martes, 17 de junio de 2014

It ends tonight; Capítulo: #4

Capítulo: #4

And All The Wants, And All The Needs

¿Qué había pasado con él?

No se lo explicaba, pero se estaba dando cuenta de cosas que no sabía: como que ese rechazo de Mikey le dolía tanto porque lo quería más de lo que imaginaba. Y se sentía impotente en esa situación, le atemorizaba ese sentimiento ahora que estaba que se lo llevaba el diablo de coraje por la actitud de Gerard y sentía odiarlo, y lo único que quería hacer era ir tras Michael. 


Él siempre lo apoyaba y no era tan complicado lidiar con él como con Gerard, que parecía que no podía entender que ellos eran los villanos de esa historia y todavía se atrevía a hacerse el ofendido.


“¿Que Mikey lo había provocado?, ¡al carajo contigo Gerard!” 


Había salido del estudio después de que Mikey lo rechazara, se había subido a su auto y ahí seguía con un mundo de ideas dando vueltas una y otra vez en su cabeza…

*****

“¿En qué piensas Iero?” Levantó la vista y Gerard se encontraba de pie frente a él observándolo despreocupadamente y ofreciéndole una cerveza. Él la tomó y luego volvió a bajar la mirada al piso donde se encontraba sentado con las manos sobre sus piernas dobladas y pegadas contra su pecho, a simple vista daba la impresión de ser un pequeño niño desamparado.

“En cosas.” Dijo secamente abriendo la cerveza y dándole un trago. Gerard frunció el ceño sin dejar de mirarlo, luego se sentó a su lado bebiendo también su cerveza, capricho que se había permitido esa noche.


“Mmm, te ves preocupado, ¿estás bien?”

Frank volteó a verlo con fastidio, ¿por qué maldita razón Gerard se preocupaba por él precisamente esa noche que traía un humor del demonio por haber discutido con Mikey? Todo el tiempo disfrutaba de que la atención de todo el mundo girara a su alrededor, así qué que maldita actitud era esa. No tenía ganas de soportar una de sus estupideces, así que prefirió no contestarle y siguió bebiéndose la cerveza.


“Ok, si no quieres hablar.” Frank pensó que el vocalista se iría, pero para su sorpresa se quedó a su lado en completo silencio, algo que a Gerard le costaba trabajo. Y lo hizo sentirse culpable por que el otro solo quería ofrecerle su apoyo y a él le molestaba su arrogancia de siempre: ‘Yo Gerard Way puedo ir a chingar a quien se me de la regalada gana’


No se explicaba como Gerard unas veces podía ser tan irritante y otras ser la persona más encantadora. 


Sólo sabía que de esa forma se ganaba a todo el mundo, por eso lo adoraba la mayoría de la gente que lo conocía en persona, por que cuando se lo proponía te hacía sentir como el ser más extraordinario del planeta, el simple hecho de que hablara contigo, de que te prestara su atención aunque fuera un momento te hacía sentir especial y apreciado. 


Esa era su personalidad, una personalidad atrayente y fascinante envuelta en una enigmática sonrisa y una hechicera mirada tan penetrante.


Frank volteó a verlo y él estaba por completo concentrado en su bebida.


“Gracias por preguntar Gerard.” Y él solo volteó y le sonrió con ese gesto tan característico suyo, esa mueca de conejo que siempre hacía, parecía que iba a mandarte un beso de lejos. El guitarrista no pudo más que sonreír.


“Así está mejor, te ves mas guapo cuando sonríes.” Lo dijo en un tono natural y se le quedo mirando.


Ya empezaba con sus estupideces, entonces Frank se levantó y subió a su habitación, esa fiesta de su cumpleaños ya casi terminaba así que irse a dormir era mejor que quedarse a aguantar a Gerard, que cuando quería molestar a alguien no paraba hasta hacerlo rabiar.


“Hey Frank, espera.” Gerard fue tras él y lo alcanzó antes de que entrara a su habitación.

“¿Qué quieres Way? No estoy de humor para tus bromas.”

“¿Qué bromas?”


