperaban en el estudio a Mikey para poder comenzar el ensayo, era raro que el llegará tarde y ese día ya estaba retrasado casi una hora.


“¿Porqué a nadie se le ha ocurrido llamarle?” Dijo Bob mostrando como siempre más cordura que los demás.


“Llamé a su casa y no está ahí.” Contestó Gerard.

“¿Y su cel? El siempre contesta en el cel, ¿Por qué no le han llamado al cel?” Volvió a inquirir Bob mirándolos con un gesto de obviedad en el rostro. Claro que Frank y Gerard habían considerado llamarlo al celular, pero ninguno de los dos se sentía con ánimos de hablar con él después de lo que había pasado.



“Si, no entiendo cuál es el problema. Puede que se quedara dormido y ya” Dijo Ray y seguía checando que su guitarra estuviera perfectamente afinada.



“No hay que ser tan exagerados. Yo le llamaré” Volvió a intervenir el baterista, al ver que Gerard y Frank no quitaban esa ridícula cara de preocupación como si del día anterior a esa mañana Mikey se hubiera convertido en un estúpido que hacía locuras sin pensar. ¿Qué era lo peor que le hubiera podido pasar al pequeño chico modelo de Mikey Way? Simplemente se le habían pegado las sábanas como había dicho Toro y eso era todo.


“Él nunca se retrasa.” Dijo Frank para no tener que decir: es que lo corte anoche para estar con Gee y temo que haya hecho alguna idiotez. No era que no quisiera que se enterarán, porque tarde o temprano lo harían, pero creía que era muy pronto para andarse paseando de la mano de Gerard frente a todos como si nada. Le debía ese pequeño gesto de respeto a Mik.


Mientras Bob marcaba el número del cel de Mikey, Gerard y Frank intercambiaban una mirada de real preocupación y de repente como si cayera en cuenta de lo raro de la situación Ray levantó el rostro para preguntarle a Iero: “¿Por qué no sabes dónde esta tu novio Frank?”


El otro guitarrista miró a Way como pidiéndole ayuda para responder a eso, y el vocalista asintió: “Lo que pasa es que terminamos anoche.”


Como si todo se hubiera detenido las miradas de Ray y Bob se concentraron incrédulas sobre Frank y luego instintivamente sobre Gerard, porque ellos sospechaban de que esos dos mantenían algo a espaldas de Mikey, asunto en el cual no quisieron meterse, pero que igual les molestaba. Y ahora había colapsado y seguramente Mikey se había llevado la peor parte.


Todos seguían en silencio ahora realmente preocupados por su amigo.


“Iré a buscarlo” Dijo intempestivamente Ray, dejo la guitarra a un lado y salió veloz del estudio.


“No contesta el cel.” Dijo Bob sin saber qué más hacer o decir y los miraba a ambos nerviosos y con la culpa dibujada en el rostro.


“Creo que yo también iré a buscarlo.” Dijo Frank dejando de pasearse por el estudio. “¿Vienes Gee?” 


“No, tú quédate. Yo iré, esto es cosa que me toca resolver a mí.” Frank se le quedo mirando sin expresión y Gerard se encaminó a la puerta. Cuando estaba a punto de abrirla Mikey apareció frente a él.


“Mikey estás bien” Le dijo observándolo aliviado de ver que se encontraba bien.


“¿Qué creías? ¿Qué iba a cortarme las venas?”


Mikey miró con furia contenida a su hermano y se paso de largo hasta donde estaba su bajo. No hizo el menor movimiento para siquiera ver la figura de Frank, iba a ignorarlo por completo. Cosa que no creía que a él le importara en lo más mínimo, pero que hacía por su propia conveniencia ya que no se creía capaz de verlo sin que sus ojos le dejaran saber que le había roto el corazón.


No quería su maldita lastima.


“Y bien, ¿qué no piensan empezar? Y ¿Dónde está Ray?”


“Fue a buscarte. Deja llamarlo para decirle que ya apareciste.”


El menos de los Way rodó los ojos fastidiado por que siempre pensaban que él necesitaba de alguien que lo protegiera y ayudara como si fuera un inválido.


“¿Por qué diablos Ray tenía que ir a buscarme?” Dijo Mikey dirigiéndose a Bob quien lo miraba sorprendido por esa actitud agresiva del bajista, actitud que más le correspondía a Gerard. Aunque al verlo al fin entendió que él también pertenecía a la familia Way, cosa que siempre había dudado.


Frank no podía dejar de mirar compasivamente a su ex amante porque ese humor del demonio lo único que le comprobaba era cuánto lo había herido y cuán enojado estaba que ni siquiera se preocupaba por disimular.


