martes, 17 de junio de 2014

It ends tonight; Capítulo: #5

Capítulo: #5

I Can't Explain What You Can't Explain

Bob no pudo reprimir la mueca de desagrado al ver ahí, justo al lado de su amigo Mikey a Pete Wentz, mientras que Ray miraba a los dos bajistas sin saber si sacar inmediatamente a Way de ahí o si alejar a Wentz antes de que provocara algún problema.

Nadie contestó al saludo del bajista de FOB por la conmoción que les causó verlo ahí, hasta que él sin quitarle los ojos de encima a Mikey volvió a hablar: “¿Y Cómo te ha ido? Por qué no te ves nada bien. ¿Quién te arrolló?”

“Hola Pete, qué sorpresa.” Dijo sarcástico. “Creí que estaban de tour.” Su voz no tenía el mínimo ánimo y sólo lo miraba de reojo.

“Claro, sino no habríamos puesto un pie aquí.” Intervino molesto Ray mirando retadoramente a Wentz, pero él estaba demasiado atento observando con atención los moretones en el rostro de Mikey.

“¿Qué te paso Way?”

“Deja de chingar con eso que no es de tu maldita incumbencia. Ya vámonos.” Dijo Mikey mirando a sus amigos y se levantó tratando de caminar derecho, realmente había tomado mucho y ahora se daba cuenta. Ray corrió a sostenerlo, pero Pete se le adelantó.

“Ok, pero déjame ayudarte”

“¡Suéltame Wentz! ¡Con un carajo!”

“Ok, ok.” Le dijo soltándolo: “No quiero problemas con tu novio Frankie.” Volvió a decir con un tono burlón y Mikey volteó a verlo con una mirada asesina mientras Bob y Ray creerían que lo golpearía por haberle recordado a Frank.

“Eso se acabo.” Dijo secamente con una casi invisible sonrisa amarga y como si los efectos del alcohol se hubieran desvanecido mágicamente atravesó con paso firme todo el lugar para salir de ahí dejando a los otros observándolo sin expresión en el rostro. 

Bob y Ray iban a ir tras él, pero Pete preguntó: “¿Es cierto?”

“Si, pero espero que no te metas en esto Wentz. Si te importa Mikey no vuelvas a meterte en su vida.” Y se fue

Bob se quedo con la boca abierta sorprendido por lo que escuchó, ¿era acaso que alguna vez ellos dos tuvieron algo que ver?, porque lo que dijo Ray había sonado a eso.


Pete también estaba más que sorprendido por que la estable relación de Iero y Mikey se hubiera terminado, si siempre habían dicho amarse. Se preguntaba qué o quien los había hecho terminar.

Se quedó ahí viendo como la figura de Mikey desaparecía entre la gente, y cuando recordó cómo era tenerlo entre sus brazos una sonrisa cruzó sus labios.

“Mikey, siento el pasado. Pero te quiero de vuelta.”

*****

“¡Hey Mik, espéranos!” Gritaba Bob casi corriendo tras el bajista que seguía su camino por el estacionamiento, había salido muy rápido huyendo de la presencia de Pete y abrumado por todos los sentimientos que el solo nombre de Frank le producía.

Al fin se detuvo junto a un auto y se recargó de espaldas en el tapándose el rostro con las manos por unos instantes y luego como si quisiera quitar todo el peso de sus emociones las bajo dejándolas a los costados.

Ray llegó primero que Bob y se acercó cauteloso: “Vamos Mik, el auto de Bob está por allá.” Hizo una seña con el brazo en dirección al auto en el que habían llegado como si nada hubiera pasado.

Y él sólo se movió para seguir al guitarrista quien caminaba al frente pasando por entre los autos siguiendo el camino que llevaba al auto del rubio.

“Gracias.” 

Ray se detuvo y volteó a verlo: “¿Por qué Mikey?” 

“Por sólo estar aquí, por no decirme nada.”

“Para eso son los amigos Way.”

Y siguieron hasta el auto donde Bob ya los esperaba para irse de ese lugar.
Era de madrugada y las calles estaban desiertas, solo las luces parecían tener vida al alumbrar la oscura soledad de esa noche fría. Nadie habló hasta que al fin llegaron al edificio donde vivía el bajista:

“Buenas noches Mikey.” Dijeron Ray y Bob mirándolo desde dentro del auto.