“Sabes que odio tus malditos jueguitos, en el escenario los soporto por los fans, pero…” Fue interrumpido por los labios del vocalista que lo besaban desenfrenados hasta que él pudo safarse de sus brazos.


Parecía que lo habían subido y bajado en un segundo del cielo al infierno.

“¿Qué chingados te pasa maldito Way?”

“Esto dejo de ser una broma Frank.” Y se miraron, el guitarrista abrió los ojos de asombro mientras el otro tranquilo y en una expresión que le pareció por completo sincera volvía a acercarse a él.


“En verdad me gustas Iero.” Y de nuevo sus labios se juntaron, pero ahora el menor respondió a ese beso que sabía y se sentía tan bien. Abrió su boca y saboreó la calidez que tantas veces se había negado a probar y que ahora sabía era deliciosa, él era delicioso. Cada roce de su lengua, cada toque de sus labios suaves era difícil de resistir y no quería dejar de besarlo nunca, pero necesitaban respirar y se separaron.


Gerard tenía las mejillas encendidas y esos labios rojos como nunca. Se quedaron mirando y Frank abrió la puerta de su habitación mirándolo fijamente y el vocalista aceptó esa muda invitación a entrar.


Dentro Frank se quito la playera y le arrancó la suya a Gerard abalanzándose a él con un demandante y hasta desquiciado beso, él lo seguía con la misma desesperación y pasión, ambos entregándole a sus cuerpos todo el placer que les pedían. 
En un momento se separaron y Gerard miró su torso desnudo como tantas veces había hecho antes, pero ahora era diferente, no tenía que ocultar esa chispeante lascivia en su ojos y tampoco tenía prohibido tocarlo. Así que pasó sus manos libres por toda la piel y se perdieron en el cuerpo del otro.


Luego Frank se encontró en sus brazos, desnudo sobre la cama de su habitación. ¿Cómo fue? Había sido como ser arrastrado por una ola enorme, no pudo pensar ni una milésima de segundo. Él no le dijo nada más, pero Frank tampoco había preguntado nada.


No se detuvo a pensar en Mikey, las sensaciones fueron más fuertes que él y ahora lo había comprendido: se quejaba de esos juegos, porque no quería aceptar que le gustaban, que los disfrutaba. No quería engañar a Mikey y entonces se reprimía rechazando a Gerard, pero de igual forma él nunca se lo había tomado en serio, era una simple farsa.


Hasta esa noche en que sintió como esa farsa se había vuelto una realidad, Gerard se lo había hecho sentir. Y fue cuando todo se le reveló: lo había deseado para él desde que lo había conocido, tanto que había aceptado a su hermano por tener aunque fuera una parte de su esencia.


Él se le ofreció y después ambos se entregaron mutuamente. Ahora Frank se había convertido en el objeto de afecto de Gerard Way, él ocupaba toda su atención, él era a quien ese hombre le hacía el amor todas las noches. Frank Iero era un dios ahora.


Así, con una sola sonrisa, Gerard conquistaba a todo el mundo, y él no pudo resistirse a ese encanto y a ese sentimiento de superioridad que contagiaba. Y no se quiso dar cuenta hasta ese beso robado, a Frank le hacía falta un sentimiento como ese y él vino a ofrecérselo sin pedirle nada a cambio.


Aceptó sin cuestiones dejándose infectar por su veneno, sin importarle hacerse adicto a él.

*****

Lo que parecía una sonrisa apareció en el rostro del guitarrista y encendió el motor del auto, esos recuerdos solo le habían ayudado a aclarar que no podría separarse de Gerard, porque no se imaginaba estar lejos de sus brazos. En ese mismo instante, a pesar de estar molesto con él, hacía un gran esfuerzo por no ir a su lado a curar sus heridas con besos.


Había anochecido y se había mantenido todo ese día aislado del mundo tratando de aclarar la confusión en su cabeza, de responder a todas las preguntas, de distinguir cada uno de los sentimientos que ocupaban su corazón. Pero había sido en vano, porque seguía tan malditamente confundido como lo estaba cuando había salido del estudio.


