jueves, 15 de marzo de 2012

Extraño; Capítulo: #6

Capítulo: #6

Enfrentamientos… ¿Eso fue un encuentro? 

El despertador sonó exactamente a las siete de la mañana. Perezosamente me desperté, y no sé porque tuve la sensación de dolor en todo mi cuerpo, era como si me hubiera pasado un elefante encima, o algo mucho peor… pero, después me puse a pensar, todo eso era muy raro, porque se relacionaba con lo que había soñado. ¿Que qué soñé? 

No recuerdo muy bien, lo veo un poco borroso y esparcido. Recuerdo que estaba en la casa de… un tipo, era un tipo raro por lo que me acuerdo, todo estaba oscuro y llovía a cantaros; también recuerdo que él y yo charlábamos, que reíamos, que le contaba algunas cosas y él un poco de otras. También recuerdo todo lo que empezaba a sentir, sentimientos, pero un poco lejano, recuerdo que según yo, me estaba enamorando de él, lo cual me asusta y mucho; recuerdo lo de su secreto y que me hablaba de una obsesión, lo cual, después de eso, sólo recuerdo el destello de una luz blanca y profunda en mis ojos y… de ahí no recuerdo casi nada, todo después se vuelve un poco confuso, me llegan a la mente imágenes de mí cayendo al suelo, sintiendo un terrible dolor en el brazo, tal parece me había pegado en algún mueble… y muy lejanamente también recuerdo a alguien cargarme y llevarme hasta un sofá. Pero tengo la vaga sensación de que antes de esto pasó más… Después ya no vi nada. Nada de nada. ¡Pero que bueno que fue un sueño! Porque sólo fue eso… un sueño, y nada más. 
¿Y entonces por qué aún tengo el fantasma de unos labios sobre los míos?

Tallé mis ojos un poco para después quitar las cobijas de mi cuerpo y levantarme cansadamente y pararme enfrente del espejo. Quito mi camisa de mi pijama y después mis pantalones quedando sólo en mi bóxer negro; noto que he engordado un poco, pero ¡bah!, eso no es importante. Recorro con mi vista los tatuajes que me he hecho, por cierto, a escondidas, no son muchos sólo cuatro, veo el de mi pecho, el de mi vientre, el de mi costado y el moretón del brazo izq… ¡esperen!, ¡yo no tenía ningún moretón antes!, y sin duda ese no es un tatuaje porque el otro lo tengo en la espalda. ¿Por qué carajo tengo un moretón en mi brazo izquierdo? 

Mis ojos se abren como platos al instante. Y me cayó el veinte.

No fue un sueño. ¿Verdad? 

Verdad





“¡Hey, enano!”

En ese momento levanté la vista del libro que leía, uno muy hermoso, cuando escuché la voz de Bob llamándome, venía seguido de Mikey y Ray. Me veían un poco raro, cabe resaltar.

“¡Hey! ¿Qué pasa?” Dije, creo que un poco nervioso…

“¡Ja!, ¿Te crees muy intelectual, enano?” Me dijo Ray tomándolo entre sus manos y alzándolo en lo alto para que yo no pudiera tomarlo… ¡Ah! ¡Odio cuando hacen eso! Se aprovechan de mí. 

“¡Dámelo! Es para mi trabajo de química,” Le chillé para que tuviera un poco de compasión por mí, aunque debo aceptar que ese sentimiento no me gusta mucho; y después me miró con una sonrisa burlona.

“¡Jajaja! ¿Demolition Lovers? ¿Y qué no Donnald Way escribía pura poesía y cosas rancias como esas?” Dijo mientras volteaba a ver a los demás y ellos asentían con una sonrisa burlona. “Frankie, ¿Lees mierdas de estas?”

“No,” Le respondí a secas mientras desviaba mi mirada de él.

“¿Entonces?”

“¡Es de mamá!”

“¡Uh! Tú me dijiste que era para tu trabajo de química… ¿Qué acaso piensas darle un poema a la maestra?” 

