martes, 17 de junio de 2014

It ends tonight; Capítulo: #7

Capítulo: #7

It's Too Late To Fight (II)

A Mikey le pareció haber soñado esas palabras y movió la cabeza tratando de aclarar sus pensamientos que se cruzaban sin parar haciendo miles de conjeturas. Se olvido de que Frank estaba ahí y se dio la vuelta como queriendo huir, como si se hubiera equivocado de casa.

“Mikey.”

Él se detuvo y repentinamente su mirada se encendió furiosa al voltear a verlo: “¿¡Qué diablos quieres de mí!? ¡Con un carajo! ¡Déjame en paz!”

Frank se abalanzó sobre él queriendo abrazarlo, pero Mikey lo aventó con todas sus fuerzas y Frank fue a chocar contra la pared. El guitarrista se quedo recargado respirando agitadamente con los ojos avellana fijos en él y todavía llorosos, pero cuando Mikey lo miró con fiereza y tanto rencor el guitarrista bajo la mirada.

“¡¿Qué es lo que quieres de mí?!” Volvió a cuestionarlo con furia contenida en su fuerte voz.

“¿Estás con él?” 

“¡No es de tu maldita incumbencia! ¿Por qué no me dejas en paz?” Y lo miraba indignado hasta que camino para entrar a su apartamento.

“Mikey…” Su voz salió lastimera de su boca y el otro no pudo resistirse a tal vulnerabilidad de Frank y se detuvo esperando a que dijera lo último que escucharía de su boca.

“Creo que… todavía estoy enamorado de ti…” 

El corazón de Mikey dio un salto y empezó a sudar frío de coraje e indignación. ¡Cuán descarado era Frank!, era un hijo de perra por venir a decirle semejantes estupideces después de lo que le había hecho, y justo ahora cuando estaba empezando a aceptar que su relación era el pasado. Volteó a verlo con la amargura reflejada en ese bello rostro.

“¿Crees? Eres un cabrón Frank.” Movió la cabeza decepcionado dándose cuenta que Frank no valía la pena, miró al piso un segundo y siguió su camino dentro del apartamento dejando al guitarrista ahí.

*****

El bajista se recargó pesadamente en la puerta, su espalda contra la fría madera y sus brazos a los costados daban la impresión de ser sumamente pesados, su cabeza agachada clavaba la vista en el imperturbable piso.

“¿Por qué no me dejas en paz Frank? ¿No ha sido suficiente para ti? ¿Qué diablos quieres?”

Murmuró Mikey y se quedo así nuevamente con una terrible confusión en su cabeza, nuevamente con ese dolor en su pecho, con ese nudo en la garganta que le evitaba respirar tranquilo.

¿Cómo él se atrevía a venir a decirle eso precisamente cuanto empezaba a ver la luz de nuevo? Por sí sólo había comprendido que las relaciones acaban, que el amor acaba, aunque en ocasiones no al mismo tiempo. Las personas dejan de amar y el mundo no tenía que terminar ahí, porque el propósito de una vida era la felicidad, sí, pero nunca una felicidad a costa de alguien más, nunca la felicidad basada por completo en el amor de otra persona. Uno debía ser capaz de ser feliz por si mismo, porque solo se nace y solo se muere.

Había entendido que sí era bueno, y tal vez lo mejor en el mundo el compartir la felicidad, o ser parte de la felicidad de otra persona, pero que hay veces que es imposible que alguien permanezca a tu lado. 

Hasta Peter lo entendía así, y por eso esa noche se habían despedido quedando solo como buenos amigos. Y ahora él venía a poner de nuevo su mundo de cabeza, ¿por qué quería jugar de esa manera con él? No, Frank no valía la pena.

Era demasiado tarde pelear por el pasado. 

*****

Entró al apartamento y en medio de la oscuridad pudo distinguirlo acostado en el sofá, se acercó con cautela para no despertarlo y como siempre por un momento se quedo hipnotizado mirando su rostro que lo cautivaba como nada en el mundo.

Con sus dedos rozó una de sus blancas y suaves mejillas y se encaminó a la habitación. Una vez ahí se tiró a la cama sintiendo unas terribles ganas de quedarse dormido y no despertar nunca más.

Su mirada nublada se perdía en el techo en una búsqueda desesperada por la respuesta, por la claridad que despejara las dudas en sus sentimientos, pero no la encontraría y se quedo dormido.

*****

La noche ya estaba avanzada cuando una sombra entró a la habitación y se quedó inmóvil al pie de la cama observando a aquel que dormía al parecer plácidamente, pero de pronto algo lo sobresaltó y se revolvió sobre las cobijas ansiosamente.
Gerard se acercó con cuidado para ver si se encontraba bien y él dejo de moverse, pero el gesto de angustia no se iba de su rostro y el vocalista se aproximo más a él. 