Aún así el tan solo pensar en lo que se sentía ser amado por Gerard, lo hacía olvidarse de aquella confusión en el alma que le provocaba el desprecio y odio de Mikey.
Lo extrañaba, lo necesitaba y era por eso que en ese momento ya no creía poder resistir más sin estar con él y se dirigía de regreso a su apartamento.


Aunque le había dolido mucho la actitud de Mikey y le daba temor pensar en que aún lo quería, y sentir que lo quería más de lo que nunca se había dado cuenta cuando estaba a su lado. Pero ¿qué iba a ser?, había terminado con él por que no llenaba su vida y si ahora sentía eso era por la culpa.


Sacó de nuevo el celular de su bolsillo y en el mismo instante que lo encendió, éste volvió a timbrar con insistencia y supo que era momento de contestarle:

“¿Si?”

“Por fin Frankie, ¿estás bien?, ¿dónde estás?” La voz de Gerard sonaba en verdad preocupada y ansiosa. En la mente Frank pudo verlo pasearse de un lado a otro por la habitación como si fuera un potro encerrado entre cuatro paredes y esa imagen lo hizo sonreír un poco. ¡Cómo adoraba sentirse amado por él!

“Estoy bien Gee. Ya voy para allá ok.”

“¡Con un carajo Frank! ¿Por qué diablos te desapareces? Estaba muy preocupado por ti…” Ahora Gerard usaba el mismo tono que usaba cuando reprendía a su hermano.


“Cálmate Gee. En un rato nos vemos.” La sonrisa de Frank iluminaba su hasta hace un momento sombrío rostro.


“Ok, es solo que te extraño… ¿Todavía estás molesto por lo que paso en la mañana?” 


“Luego hablamos ok, ya voy para allá. Bye”

“Ok, bye Frankie.” Y colgaron. Esa voz de niño regañado podía hacerlo ir corriendo a sus brazos y se alegró de que solo estuvieran hablado por teléfono, porque sino cierto puchero hubiera podido hacer que le pidiera disculpas, siendo que él era quién debía ofrecer dichas disculpas por haber sido tan desconsiderado con los sentimientos de su hermano esa mañana.

*****

“No creo que tenga ánimos de salir Bob”. Dijo Ray dudando de bajar del auto de Bob. Estaban estacionados frente al edifico donde vivía Mikey y tenían la intención de invitarlo a salir por ahí, pero el guitarrista pensaba que su amigo querría estar solo.


“Nada perdemos con invitarlo Ray, además no le hace bien estar encerrado lamentándose.”


“Ok, ok. Tienes razón, pero aún así estoy seguro que no querrá. De todas formas es Mikey.”

Ambos ya caminaban rumbo al edificio.

“Él sale.”

“Dirás que él salía. Salía porque a Frank le gusta salir, pero él es tan antisocial como yo.” Ray se detuvo por un momento: “Yo no sé por qué saldré contigo.” Dijo quedándose pensativo y volteando a ver a su rubio amigo.


“No, no irás a arrepentirte ahora Ray. Dijiste que irías y ahora cumplirás tu palabra.” Le dijo mirándolo serio, habían llegado al elevador y subieron: “Frank y Gerard con sus problemas no creo que tengan humor de salir y yo ya estoy harto de quedarme encerrado en el maldito apartamento. Necesito del esparcimiento y la…” Y Ray lo interrumpió


“Ahhh, ahora lo recuerdo. ¡Ya deja de quejarte!, sólo acepte para no escuchar tus malditas quejas Bob. “ En eso salieron del elevador y caminaron por el pasillo hasta estar frente a la puerta de Mikey.

“Ok Ray. Ya estamos aquí, te toca decirle a Mikey, anda toca hombre.” Ray rodó los ojos y luego le lanzó una mirada asesina a Bob.

“Esta bien, yo lo haré, pero no te enojes Ray.” Dijo y respiro profundo para después tocar a la puerta. Estaba algo nervioso por como pudieran encontrar a Mikey.

Se oyeron pasos aproximarse del otro lado de la puerta y Mikey apareció frente a ellos mirándolos un tanto expectante del porque de la visita a esas horas de la noche.

“Hola” Saludó Bob.