Lo miré mal, mientras que Bob y Mikey seguían cagándose de la risa. En ese momento fue que Raymond se descuidó y logré quitarle el libro, para guardarlo en mi mochila.

“¿Cómo te fue ayer con los mandados de tu mami?” Preguntó Bob con evidente voz de burla. 

Yo sólo me limité a mirarlo fijamente y tratar de asesinarlo con la mirada. Intento fallido… seguía vivo.

“Bien,” Le respondí a secas.

“Hoy si vas ir a entrenar con nosotros ¿verdad?” Habló de repente Mikey. “El partido final es en una semana y, honestamente Frankie, no te veo nada preparado para esto.”

“Lo sé, lo sé… pero he estado ocupado,” Respondí.

“¿Ocupado? ¿Con qué?”

“Pues ya saben… Con cosas de mamá. Últimamente se ha vuelto más desobligada y yo tengo que hacer sus cosas.”

“¡Vamos, Iero!” Bob me dio una palmadita en el hombro y después continuó. “Eso no te toma demasiado tiempo. Debes ir a practicar con nosotros… además de que Billie Joe ha estado de insistente preguntando por ti.”

“¡¿Qué?!” Pregunté con mis ojos bien abiertos.

“Sí. Va a las canchas a buscarte, pregunta por ti y después mira muy ‘psicópatamente’ hacía el edificio del ‘extraño’, como si buscara algo ahí… me pregunto que es lo que…”

Me ahogué inesperadamente en voz falsa para impedir que siguiera hablando. Ya me comenzaba a poner más nervioso de lo que estaba. Los otros tres se acercaron para ‘auxiliarme’.

“Frank, ya no te tragues la saliva,” Dijo Mikey mientras me daba leves golpecitos en la espalda. “O por lo menos procurar no ahogarte con ella.” Sonrió malicioso.

“Sí, lo intentaré,” Le respondí en la fase Terminal de mi ‘tos’.

Ray me dio unas últimas palmaditas en la espalda y después me miró serio. “Bien Frank, aclaremos esto: irás a la práctica, sin ninguna excusa, dejarás de leer esos tontos libros de poesía y calmarás a tu noviecito para que deje de chin…”

“Sí, Ray, ya entendí” Le puse una mano enfrente de su cara, para darle a entender que podía colaborar conmigo y callarse. “Y, Ray… ¡Billie… ya… no es… mi novio! Dije entre dientes.

“Bueno, pero a ver que haces para saciarlo. Creo que necesita sexo urgentemente… tal vez sea esa la razón por lo que te engañó…” En ese momento mi amigo afro se puso una mano en la boca al darse cuenta de su error, pero ya había sido demasiado tarde.

Arrugué mi entrecejo y me di media vuelta “Me tengo que ir,” Fue lo único que dije, cuando hoy la voz de Ray a lo lejos. 

“Lo siento, Frankie… no quise.”

Comencé a caminar más rápido hasta que sentí una mano sobre mi hombro que hizo que me detuviera. 

“No le hagas caso a Toro, ya ves como es él de estúpido, deberían de tirárselo ya o algo.”

“¡Jaja! Yo creo que sí, Mikey”

Extrañamente él se quedó mirando mi brazo. “¿Qué te pasó ahí?” Me dijo señalando el hematoma.

Me puse un poco tenso, aunque no sabía la causa exacta. “Emm… me caí, Mikes, eso es todo,” Me miró como si no me hubiera creído, tal vez fue por el tono de mi voz que tembló un poco “En verdad, no es nada.”

Me miró escéptico. “Bien. Y, vas a ir con nosotros después de la escuela a practicar, ¿verdad?”

Iba a decirle que no, que no podía… tenía que ir a donde G. para verlo, para seguir… tenía que averiguar si en verdad todo eso fue un sueño o no, tenía que saberlo, tenía que saber todo lo que había pasado… tenía que ir y quería, pero aún estaba muy confundido y aturdido.