“¡Mikey!…” Y se paralizó expectante: “Gee… te quiero…” Y lo miró serio alejándose de la cama, le preocupaba que Frank siguiera sintiéndose culpable por lo de Mikey, pero no sabía que más hacer aparte de amarlo con toda el alma para que se olvidara de aquello. Frank se quedo tranquilo y entonces Gerard se dispuso a sacarse la ropa para al fin ponerse el pijama y meterse a la cama.

Cuando estuvo listo volvió a acercarse y vio que el guitarrista dormía todavía un poco intranquilo, acarició su cabello y luego se dispuso a quitarle los tenis y al empezar a desabrochar su cinturón la voz de Frank lo sorprendió: “¿Qué haces?”


“Poniéndote más cómodo.” Y le sonrió con esa sonrisa suya tan endiabladamente encantadora dejando lo que hacía para acercarse a su rostro y besarlo, pero él se hizo para atrás casualmente, como si todavía no se despejara del sueño por completo.

“¿Qué hora es?” Y se tallaba los ojos nerviosamente y bostezó.

Gerard no prestó mucha atención a ese pequeño rechazo y se sentó en la orilla de la cama viéndolo con adoración: “Es de madrugada, babe. ¿Ya no estás molesto conmigo?” Le dijo en tono infantil y haciendo un puchero.

Frank lo miró serio y apenas con voz audible le contesto: “No.” Le esbozó una leve sonrisa y se sentó en la otra orilla de la cama dándole la espalda, casi de inmediato sintió sobre su cuello las manos de Gerard y se quedo inmóvil.

“¿Estás bien?” Dijo mientras masajeaba los hombros del guitarrista.

“Claro, ¿por?” 

“Tenías pesadillas, pero si dices que estás bien…” E inclinó el rostro para besar su cuello buscando una noche de pasión más, nunca le serían suficientes, además en los últimos días no habían estado juntos y lo deseaba como un loco.

Frank se estremeció cuando sintió los tersos labios recorrer ahora sus hombros, y haciendo un gran esfuerzo se quito de encima a Gerard, gentilmente. No se creía capaz de estar con él esa noche, no después de lo que le dijera a Mikey a quién no podía sacar un segundo de sus pensamientos.

Gerard se quedó en la cama sin saber qué decir o qué pensar, y él volteó a verlo: “Babe, quiero ducharme primero, sude como un maldito puerco mientras dormía.” Y rió algo nervioso, al ver la sonrisa en el rostro del vocalista fue hasta él y le dio un exquisitamente sensual beso: lamió sus labios con cuidado y luego su lengua acarició la suya lenta para apretar finalmente sus labios contra la comisura de su boca.

Se dirigió rápido a la ducha: “No tardare.” 
Gerard lo hubiera seguido sino se hubiera quedado atontado por ese beso y mejor decidió esperarlo en la habitación: “O-.. ok.” Apenas pudo decir.

Frank se metió a la ducha pensando en que ese pretexto había sido tan ridículo, pero no sabía como evitar a Gerard, no quería herirlo o que sospechara que algo no andaba bien, porque no quería apartarse de su lado de ninguna manera.

Luego de unos minutos Frank salió del baño con el pijama puesto rogando porque el vocalista se hubiera dormido, porque si él volvía a intentar algo no tendría el corazón ni la fortaleza para detenerlo y sentía que en el fondo traicionaba de nuevo a Mikey. Tampoco ese sentimiento le gustaba para nada.

Pero Gerard estaba recostado leyendo y al escuchar el ruido de la puerta apartó la mirada de la lectura y lo devoró de arriba abajo con la mirada: el usaba unos pijamas negros con un jersey blanco que le ajustaba perfecto. Frank fue hasta la cama y se recostó actuando como si fuera un inexperto adolescente expectante por lo que el otro hombre le haría y no se atrevía a mirarlo.

Gerard dejo el libro sobre el buró y se aproximo a él, con cautela una de sus manos se posó sobre su bajo vientre y poco a poco sus dedos se colaron debajo de la playera subiendo por el firme torso de Frankie al tiempo que su boca recorría ya su cuello. Se deslizo sobre él y sus labios llegaron a los de su apuesto amante, quien no hacía ni un intento de seguirlo y sólo se dejaba hacer.

El mayor notó esa frialdad y se quitó de encima de él: “Está bien si no quieres. Sólo dímelo Frank“. Way tenía una expresión ilegible, su voz tampoco le dijo nada, ni coraje ni decepción. El bajista lo miraba sin saber que decirle, así que extendió su mano poniéndola en su mejilla:
“Gee…”

Gerard tomó su manó y lo miró directo a los ojos: “Entiendo que no estás bien, yo… escuché que soñabas con Mi… con él. Sé que es difícil aún. No te preocupes Frankie, está bien.”