“Hey, ¿pasa algo?

“Hola Mik, no sólo andábamos por aquí y decidimos pasar a saludar.” Contestó Ray y Mikey alzó la ceja y les hizo seña de que entrarán.

“Siéntense, estaba ensayando un poco.” 

Toda la agresividad de Mikey se había esfumado y esa era su actitud de siempre, tan amable y tranquila.


“Pues también íbamos a salir por ahí y pensamos que tal vez querías acompañarnos.”

Estaban sentados frente a frente, Bob y Ray en un sofá y en otro Mikey sin expresión en el rostro, sólo con sus heridas resaltando de la tranquilidad de sus facciones.

“¿Cómo estás?” Se atrevió a preguntar Ray examinando sus reacciones y pudo ver como una sombra cruzaba sus ojos.

“Uhm, bien. Me tomé tantas pastillas para el dolor que ya no siento el rostro.” Dijo y sonrió un poco, haciendo reír fuerte a Bob, quien recibió un codazo de Ray.

“Ouch, lo siento. Pero ya estás mejor entonces.”

“Si”

“¿Qué dices Mik? ¿Irás con nosotros?”

“Estoy cansado Ray, pero muchas gracias por invitarme.” Sonrió y luego volvió a tomar su bajo que tenía a lado sobre el sofá, y comenzó a tocar unas notas: “¿Y a dónde irán?”

“Pues por ahí, anda Mik ven con nosotros” Insistió Bob

“Realmente no me…”

“Anda Mik, ya no pienses en eso y vamos.” Bob volvió a insistir antes de que su amigo empezara a recordar lo de Frank y lo levantó de un jalón del sofá: “Anda sólo será un rato, vamos.” Y lo seguía jalando hacia la puerta.

Ray veía la escena algo desconcertado hasta que atinó a decir algo: “No molestes a Mikey. Si no quiere está bien, ya será otro día.”

Bob lo soltó y se le quedó mirando a Mikey primero y luego a Ray haciendo una pequeña reverencia: “Ok, como usted diga señor. ‘Master Man’.”

Ray rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír al escuchar ese apodo que sí le gustaba.

“Ok, iré.” Dijo Mikey de repente haciendo que los otros chicos lo voltearan a ver.
Ray abrió los ojos tanto como Bob y vieron como Mikey dejaba el bajo de nuevo en el sofá y luego se paraba frente a ellos: “Vamos. Bob tiene razón. Es lo que necesito, salir de aquí y ver que el mundo continua.”

“Ok.” Dijo Ray y salieron los tres.

Estaban de nuevo en el elevador y Bob parecía emocionado por el lugar a donde se dirigían.

“¿Y a dónde iremos?” Mikey giró el cuello para ver a Ray y esperar que le respondiera.

“No me veas a mí, aquí el de al idea fue Bob. ¿A dónde vamos Bobbie?”

“Oh vamos por ahí, a un antro que frecuentan puros músicos. Les va a gustar, esta chido. Una vez me encontré ahí a Patrick de Fall out Boy y es un buen tipo.”

Mikey se quedo callado y empezaba a arrepentirse de haber aceptado ir con ellos.

“¿Por qué no vamos a otro lado?”

“¿Cuál es el problema Mik?”

“No ninguno, ok vamos si quieres.” Se puso algo tenso y espero que esa noche no toparse con nadie indeseable. Y menos en el estado que se encontraba: golpeado y con el corazón roto.

Ray creyó saber cuál era el problema de su amigo y lo que dijo Bob a continuación se lo confirmó: 

“Y el otro día también andaban por ahí Pete Wentz y Tyson de TAAR, muy juntitos, por cierto.”

Ahora si el color se le subió al rostro a Mikey y Ray se aclaró la garganta tratando de hacer que Bob se callara.

“No soportó a Wentz, es un jodido caliente, siempre anda buscando alguien pa… Ouch”. Ray le dio un pisotón a Bob para que ya se callara.

“¿Cuál es tu maldito problema Toro?”