Y Gerard también lo miraba afectado por seguir causándole solo problemas, no sabía que decirle o que hacer para evitar que sufriera de esa manera. Por primera vez en su vida amaba a alguien y que ese alguien fuera el amor de su hermano no era culpa más que del destino, así que no renunciaría a ser feliz con él, aunque ese hecho no evitaba que se sintiera mal por Mikey.


Bob no atinaba que responder, porque no quería ser indiscreto y meterse en ese asunto. Entonces Mikey lo comprendió todo y dirigió su enfurecida atención hacia Frank: “¿Tenías que venir a contarle a todo el mundo pendejo?”


Gerard se adelantó hacia ellos: “Ya cálmate Mikey.”


En ese momento como si esas palabras lo hubieran golpeado directo a la cara, Mikey se volvió a ver a Gerard y lo empujó con ambas manos gritándole: “Tú no te metas cabrón.”


Parecía que estaban viendo a otra persona y no al siempre calmado Mikey, estaba totalmente irreconocible, fuera de si. Gerard abrió mucho los ojos cuando fue empujado y luego su rostro se endureció de coraje.


“Es mejor que lo asimiles de una vez Mikey.”


“No te atrevas a decirme qué hacer Gerard. Este no es tú maldito asunto”


Ahora ambos hermanos se encontraban frente a frente mirándose con ojos asesinos.


“Claro que lo es. Él y yo estamos juntos ahora, ¿entiendes?”


Mikey no contestó y Frank los observaba angustiado por lo que pudieran hacerse, en ese momento creía que el bajista era capaz de todo y Gerard enojado podía ser muy peligroso. Bob también estaba atento a cada movimiento, hubiera salido de ahí, pero por precaución se quedo. Le había tocado ver muchas veces a Gerard fuera de control y temía a lo que pudiera pasar si Mikey lo seguía provocando así.


“¡Eres un maldito cabrón Gerard! ¡No seguiré soportando que jodas mi vida!”


¡Yo no he jodido nada! ¡Si Frank está conmigo es porque ya no te quiere!”


La cara de Mikey se desfiguró cuando escuchó las palabras hirientes de su hermano y se quedo como petrificado de rabia.


“Por favor Gee ¡ya basta! Déjalo.” Intervino Frank con un tono de voz firme: “Salgamos de aquí.” Lo tomó del brazo y lo empujaba fuera del estudio. Gerard se dejaba llevar tranquilo, realmente no quería pelear con su hermano, pero si él no paraba de provocarlo iba llegar al colmo de su paciencia.


“¡Eres un cobarde de mierda! ¿¡Por qué no vienes a 
enfrentar las cosas!?”


En una fracción de segundo Gerard se soltó de Frank con fuerza, se regresó y le lanzó un puñetazo directo a la mandíbula haciendo que Mikey cayera al piso. El vocalista se iba a ir contra él, pero Frank corrió a detenerlo y Bob a auxiliar al bajista.


“Tú fuiste un pendejo por no evitar que te dejara.” Gerard le gritó en la cara inclinándose sobre él y apuntándole amenazadoramente con el brazo luego se le quedo mirando con una sonrisa burlona en el rostro.


“Fue suficiente Gerard, vámonos.” Dijo Frank y tocó su brazo como señal de que era hora de irse, entonces se dieron la vuelta caminando hacia la puerta.


Casi salían cuando repentinamente Mikey saltó del suelo y jaló a su hermano de la chamarra y lo golpeó. Ambos se fueron uno contra el otro a golpes sin que Frank o Bob hubieran podido detenerlos.


Los hermanos rodaron por el piso y Mikey golpeaba con todas sus fuerzas a Gerard quien se resistía a ser vencido y arremetía contra él también.


“¡Hey, déjense de pendejadas! ¡Gerard, ya basta!” Gritaba Frank figurándose cómo podría separarlos, cómo si parecían dos monstruos incontrolables.


“¡Gerard ya déjalo!” También Bob no veía cómo separarlos porque el vocalista no daba espacio de nada, una y otra vez tomaba a Mikey de la playera y lo azotaba en el piso o se quitaba sus puños de encima pegándole con los suyos. Y claro que el que causaba más daño era el mayor de ellos por su complexión más grande y fuerte que la de Mikey


Ambos sabían que iba a tener que ser Gerard el que detuviera esa pelea y seguían gritándole que se detuviera por que cada vez más se veía que Mikey perdía fuerzas, parecía un muñeco de trapo en las garras de un oso.


“¡Gerard Way, con una chingada, ya déjalo!” La voz de Frank fue como un rugido furioso pero no surtió el efecto deseado.