Esas palabras habían conmovido al guitarrista y sus ojos se llenaron de lágrimas porque se daba cuenta cuánto lo amaba Gerard y lo abrazó lo más fuerte que pudo. El vocalista le dijo al oído: “Te amo más que una noche de sexo Frank.”

“Gee, yo…” Gerard se separó y lo beso tierno luego se recostaron uno en los brazos del otro, era un momento para atesorar, parecían dos niños dándose todo el cariño y apoyo de que eran capaces, nada importaba más que el hecho de que estaban juntos.


En los brazos de Frank, Gerard se quedó dormido en poco tiempo sintiendo el latido de su corazón y el cálido aliento sobre su nuca. El guitarrista ya no pudo conciliar el sueño y simplemente se quedo ahí revolviendo sus negros y largos cabellos dándole vueltas al mismo asunto.

Cuando Gerard se acomodó y lo soltó Frank se puso de pie de inmediato y fue junto a la ventana, ahí permaneció hasta que los primeros rayos de sol lo tocaron.

*****

A la mañana siguiente los dos se dirigían a ensayar en el auto de Gee. Ambos con sus lentes negros: Frank ocultaba sus ojeras y preocupación mientras el vocalista sólo se protegía del sol. Apenas y habían hablado esa mañana, de vez en cuando durante el camino volteaban a verse y sonreían, había una tensión en el aire.
Finalmente llegaron y antes de bajarse del auto Gerard se quito las gafas y se le quedo mirando:
“¿Qué?”

“Hoy no te pusiste tu piercing”
Frank se pasó la lengua por el labio, justo donde debía estar el mencionado piercing: “No.”

“Lo echaré de menos.” Y El mayor se acercó como un gato a él y alcanzó sus labios posesivamente en un beso que dejaba notar todo el deseo acumulado en esos días difíciles en los que no habían estado juntos, todo el deseo que la noche anterior se había tenido reservar.

Frank se separó sin aliento y con las mejillas encendidas al igual que las de Gerard, los ojos del vocalista estaban dilatados y apenas queriendo sus manos dejaron su cuerpo: “Vamos.”
Y el guitarrista se dispuso simplemente a salir del auto más confundido en sus sentimientos pero no en sus deseos.

Ya en el estudio después de afinar su guitarra Frank acompañaba a Gerard que practicaba una nueva canción, mientras Mikey y Bob hacían acto de presencia. Los últimos días Mikey que vivía cerca de la casa de Bob se había ofrecido a pasar por él para llevarlo a los ensayos, porque el auto del baterista estaba en el taller siendo afinado.

Ray trataba de localizar al retrasado bajista, porque tenía una cita después del ensayo y no quería llegar tarde, se paseaba de un lado a otro del estudio y su cabello también se balanceaba a los lados de su cabeza lo que hacía sonreír a Gerard.

En eso el rubio baterista entró calmadamente al estudio y todos le miraron esperando ver detrás de él a Mikey, pero el menor de los Way no aparecía aún.

“¿Y Mikey?” Preguntó desesperado Ray.

“¿No ha llegado todavía?” Y Bob tan calmado como de costumbre se pasa de largo hasta su batería.

“¿Cómo que si no ha llegado? ¿Qué no vendrías con él?”

Frank y Gerard miraban tranquilos la escena hasta que el baterista comentó: “Tu lo has dicho, vendría. Pero tuvo que acompañar a alguien a quien no mencionaré. Y he tenido que llegar en un maldito taxi.”

Todo el mundo supo que se trataba de Wentz y en ese momento la furia invadió a Frank quien de inmediato evito la mirada de Gerard dándole la espalda.

“¿Y qué no piensa llegar?” Esta vez fue el líder de la banda el que preguntó.

“No lo sé, no lo sé chavos. No soy su maldita niñera.” Y al fin se sentó tras su batería empezando a tocar distraídamente para evitar las cuestiones del paradero de Mikey.

“¡Maldición!, si no llega en cinco minutos yo me voy. Tengo una cita.” Soltó histérico Toro.

No tenían opción más que esperar.

Frank quiso seguir tocando, y se encontraba distraído por completo en el movimiento de sus propios dedos sobre Bela, mientras Gerard iba a buscar su cuaderno donde anotaba ideas para futuras canciones. Así pasaron varios minutos y ni señas del bajista.

Ray que no se concentraba volvió a intentar comunicarse con Mikey y luego de varios intentos al fin el susodicho contestó el celular: “¡¿Dónde estás Mik?! ¡¿No piensas llegar?!” Dijo casi gritando: “Ok… No lo sé, pero yo tampoco puedo quedarme… Bye.”

Y colgó: “Dice que está ocupado y que no vendrá.”

“¿Cree que puede hacer lo que se le de la gana? ¡Esto es su única maldita responsabilidad y no la cumple!…” Dijo molesto Gerard y voto el cuaderno.