“Hasta mañana.”

“Mañana es viernes, no hay ensayo. Pero si quieres nos vemos, ¿verdad Bob?” Y el rubio asintió.

“No, creo que necesito estar solo. Espero no les importe.”

“Claro que no Mikey, entendemos.” Dijo Bob

“Claro, de todas formas si pasa algo sabes que estamos ahí.”

“Gracias y hasta el lunes chavos.”

Y una vez que lo vieron entrar arrancaron y se fueron.

En el auto:
“¿Crees que estará bien?”

“Necesita descansar, sólo el tiempo lo hará olvidarlo. No hay otra solución.” Dijo serio el guitarrista mientras miraba por la ventana.

“¿Y qué hay con Wentz?”

“Es una larga historia.”

“Pues es un largo camino también.” 

Ray volteó a verlo y rodó los ojos: “Sólo te lo contaré para que dejes de meter la pata como hoy.”

“Ok como usted diga Sr. Toro.”

*****

Mikey abrió la puerta del apartamento y al verlo vacío, tan sombrío no pudo evitar estremecerse.
Estaba cansado y se dirigió a su habitación donde se tendió boca arriba en la cama mirando al techo con tal concentración que se diría que quería perforarlo.

Esa noche tenía que comprender que volvía a ser el de antes: el chico solitario que siempre llegaba a una habitación vacía. 

Cuando decidió salir con sus amigos lo hizo porque quería olvidarse de todo, auque fuera solo por unas cuantas horas necesitaba no pensar en nada de lo que había pasado en su vida. Porque si lo hacía volvería a hundirse en la depresión y no podía dejar que pasara como la última vez, no podía dejarse vencer por el dolor de la soledad y la desilusión, no cometería el mismo error del que con trabajos había salido adelante. 

Pero Pete tenía que aparecerse para recordarle su miseria y ahora nuevamente solo había un nombre llenando su mente, y el enorme vacío de su vida. 

¡Ese maldito vacío! ¿Por qué rayos siempre se volvía dependiente? ¿Por qué? ¿Qué el no valía lo suficiente como para estar en paz solo? ¿Por qué se aferraba al amor? ¿Tan necesitado estaba?

La vida ya le había demostrado dos veces que el amor no era para él. 

Frank, Frank, Frank. 

Tenía que dejarlo ir justo como dejo ir Peter.

¿Quién iba a ayudarlo ahora? Antes él estuvo a su lado

*****

“Mikey, por favor. ¡Ábreme!”
La voz de Frank se dejo escuchar furiosa desde el otro lado de la puerta de la habitación del menor de los Way.

“¡Ya te dije que no tengo ganas de salir Frank!”

“Pero Mik, nunca tienes ganas de salir. Ya deja eso por la paz. Supéralo.”

“¿Superar qué maldita cosa? ¡Déjame en paz, no quiero salir!”

“Si no quieres salir por lo menos déjame entrar.”

“¿Para qué diablos quieres entrar Frank?”

“Quiero entrar y hablar, somos amigos ¿no?”


Al fin Mikey abrió la puerta dejando pasar a su amigo Frank, que al parecer era el único que no se había cansado de su mal humor y que seguía ayudando a que él saliera de ese hoyo.



Mikey se la pasaba encerrado en su cuarto luego de que su relación con Pete Wentz terminara por que simplemente el otro bajista no podía ser fiel ni un segundo.

Mikey se había hartado y terminó con él, pero para su mala suerte Wentz le rogó interminablemente porque volvieran. Para Mikey que realmente lo amaba y mucho, fue difícil el dejarlo ir después de tanto tiempo juntos.

Way le había perdonado múltiples traiciones esforzándose por mantenerse a su lado, pero al final pesaron más que todo el amor que pudiera sentir por él. Simplemente Wentz era un ser libre que no podía permanecer atado a nadie y Mikey quería a alguien para él sólo. 

Desde que definitivamente terminaran habían pasado un par de semanas y después de los ensayos Mikey simplemente se encerraba en su apartamento y no quería hacer nada, su vida transcurría en una apatía que terminaría por consumirlo.