“Que a nadie le interesa la vida de tu amigo Wentz”

“Ese tipo no es mi amigo, espero que hoy no esté ahí. Arruina el lugar con su sola presencia”

Al fin salieron del elevador y Mikey se había quedado más callado que de costumbre y Ray dijo: “Seguro que no estará. FOB está de tour.”

Luego todos subieron al auto de Bob con rumbo a ese antro.

*****

Cuando escuchó la puerta salió de la habitación para ir a encontrarse con Frank. Inmediatamente que lo vio fue hasta él para abrazarlo, pero el guitarrista lo evitó hábilmente y se paso de largo sin siquiera mirarlo.

“Frankie” Esa voz dolorida otra vez, Frank tuvo que esforzarse en serio para no voltear y correr a abrazarlo. Se dirigió a la cocina a buscar algo de comer, porque estaba hambriento y notó como Gerard lo seguía.


“¿Aún estás molesto?” Volvió a hablarle mientras lo veía prepararse un sándwich. “Frank, ¿podrías por lo menos contestarme, con un demonio?”


Él se recargo en la mesa comiendo relajadamente: “Si” Y volvió a pasarse de largo para dirigirse a la sala y ver algo de tv, lo que le haría más fácil ignorar a su vocalista.


Gerard se alteró cuando lo vio dejarlo ahí sin más y lo siguió tratando de controlar su genio: “Sabes que él me provocó. Me conoce, él se lo buscó Iero.” Le habló fuerte, pero Frank se sentó frente al televisor sin ninguna intención de hacerle caso, como si trajera unos tapones que le impidieran escuchar hasta una maldita explosión nuclear.


Su actitud lo estaba exasperando, un poco más y él sería el enojado. Y cuando Gerard Way se enojaba podían pasar meses para que volviera a hablarte, él si que era obstinado y orgulloso. 


“No seas idiota, si no ibas a hablarme ¿para qué chingados viniste?” Cuando escuchó eso, Frank se levantó del sofá y se dirigió a la puerta para irse, pero Way reaccionó al instante y lo detuvo del brazo: “¿A dónde vas?”

“¡Con una chingada Gerard!, me estás corriendo ¿no?” Y se soltó bruscamente de él.

“¡No seas imbécil!, sólo quiero que me hables. Te comportas como un niño.”

“¡Mira nada más quien habla de inmadurez! ¡Él que se madrea a su hermano por una estupidez!”

“¡No fue una estupidez, además él…!”

“¡Sí, si él comenzó, sigue echándole toda la culpa a Mikey!”

“¡Qué! ¿Acaso lo defiendes?”

“¡No me vengas con chingaderas Gerard!”

Estaban de frente totalmente inmersos en esa discusión, viéndose retadoramente.


“¿Qué más quieres qué diga Frank?”

“Podrías aceptar que también fue tu culpa.”


Se miraron y parecía que Gerard no diría nada entonces Frank se dio la vuelta para irse. Ahora realmente estaba enojado, no soportaba la arrogancia de su novio y que no fuera capaz de reconocer que le había cargado la mano a su hermano. 

Nuevamente Gerard lo detuvo y cuando Frank le aventó la mano para poder irse al fin cedió y lo dejo salir del apartamento sin más.


Frank caminaba por el pasillo cuando escuchó: “Ok, fue mi culpa también… Lo siento Frank.” Y se detuvo comprendiendo cuánto le debió costar a Gerard pronunciar esas palabras. Giró el cuerpo para verlo parado frente a la puerta abierta de su apartamento con una cara de sincero arrepentimiento y decidió acercarse un poco a donde él.

“No te vayas” Dijo con voz ahogada y Frank se estremeció de pies a cabeza sorprendido por la actitud de Gerard. No podía creer lo que había escuchado, cuánto debía estar sacrificando su orgullo por él.


“Lo siento mucho, en verdad Frank. Pero quería que Mikey se hiciera a la idea de que estamos juntos.” El vocalista lo miraba en espera de una respuesta, pero al no ver ninguna reacción de su parte bajó la cabeza y su aspecto pareció ensombrecerse. Y dándose por vencido dio la vuelta para entrar de nuevo.