“Lo siento, pero ya es demasiado tarde para que me quede. Ten…”

“Tienes una cita.” Dijeron todos a la vez y Ray se sonrojo un poco sonriendo al fin.

“Ok, yo ya tengo hambre y sin Ray ni Mikey no habrá ensayo, así que ¿por qué no vamos a comer?” Sugirió Bob viendo a Gerard y a Frank.

“Está bien.” Dijo más calmado: “¿Qué dices Frankie?”

Pero Frank estaba ausente y seguía concentrado en Bela, Gerard tuvo que aproximarse a él para que le pusiera atención: “¿Qué dices Iero?”

“Ok.”

“Yo me voy entonces, adiós.” Y en segundos Ray desapareció.

“Bueno pues vamos.” Dijo el baterista al mismo tiempo que los otros dos dejaban lo que hacían y se encaminaban a la puerta.


Salían al estacionamiento cuando Frank detuvo a Gerard: “No te importa ir con Bob, quede de pasar a ver a Mamá hace días.”

“No, ¿pero no quieres que te acompañe?”

“No tardare mucho, sólo iré a saludar. Además Bob ya tiene hambre y sabes como se pone cuando no come a sus horas.” Alzó la voz para que Bob lo escuchara y luego rió más fuerte aún, recibiendo una mirada asesina del baterista

“Tienes razón.” Y también Way comenzó a morirse de risa.

“Dejen de murmurar y reírse a mis espaldas tórtolos.” Y ahora fue el momento de Bob para burlarse, porque ellos odiaban que les llamaran así, les parecía de lo más cursi del mundo. Entonces Frank fue tras él para darle su merecido mientras Gerard lo miraba divertido.

“Ya déjalo Frankie.” Dijo apenas pudiendo pronunciar las palabras porque moría de risa al ver a Iero montado encima del rubio picándole los ojos con sus propios cabellos, mientras el otro se balanceaba tratando de no caerse y de quitarse de encima al guitarrista que más bien parecía malabarista en esos momentos.
Por fin Frank lo dejó y fue hasta Gerard que aún reía deslumbrante y al verlo Iero pareció dudar.

“¿Entonces te vas en taxi babe?”

“No sé si quiero ir, no quiero dejarte.” Y le dio un corto beso en los labios.
Bob al verlos movió la cabeza pensando que aunque no les gustara eran un par de tórtolos sin remedio, sonrió y se fue directo al auto de Gerard a esperar.


“Estaré bien Frankie.” Y le devolvió el beso con una sonrisa, él también le sonrió y al perderse un momento en esos ojos avellana volvió a sentir la necesidad de ir, quería saber si en realidad era tan tarde para él, quería nunca más comparar esos ojos.

“Les llamo para saber a dónde los alcanzo ok.”

“Ok.” Y Gerard caminó al auto viendo como salía Iero del estacionamiento.

*****

Alguien tocaba a la puerta, y se levantó con fastidio del sofá para ir a abrir, casi acababa de llegar del aeropuerto donde había ido a despedir a Wentz y estaba muy cansado. Al momento que abrió unos ojos verdes lo deslumbraron devolviéndole por completo su energía.

“Necesito saber.” Dijo y al siguiente segundo estaba recargado en su pecho, sus manos subieron por su cuello y sin más sus labios buscaron los de Mikey quien no lo rechazó, al contrario, entreabrió su boca para recibir a aquellos labios que seguía deseando como un loco.

Frank se perdió en la calidez del beso, su mente estaba en blanco y su corazón en paz por primera vez en días, ese sabor, esas manos recorriendo su cuello, era todo lo que había. Su corazón saltaba al separarse y mirar el rostro embriagado en una enloquecedora perfección: sus ojos tan grandes, sus labios rojos.

“¿Por qué Frank?”

“No puedo estar sin ti.” Y se pegó a su cuello sujeto por los brazos de Mikey.

“Es tarde.”

“No, no lo es. Mikey que no lo sentiste en ese beso.” Dijo desesperado el guitarrista, con los ojos llorosos rogando por una esperanza.

“¿Y Gerard?” Casi fue un susurro

Todo se ensombreció cuando ese nombre fue pronunciado y se separaron en silencio.

“No lo sé…” Y se aproximo más a él, alzo el rostro y vio en el reflejo de sus ojos que tal vez no era tan tarde como le había dicho.

Frank extendió el brazo y tocó su mejilla.

“Sólo vete.”

“¿A dónde?” Y lo atrajo quedando sus rostros muy cerca. Con cuidado inclinó el rostro y volvió a besarlo apenas rozando sus labios. Mikey tembló, se separó y lo miró directo a los ojos, sin poder resistir más su cercanía se aferró de nuevo a su boca desesperado y lo atrajo dentro del apartamento.


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