Sus amigos, su hermano y familia habían hecho todo lo que estaban en sus manos para ayudar a Mikey a salir de esa depresión, pero nada había dado resultado y solo su mejor amigo era el único que seguía al pie del cañón.

Y así pasaban los días encerrados en esa habitación únicamente haciéndose compañía y ocasionalmente hablando.


Un día al despertar de una pequeña siesta sobre la alfombra en el cuarto de Mikey Frank abrió los ojos y se topó con el bajista mirándolo fijamente: “¿Qué pasa Mik?” Le preguntó sentándose y tallándose los ojos para despejarse del pesado sueño que lo había vencido.


“Que te quedaste dormido.”

Frank soltó su característica risita algo apenado y Mikey se sentó a su lado todavía sin quitarle los ojos de encima.

“¿Qué pasa? ¿Qué tengo monos en la cara MIk?”

“Frankie tu siempre vas a estar mi lado ¿verdad?”

“Claro que si Mik, mientras compartamos el mismo lado del escenario estaré a tu lado. ¿A menos que quieras cambiar con Ray?” Y lo miró con una expresión seria. 

“No hagas bromas Iero. En serio, siempre seremos amigos ¿no?”

“Si, aunque cambies lugar con Ray seguiremos siendo amigos” Y ambos rieron.

Luego de ese día todos vieron con agrado que Mikey se integrará otra vez a su vida normal, pero siempre al lado de Frank.

*****

“Ya no puedo creer en nada.” Murmuró Mikey y se levantó de la cama para ir a tomar un portarretratos, ni siquiera lo miró antes de tirarlo al bote de basura. Miró el cesto y no pudo evitar que su corazón se encogiera cuando el brillo de los ojos avellana lo alcanzó: “Adiós Frankie.”

Luego se quedo inmóvil de pie en medio de la habitación y las lágrimas comenzaron a correr necias por su rostro, justo como cuando tenía enfrente a Frank diciéndole que no lo amaba lo suficiente como para seguir a su lado.

“Gerard ¿tú? No te importó que yo lo amara… Y no te importó que él fuera mi hermano. No vales la pena Frankie, no la vales.”

Volvió a sentir la pesadez del alcohol en su sangre, el dolor, el cansancio y se dejo caer al piso. Sus ojos se cerraron poco a poco y el sueño iba alejando sus demonios en esa madrugada, quitándole un peso de encima, curándolo en la resignación.

Cuando abriera los ojos vería cómo la oscuridad siempre se tornaba en luz, había un tiempo para todo. Y su tiempo de tinieblas tenía que acabar.

*****

Al Lunes siguiente. 

Ray afinaba su guitarra sentado en un banco dentro del estudio esperando a que sus demás compañeros llegaran. Rogaba porque ese fuera un día de ensayo tranquilo por el bien de todos, aunque confiaba en el buen juicio de Mikey y la tranquila actitud con que estaba enfrentando la situación, le preocupaba el fuerte carácter de su hermano.

Minutos después vio entrar a Mikey con su bajo en mano, se veía bien y los moretones también empezaban a desaparecer.

“¡Hey Mik! Buenos días”

“Buenos días Ray.” Chocaron sus puños en su tradicional saludo y luego uno volvió a su banco y el otro se dispuso a sacar su instrumento para checar que las cuerdas estuvieran bien apretadas para el ensayo.

En eso Bob llegó: “¡Hey chavos! ¿Qué tal el día?” Y fue a chocar puños con ambos.

“Bueno pues el bajo está listo.”

“¿Por qué no empezamos con algo mientras llegan los demás?”

“Ok.” Dijo el rubio apenas instalándose en su batería.

“Yo necesito despertar todavía, así que dejen voy por un café. Pero empiecen mientras.”


Repentinamente los otros se quedaron en silencio dejando de hacer movimiento alguno y Mikey se dio la vuelta. 

Todos observaban con atención al famoso bajista que acaba de entrar y que le ofrecía sonriente un vaso de café a Mikey.

“¿Pete? ¿Qué haces aquí?” 

“Sólo vine a saludar y ver cómo estabas, ¿cómo estás?”