“Sí,” Respondí, sin pensarlo.

“¡Genial!” Me sonrió un momento y después se puso serio de nuevo, notablemente me quería decir algo “Esto… sería una lacra y me lo quedaría, pero como soy todo un niño bueno te lo regreso,” Me dijo al momento que de su mochila sacaba su balón que día antes le había regresado “Como te dije, este no es el mío, este está autografiado… mi papá dijo que quién lo firmó fue un famoso jugador de fútbol en su época,” Me lo dio después de echarle una última mirada a la firma “No sé que diga, la verdad no le entendí.”

Al principio lo miré un tanto extrañado y él sólo me miraba con una rara sonrisita y me insistía para que lo tomara. Al final lo sujeté.

Sonreí después de tiempo “Quédatelo Mikes,” 

“Oh, pero…”

“En verdad, ¿yo para que lo quiero?” Le dije mientras se lo regresaba, le eché una última y fugaz mirada al balón… y si mis ojos no fallaban… el nombre que tenía escrito… “¡Mikey, espera!” Lo detuve cuando se disponía a guardar de nuevo el balón en su mochila.

Él me miró confundido. “¿Qué ocurre?”

Tal vez ya estaba teniendo visiones o algo parecido, ya de plano estaba loco… loco completamente, completamente desquiciado… no más Skittles para mí….

“¡El balón!” Fue lo único que pude decir.

Él rió. “Sí, Frankie… es un balón, redondo, blanco, con líneas negras y…”

En ese momento se lo arrebaté, un poco brusco pero bueno, realmente no me importó en ese momento. “¡Mikey el balón!” Repetí de nuevo, como disco rayado, él me miró de nuevo más desconcertado de lo que ya estaba. “Pensándolo bien, creo que me lo quedaré,”

“Lo que se da, ya no se regresa,” Reprochó.

Rodé mis ojos. “Bien, Mikey, te lo regresaré después, ahora sólo lo quiero por un rato… te veré después.” Y comencé a caminar aún con mi deje de asombro… el nombre, ese nombre, el del balón era el mismo que…

“¡Carajo, Frank! ¿Nos abandonarás de nuevo? ¿No irás a la práctica?” Oí a lo lejos la voz de Mikey.

“Sigue resentido, seguro,” Ese fue Bob. “¡Ya querrás algo, después!” Obviamente se refería a mí, pero yo me decidí a no prestarle mayor caso ya y comencé a caminar rápido para salir de la escuela… aunque en realidad me faltaban dos clases a las cuales asistir.






Corrí, corrí con todas mis fuerzas, corrí y ni sabía por qué, sólo corría, tenía la gran necesidad de hacerlo y llegar hasta el departamento de ‘GeeGee’ (sí, ya lo llamo así mentalmente… ¡y ni me pregunten desde cuando!); paré un par de veces para tomar aire y después seguía corriendo. Era extraño, pero conforme más me acercaba a su departamento más feliz y ansioso me ponía, era inexplicable, pero esa era la verdad, y sinceramente ese sentimiento comenzaba a asustarme, pero a la vez me gustaba… y mucho; demasiado…

Llegué al edificio y con una gran sonrisa comencé a subir las escaleras, más cerca más feliz y extraordinario me sentía… 

Toqué la puerta, pero nadie me contestó… bueno él ya tenía esa manía así que no me preocupó; pero después de varios toquidos y sin obtener respuesta mi cuerpo comenzó a caer en un temblor, volví a insistir, pero simplemente no obtuve respuesta. Derrotado me recargué en la puerta y me dejé caer al suelo. Involuntariamente a mi mente volvieron a llegar esas imágenes que tanto me ponían en un embrollo. En el fondo sabía que podía ser verdad, en mi mente estaba el deseo de que todo fuera un simple sueño bizarro y en mi subconsciente se encontraba la espinita de que todo había pasado… yo mismo no me lo permití creer… todo era tan… absurdo. Doblé mis piernas `para que mis rodillas tocaran mi pecho y hundí mi cara entre ellas…, quería esperar, quería que me abriera la puerta para percatarme si de verdad había ocurrido todo aquello o simplemente me estaba volviendo paranoico.