Luego cuando Gerard iba a tomar impulso para levantar del suelo a Mikey y aventarlo contra la pared más cercana, como un rayo inesperadamente algo le pegó en la cara tumbándolo contra aquella pared.


Ray, ágilmente, cuando entró y vio lo que pasaba corrió hacia ellos y ‘knockeó’ al vocalista, luego se fue hasta él para evitar que volviera a seguir lastimando a su hermano.


En eso Frank fue instintivamente al lado de Mikey para ver cómo estaba, al igual que Bob.


Mientras Gerard todavía atontado por el golpe de Toro estaba tranquilo, pero respirando agitadamente y con la nariz sangrándole, el sudor en su cara y su ropa por ningún lado, dejaba que Ray lo contuviera encerrándolo entre su cuerpo y la pared


“¿Estás bien Mikey?... Respóndeme Mikey, ¿estás bien?”


“Sí, ¡déjame, déjame Iero!... Ve a ver mejor al salvaje de tu novio… ¡Qué me dejes te digo!”


“Está bien Mikey, déjame ayudarte.”


Gerard veía esa escena y otra vez la furia lo comenzaba a invadir y trataba de safarse de Ray, pero Ray era más fuerte que él.


Mikey tirado en el piso se limpiaba con la manga la sangre que no paraba de salir de su nariz y le arrebató sus lentes a Frank que los había levantado del suelo, con trabajos se puso de pie y de nuevo el guitarrista quiso ayudarlo y él le aventó la mano: “¡Qué me dejes en paz con una chingada!”


“Deja que yo lo ayudo Iero.” Intervino Bob y Frank se quedo parado mirándolo y luego por fin volteó a ver a Gerard con una mirada severa y salió de ahí.
“Hey Frank espera.” Y como Gerard iría tras Frank, Ray lo soltó y éste salió.


Ambos se encontraron afuera.

“Lo siento.” Dijo Way 


“¿Lo sientes?” Y lo miró haciendo un gesto de fastidio, luego giró la cabeza a un lado indignado por la actitud de Gee: “Siempre es el mismo chingado problema contigo.”


“¿Qué diablos querías que hiciera?” 

Frank se dio la vuelta sin hacer caso de Gerard, pero él lo seguía tratando de justificarse: “Él me provocó, ¡que se chingue entonces!”


El guitarrista siguió caminando.

“¡Frank, con un demonio, espérate!”. Pero Iero se fue sin contestarle y decidió dejarlo un tiempo y Way salió de ahí con rumbo a su apartamento.







Dentro del estudio Mikey estaba sentado en un banco limpiándose las heridas de la cara, Ray había traído el botiquín y sacaba algodón, antiséptico y banditas para ponerle en las cortadas que le había hecho Gerard en la cien y en la mandíbula.


“Dame acá eso Toro, yo puedo curarme solo.” 


“Ok, ok, como tú quieras Mik.” Y le pasó el botiquín.


Nadie hablaba, qué podían decir en esa situación. Bob y Ray observaban a su amigo hecho un desastre: todo el rostro lleno de moretones, su nariz aún sangraba un poco y toda su playera estaba manchada de sangre.


De repente la puerta se abrió y entró un serio Frank. Bob y Ray se miraron y al mismo tiempo se pusieron de pie:


“Bueno, pues nosotros nos vamos, ya que no hubo ensayo.” Señaló el guitarrista y volteó a ver a Mikey: “Si necesitas algo llámame al cel, ¿ok?”


“Ok Ray, y… gracias.” Al parecer la cordura regresaba a él.


“Luego nos vemos.” Se despidió Bob y salió tras Toro dejándolos solos.


“Nos vemos.” Contestó Frank y luego fue a pararse cerca de Way observándolo mientras él evitaba mirarlo: “¿Cómo estás?”



Mikey no le contestó y puso todo dentro del botiquín, tomó los algodones sucios y los tiró a la basura, luego se dirigió a la puerta para irse.


“Mikey, espera” 


Way se detuvo y volteó a verlo: “¿Qué quieres Iero?”


“Yo… siento todo esto.”


Mikey se encontraba visiblemente más calmado y volvía a ser el de siempre, como si haberse desquitado con su hermano le hubiera devuelto un poco de paz.


“Yo también.” Y trato de esbozar una sonrisa, fue una sonrisa tan triste que Frank sintió que se hundía en un abismo y se adelantó hacia él para abrazarlo, pero el bajista lo detuvo y salió de ahí.


Iero se quedó helado por ese rechazo y todo dejo de tener sentido.


¿Qué estaba pasando con él?


¿Por qué hasta ahora se daba cuenta? No se lo explicaba.


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