“Bien gracias.” Contestó instintivamente y luego volteó a ver a sus serios amigos.

“Toma, también te traje un café.” Y le sonrió ampliamente: “Anda tómalo, es sólo un maldito vaso de café, no veneno.” 

“Viniendo de ti podría ser.” Intervino Ray

Mikey lo tomó viendo que Wentz no desistiría.

“Ray, el viejo Ray. Veo que sigo sin caerte bien hombre.”

“Que bueno que lo sepas, y ahora que ya cumpliste con lo que venías hacer ¿podrías dejarnos ensayar en paz?”

“¿Puedo quedarme como espectador?”

“¡No!” Dijeron todos a la vez

“Vamos, no sean malditos. Mi gira se cancelo porque Patrick está enfermo y no tengo nada mejor que hacer.”

“Qué lastima, pero no es nuestro maldito problema Wentz.” Dijo sarcástico Bob cansado del cinismo del bajista.


“¡¿Qué rayos haces aquí imbécil?!” La voz de Frank sorprendió a todos, cuando entró y vio al de FOB ahí no pudo contenerse.


El corazón de Mikey latió a mil por hora al escuchar y luego ver a Frank parado frente a ellos. Ray y Bob estaban a la expectativa, no querían otra maldita pelea y se habían puesto de pie muy cerca de Pete y Frank, esos dos se odiaban a muerte y en cualquier momento podía desencadenarse un pleito así que era mejor que estuvieran preparados para detenerlos.


“¿Qué que chingados haces aquí?”

“Vine a ver a Mikey.” Se le acercó mirándolo retadoramente a los ojos. “¿Verdad Mik?” Luego volteó el rostro para ver a Mikey y le sonrió.

Frank por un momento vio a Mikey y no supo que más decir. A él ya no le concernían los asuntos de Way.

“Como sea, este es nuestro estudio y es mejor que te largues maldito Wentz.”

“Ok no te alteres Iero. Como dije solo vine a ver a Mikey, la otra noche bebió de más y quería asegurarme que estuviera bien.” 


‘¿La otra noche?’ Pensó Iero y sintió un pinchazo en el estómago, era coraje.
Pete se acercó al otro bajista y le dio una palmada en el hombro, pero al ver que estaba inmóvil se aprovechó para abrazarlo.

Mikey permaneció inmóvil.

Frank estuvo a punto de adelantarse y quitárselo de encima a golpes, pero de nuevo recordó que él no tenía ningún derecho. Y vio la escena con la rabia reflejada en sus ojos avellana.

Ray y Bob también observaban incrédulos y sin saber cómo reaccionar, sólo veían al guitarrista y luego a los otros dos.

“Me encantó verte la otra noche Mik. Ojala lo hagamos más seguido.” Dijo con un tono de voz extremadamente sugerente, lo que hizo a Frank hervir su sangre.

Michael no decía nada para evitar el contacto con ese maldito y hasta lo miraba de más.

“Bueno pues me voy. Disfruta el café Way.” Le guiñó el ojo y salió de ahí tan sonriente como había llegado

“Púdrete imbécil.” Gruñó Frank y miró a Mikey como si quisiera matarlo, recriminándolo con la mirada por tratar a ese hombre como si nada hubiera pasado.

El ambiente era tenso y el silencio empeoraba la situación. Bob y Ray volvieron a sus lugares mientras Mikey bebía el café que le habían traído, al parecer lo necesitaba para calmar sus nervios y que lo hubiera traído Pete no le importaba, pero para Frank eso lo enfureció aún más y continuaba fulminando a su ex con la mirada.

Al fin Gerard apareció en la puerta con dos cafés en las manos, usando sus gafas negras y se quedó mirando a todos. Frank bajo la mirada y luego volteó a verlo.

“Hola. Por lo que veo ese si era Pete Wentz, ¿cierto?”

“Si.” Contestó Frank y recibió el vaso que le daba su novio.

El vocalista no quería hacer el problema más grande preguntando los detalles, de por sí no se sentía cómodo teniendo que lidiar con lo de Mikey y si le agregaba la antigua rencilla con Pete la situación se volvería insoportable: “Bueno pues creo que debemos empezar. Ya es tarde.”