No sé cuanto tiempo pasó, pero una ligera corriente de aire frío me despertó. Abrí mis ojos mientras frotaba mis brazos para hacerlo entrar en calor. Y entonces recordé, recordé donde estaba y recordé el porqué estaba ahí. Miré mi reloj y ya eran cerca de las tres de la tarde. Me levanté y aún con una gran batalla mental me decidí a volver a tocar la puerta. Pero no ocurrió absolutamente nada.

La causa exacta no la supe, pero en ese momento sentí una gran ira, y sonará raro pero creo que también me deprimí un poco… seré testarudo, pero sensible… y sí, fui un tonto al ponerme así, no había razón, ¿o si?

Fruncí mi entrecejo, lancé un resoplido y pateé la puerta; ah, con un poco de desquite no pasaba nada. Tomé mi mochila, ya con el balón adentro, y me la coloqué en la espalda. Entonces me fui.

Antes de salir del edificio me percaté de que no estuviera nadie que me conociera. Por suerte los chicos aún no había llegado, así que fui a esperarlos a las canchas. No tardaron mucho en llegar y me miraron con cara de ‘¿Qué te robaste?’.

“Frankie,” Se acercó a mí Ray y me sonrió muy raramente. “Pensé que no iba a venir. ¿Por qué desapareciste así de repente? ¿Por qué no entraste a tus otras clases? Y, ¿Por qué llegaste temprano?”

Lo miré dudoso, él siempre preguntaba mucho cuando estaba nervioso y planeaba algo. “¿Qué te traes tú?”

Raymond sólo se limitó a mirarme y sonrió de lado, pero fue Mikey quien contestó:

“Va a venir tu novio.”

“¿Qué? ¿Quién dijo?” Pregunté un tanto nervioso.

“¡Ash!, pues, saliendo de la escuela no lo encontramos… y nos estuvo molestando de que le dijéramos sonde estabas, y pues la dijimos la verdad de que no sabíamos. Luego nos chantajeó…” Explicó Mikey.

“Espera, los chantajeó, ¿en qué?” Quise saber.

Los tres se miraron como si se echaran la culpa unos a otros y después me miraron. 

“Pues mira, Frankie,” Habló Bob. “Para que nos dejara de chingar nos hizo prometerle que íbamos a ayudarlo a reconquistarte…”

Mis ojos de abrieron como platos “¡¡¿Qué hicieron qué, hijos de la…?!!”

“Ehm, Frank, tranquilo, sé que Bob y Mikey hicieron mal, pero…”

“¡Hey!” Se quejaron al mismo tiempo la parejita… digo, los aludidos.

Suspiré largamente y bien dramático como sólo a mí me sale, mientras ellos comenzaban una discusión.

“¿Saben qué?” Dije y los otros me voltearon a ver. “Ya no importa… total, no le volveré a hacer caso. Como sea. ¿Van a jugar fútbol o qué?” Traté de sonreír aunque fue difícil, muy adentro de mí, bueno ni tanto, tenía el gran deseo de asesinarlos… pero, ni loco me convertiría en ‘Idioti-cida’. 

Ray, Mikey y Bob me miraron extrañados, como que quería decir algo, pero ninguno se atrevió; así que les regalé de nuevo una sonrisita más que forzada, fue cuando Ray sacó su balón de su maleta y por fin nos dignamos a jugar.

¿Y yo?

Seguía aturdido, confundido, frustrado, enojado, desesperado, quería saber la verdad; y tal vez mi ‘devil-side’ extrañaba y quería ver a ‘Mr. G.’.

Todo e día tuve la sensación de que alguien me observaba, pero cada vez que volteaba a su ventana no había nadie, seguro me había vuelto paranoico ya.