“Gerard espera.” El aludido giró el rostro y Frank cubrió la distancia hasta él y se paró enfrente: “Se que no era fácil evitarlo.” Y fue hasta ahora que puso atención a su rostro y vio las heridas de la pelea.


“No, no lo fue, pero imaginó lo que Mikey debe sentir. Yo no soportaría perderte Frankie.”


El guitarrista ya no pudo resistir y lo abrazó, había sido suficiente lección para Way y también para él mismo. “Ni yo a ti Gee.” Susurró en su cuello y buscó sus labios. Al besarlo sintió una punzada en el corazón y sin esperárselo la imagen de Mikey apareció en su cabeza, de inmediato se separó de él.


“¿Qué pasa?”


Se le quedó mirando, ese era Gerard. ¿Qué diablos le estaba pasando?


“Sólo bésame Gee, quiero que me beses…” Y se aferró nuevamente a su boca, y se hundió en su sabor tratando de embriagarse en su encanto hasta que muy lentamente la imagen de Mikey se desvanecía en su mente.


Regresaron al apartamento besándose apasionadamente y pronto estaban sobre el sofá acariciándose con ansias por sentirse completamente.


Gerard le quitó la camiseta a Frank y dejó que él le quitara la suya y luego continuaron besándose mientras las manos de Frank se escabullían en la entrepierna del vocalista haciéndolo gemir quedamente.


Sus manos masajeaban su creciente erección dentro de sus jeans encima de sus boxers y Gerard también bajo sus manos para hacer lo que Frank. Los besos no se detenían y el calor aumentaba hasta que el mayor se deslizó hasta su cintura quitándole rápido lo que llevaba puesto y comenzó a besar su muslos.


Frank tembló al contacto y echó la cabeza hacia tras en un gesto que le pareció en extremo sensual y excitante al vocalista que observaba sus reacciones mientras continuaba acariciándolo.


“Ahhh, Gee.” Frank se arqueó sobre el sofá ante las ardientes lamidas de Gerard y él se detuvo, no quería que se viniera tan pronto, así que se enderezó y llevó las manos de su amante a su erección. Entonces cambiaron lugares y Gerard quedo debajo de Frank.


El guitarrista lo encendía más con cada toque de su boca y después al sentir como él se tensaba tratando de contener su orgasmo lo dejó y se montó encima. Comenzó a moverse cadenciosamente sobre su excitada virilidad haciendo gemir fuerte a Way que no quitaba sus ojos de él.


Gerard observaba a Frank: cómo se encontraba sobre él invadido de un delirante placer, cómo su rostro se transformaba poco a poco en una máscara de lujuria, los ojos cerrados, la boca entreabierta, el sudor resbalando de su pecho y también bañando su cara.

Gerard amó esa imagen.

Entonces Frank se inclinó para besarlo y él delineaba sus pectorales, y sus pezones y bajo sus manos para volver a tocar la tentadora erección.


“Házmelo ya Frank.” Y volvía a besarlo, apenas podían articular palabra, su respiración era muy rápida y ya estaban perdiendo el control de sus cuerpos por ese continuo roce de sus pieles húmedas.

“¿Seguro Gee?”

“Ahh siii.”

Por lo general siempre era al revés, a excepción de la última noche. Y Frank quería estar seguro.

“Hazlo Frankieee”

Frank dejó de besarlo y pasó las piernas de Gerard alrededor de su cintura y luego sin contenerse más poco a poco lo poseía.

Gerard al sentirlo jadeó ahogadamente, con algo de dolor y lo atrajo para abrazarse a él, Frank lo apretó fuerte contra si comenzando a moverse con cuidado al principio, mientras su amante se relajaba. Mas tarde se preguntaría Frank por qué el cuerpo de Gerard aún se resistía, por qué, si aunque apenas esa noche hubiera sido la segunda vez que él lo tomaba, Gerard había tenido muchos amantes antes. No podía creer que él hubiera sido el primero.


Momentos después Gerard se movía gozando por completo de Frank dentro de sí y bastaron minutos para que los dos se vinieran en un grandioso orgasmo, temblando y gimiendo de placer sin control. Había sido genial como siempre, Frank se quedo en los brazos de Gerard besando su cuello mientras él pasaba su mano acariciando su espalda. Se fueron relajando sus cuerpos y su respiración se regulaba también.