Gerard se dejó las gafas y fue directo a su micrófono evitando todo contacto con su hermano. Ni siquiera prestó atención a la actitud de Frank, no le extrañaba en lo más mínimo porque aparte de lo que le había hecho a Mikey, Pete y Frank nunca se llevaron bien.

Todos mecánicamente se acomodaron en sus lugares y comenzaron a tocar. El ensayo transcurrió en el más tenso silencio, nadie se atrevía a decir nada después de se incidente que afortunadamente, pensaba Ray, Gerard no había presenciado, sino si se abría extrañado de la actitud de Frank y tal vez otra pelea entre los hermanos se habría suscitado.

Dados los ánimos de todos el ensayo duró menos de lo normal y pronto se estaban despidiendo. Mikey también estaba evitando todo contacto con su hermano y sobretodo con Frank. A pesar de que esa actitud que tuvo el guitarrista lo había desconcertado trató de no darle demasiada importancia, porque no podía explicársela y al fin el hecho de que Frank se la pasara todo el ensayo con los ojos puestos en Gerard terminó por convencerlo que tal comportamiento no tenía nada que ver con él. 


Bob salió y Ray por prudente se quedó a esperar a Mikey, no quería dejarlo a solas con esos dos.

Gerard se paseaba desesperado viendo como Frank guardaba su guitarra con tanta calma cuando él lo único que quería hacer era salir de ahí cuanto antes: “Frank ¿ya terminas?” Y se detuvo al fin quitándose las gafas para mirarlo.

“Ya voy babe.” Dijo casualmente. Realmente se le salió decirle de esa forma enfrente de Mik.

Como si Gerard hubiera sido insultado en vez de halagado se quedo mudo y tenso el rostro. “Ok te espero en el auto.” Y salió rápido del estudio.

En eso Frank se detuvo y miró al bajista que luchaba con el estuche de su bajo que al parecer no se podía cerrar, entonces como si de repente recordara algo se dirigió a Ray: “¿Puedes dejarme un momento con Mikey?”

El guitarrista primero vio la reacción de Way, pero al parecer él no había escuchado nada o aparentaba no haberlo escuchado y luego Frank volvió a insistir: “Por favor.”

Y asintió saliendo de ahí con su guitarra en mano.

“¿Por qué te rebajas así con el maldito de Wentz?”

Mikey levantó el rostro para mirarlo con un tremendo fastidio e incredulidad, movió la cabeza, tomó el estuche aún abierto y se dispuso a irse.

“¿Qué no escuchas Mikey? ¡Contéstame con un carajo!” La escena con Pete volvió a repetirse en su cabeza y lo hacía enfurecerse sin control.

“¡No es tu maldito problema!” Y siguió su camino, pero Frank lo detuvo fuertemente de un brazo haciendo que lo volteara a ver.

“¿Qué? No me digas que ahora sales con ese imbécil” Dijo con amargura

“¡Déjame con un carajo!”

“¡Contéstame Michael!”

El bajista se soltó bruscamente y lo enfrentó: “¿Y que si lo hiciera?”

“Serías un pendejo. ¿Confiar en él después de lo que paso?” El tonó burlón y receloso de su voz era más que evidente:”No seas idiota Mikey.”

“Fui un idiota al confiar en ti.” Lo miró y Frank no pudo soportar la mirada directa del bajista, le pareció que lo quemaba por dentro, una punzada en su corazón le quitaba el aire y puso un nudo en medio de su garganta.

“Lo siento mucho, pero te quiero y ese tipo…”

“¡Ya no te metas en mi vida maldito Iero!”

Él se iba y en un gesto desesperado que ni el propio guitarrista supo explicarse corrió a abrazarlo por la espalda: “¡No te vayas con él!” Le dijo apretándolo fuerte contra si.

Mikey tembló, no se explicaba esa actitud de Frank y no pudo moverse, ese contacto se sentía tan bien que hubiera querido voltear y devorar su boca a besos, pero Frank ya no era suyo porque él mismo así lo había querido. Permanecieron unos instantes en ese inesperado abrazo: Frank lo sujetaba y recargaba su rostro en su espalda sintiendo algo de agitación en su respiración.

Era un contacto que ninguno de los dos podía explicarse y que temían romper.


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