El día siguiente fue normal, si normal entra en que Mikey me estuvo acosando por lo de su balón todo el santo día, Bob no dejaba de cuestionarme cosas tontas, Ray no dejaba de burlarse de mí por alguna extraña razón que desconozco y que Billie me fue a buscar después de clases y yo me estuve escondiendo de él… sí, fue normal para mí. Pero lo único que deseaba era llegar hasta aquel edificio, subir las malditas escaleras, entrar a su departamento y besarlo… Escalofriante ¿verdad?
Volví a insistir en visitarlo, pero simplemente no obtuve ninguna respuesta. Lo cual me empezaba a preocupar o a frustrar aún más…

El tiempo se me hacia cada vez más eterno, y con forme pasaba más y más me di cuenta de algo… comenzaba a extrañarlo, y mucho. Y los sentimientos que abundaban mi cabeza, de que podía sentir algo por él se hicieron más fuertes. Pero no era correcto… Ya saben por qué ¿no?






El día después de ese se me hizo más largo y tedioso. E incrementaba el deseo de verlo… tal vez muy en el fondo poder tocarlo de nuevo, sentir su fría piel pero a la vez tan suave, sentir su respiración cerca de mi oído, sus agresiones contra mi persona, su departamento escaso de luz, el extraño olor que lo inundaba, ese extraño olor a tabaco y perfume barato (para mí lo era), su ligera risa que trataba de esconder, lo cual era una pena porque era muy linda, sus gritos… sí, extrañaba todo.

“¿No vas a entrar de nuevo a tus clases?” Me preguntó Ray después de explicarle cuando me descubrió que iba para la salida. “¿Estás loco? Últimamente te has comportado muy raro, enano.”

“No te entiendo” Le dije, un poco nervioso, creo que él se dio cuenta.

“O sea es que ayer que estuviste muy distraído en la escuela y en la práctica, ante-ayer que no entraste a tus clases y saliste corriendo como vieja despavorida… Algo te pasa.”

Lo miré por algún rato indefinido y sonreí de lado “¿Tú crees?”

“Sí, ‘bro’. Es más, es como si estuvieras enamorado.” Dijo y la sonrisa en mi rostro desapareció por completo. “¿Qué? ¿por fin le vas a volver a hacer caso a Billie Joe?”

“No,” Dije seco. “Y en verdad, Ray, me tengo que ir… tengo que hacer cosas para mi mamá.”

Ray me miró como si quisiera buscar la verdad en mis ojos y sonrió de lado, lo cual me dio un poco de miedo, cabe destacar.

“Bien. Pero… te estaré vigilando,” Me dijo después con la misma sonrisa, se dio media vuelta y se metió a su salón.

Lo vi alejarse y entonces me eché a correr. Me dejó pensando eso que dijo…

El camino no fue tan pesado, salvo que me paré algunas veces a tomar aire ya que estaba un poco alborotado, más bien estaba ansioso y eso me impedía respirar bien.

Llegué a su departamento; toqué lo más recio que pude… pero nada pasó, volví a insistir pero nada ocurrió. Insistí como por un par de… horas, me quedé un rato ahí, pero simplemente no se dignaba a nada. No salió, ni respondió.

Me deprimí aún más.

¿Por qué le había agarrado tanto afecto a ese ‘viejo’?

¿Era verdad que sentía algo más?

¿Era verdad que lo deseaba?

¿Era verdad que me había enamorado?

Suspiré largamente y un poco frustrado decidí irme a mi casa… no sé, me sentía dolido. ¡Un carajo!


Llegué a casa y toda ella estaba llena de humo de cigarrillos, a lo lejos escuchaba algunas risitas y gritos, entré a la sala y mi madre estaba en el sillón, a medio vestir… con un hombre… otro hombre.

“¡Frankie! No te oí llegar” Dijo mi madre empujando un poco al tipo para que pudiera levantarse.

“No me sorprende” Dije serio y sin expresión.