“Te amo Frank.” 

“Y yo a ti Gee.” Se movió buscando su boca para regalarle un apretado beso contra sus labios delgados.

“Di que me amas.” Y lo miró haciendo un puchero.

“Yo, Frank Anthony Iero te amo a ti, Gerard Arthur Way” Dijo solemnemente y luego sus sonrisas se juntaron en otro beso. 

Frank no evitaba mirarlo adorando ese rostro sonrosado y brillante de sudor que lo hacía verse tan malditamente sexy, y Gerard tampoco dejaba de observar como con la lengua el guitarrista de vez en vez tocaba su piercing.


Se quedaron así unos momentos hasta que Frank habló:” ¿Te puedo preguntar algo?” Le dijo sin perder el contacto de ojos.


“Si” Le extrañaba ese tono de seriedad que le dio Iero a la pregunta, no se imaginaba que cosa iba a preguntarle como para haberle pedido permiso de hacerlo.

“¿Por qué...? Yo no entiendo… ¿por qué tu te sien…?” No podía encontrar las palabras para que él le despejara esa duda.

“No entiendes, ¿qué Frank? Sólo dilo y ya.”

“Es difícil, no quiero entrometerme en tu vida privada.”

Y Gerard soltó una de sus preciosas risitas: “No creo que pueda haber más vida privada que esto” Le dijo aún riendo y pasando su mano por toda su espalda y trasero provocándole cosquillas al guitarrista que se retorció entre sus brazos echándose a reír también.

Un poco menos aprensivo decidió ir al punto de una vez: “¿Gee? ¿Tú…? ¿Anoche fue tu primera vez?” Le dijo sin evitar que se encendieran aún más sus mejillas y sin perder detalle de su reacción, aunque la mirada penetrante de Gerard lo hizo bajar la vista incómodo.

Gerard seguía mirándolo serio y Frank se arrepintió de haberle preguntado: “Olvídalo ok, no tienes que contestarme.”

Gerard sonrió, pero con una sonrisa entre amarga, avergonzada, triste o tal vez cínica. Frank solo volvió a abrazarlo y hundió su cabeza en el cuello del vocalista.

Pasaron los minutos en silencio hasta que Way se lo dijo. “Sí.”

Iero no lo podía creer e instintivamente se lo hizo saber: “Pero, ¿Por qué?”

“No lo sé. Con los que me acosté sólo querían alardear que Gerard Way se los había cogido. Y yo nunca quise tanto a nadie.” 

“Gee.” Frank se recargó en un brazo y sintió como se encogía su corazón y brincaba de felicidad al mismo tiempo.

Gerard se le había entregado como nunca lo había hecho con nadie, le estaba dando todo: su corazón, su cuerpo, y no sabía porqué eso lo inquietaba, ¿por qué? Debería hacerlo el hombre más feliz del mundo. Y no se sentía así, se pegó mucho más a Gerard que lo recibió con un beso y lo besó aún con toda el alma, ahora estaban ahí después de esa revelación y sólo quería agradecérselo. 

*****

“¡Otro, tráigame otro!” Alzando la voz Mikey pedía otro trago, estaba empezando a marearse, pero le gustaba que eso lo animara y además mágicamente Frank parecía haberse borrado de su cabeza.


Ray lo miraba preocupado y Bob pensaba que era bueno que Mikey se desahogara.


“Es mejor que ya no bebas Mik. Créeme mañana no te sentirás bien.” Cautelosamente decía Ray.


“¡Al carajo con mañana! Ahora me siento bien.” La voz del bajista se empezaba a distorsionar por los efectos del alcohol.


“Mikey, déjalo ya.”


“¡Que no! ¿¡Qué no entiendes!? ¡Lo necesito!”


“Déjalo Ray. Si Way dice que lo necesita es porque así debe ser. Nunca lo vi beber antes.”

Los tres chicos voltearon incrédulos el rostro para ver al dueño de esa voz.

“Hola Michael, es un maldito placer verte.”


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