Mamá sólo me miro raro. “Mira él es…”

“Voy a estar en mi cuarto,” Le interrumpí antes de que pudiera seguir, me miró por un momento al igual que el sujeto, ahora en el piso. “No me molestes ahora. Gracias.”

Subí inmediatamente a mi cuarto y me encerré. De por si estaba enojado, y luego con lo de mi madre me puse peor. Aunque no sabía con exactitud si lo estaba más con mi madre o con Gee.

Puse mis cosas en el escritorio y me tumbe en mi cama. Los fantasmas de ese ‘sueño’ que tuve volvieron a mí, era imposible deshacerse de ellos. Ahora podía recordar cada acto, cada palabra, cada sentimiento, cada susurro y cada mirada, ahora podía recordar sus labios en los míos… y para mi era maravilloso, aunque aún no sabía si estaba bien o mal.

Recordé la primera vez que tuve algún contacto con él, la primera vez que me tocó, la primera vez que me gritó, aquella vez que entré por su ventana…

Entonces recordé…

Para ese entonces ya era noche. Me paré precipitadamente de la cama y me dirigí hacia el ventanal de mi cuarto. Bajé por las escaleritas lentamente y comencé a correr, correr lo más rápido que pude hasta llegar al edificio. Miré hacia arriba esperanzado… y como lo había sospechado. La ventana estaba abierta.

Subí con cuidado las escaleras de emergencia e ingrese sin el menor ruido posible por su ventana. Inmediatamente percibí el olor de tabaco y licor e inexplicablemente me sentí mucho más cómodo y seguro. Pasé mi vista con dificultad por toda la penumbra e intercepté su figura, una luz naranja del cigarrillo, que probablemente estaba en su mano, fue lo que vi también

“¿Qué haces aquí?” Oí su voz, con deje de frialdad e intolerancia, pero permaneció quieto en el sillón.

“Vine por una explicación,” Le dije sin titubeos.

Lo oí reír mezquinamente. “¿Explicación de qué?

“Pues…”

“Yo no tengo nada que explicarte,”

“¡Claro que sí!” Le grité furioso.

“¡Hey! En primera entras a mi departamento sin avisar y luego me gritas; para todo esto ¿ni un hola?”

“Hola,” Dije irónicamente.

“Bien ya te puedes ir.” Me dijo con aire de superioridad.

Me acerqué hasta donde estaba él, con cuidado para no tropezar con algo, y le quité el cigarrillo que estaba por llevarse a la boca.

“¡Hey!” Se quejó.

Me recargué en los brazos del sillón y mi cara quedó justo enfrente de la suya, en determinado tiempo pude sentir su respiración chocar en mi boca.

“Soy obstinado. Quiero una puta respuesta ahora.” Dije lo más serio pero a la vez amenazante que pude. 

A él sólo lo escuché gemir un poco y después se echó a reír. “Ya me di cuenta de eso, ¡Dios! De verdad que eres un fastidio.”

El silencio reinó por unos minutos, mi rostro aún enfrente del suyo, aunque no podía ver nada. Me alejé de ahí y me retiré un poco, fue cuando hablé.

“No fue un tonto y fantasioso sueño ¿verdad?” Dije tajante.

“¿Q-qué sueño?” Preguntó nervioso.

Me acerqué aún más a la puerta de entrada. “Sé que no estoy loco, aunque lo que haya pasado de verdad me haga estarlo.” Y me acerqué aún más a la puerta.

“No sé de que estás hablando, niño.”

Llegué hasta ahí, con la yema de los dedos busqué lo que tanto buscaba y por fin, lo había encontrado. “Oh, es que no sé… recuerdo que pasó algo como… esto.” Dije mientras mis dedos encendían el interruptor. Yo miraba hacia la pared, con temor, tenía miedo, miedo de haberme equivocado.

“¿Por qué hiciste eso?” Me dijo, sorprendentemente calmado.

“No lo sé,” Respondí con sinceridad.

Lo oí reír de nuevo, esta vez burlonamente, pero más ligero. “Bueno, ahora que prendiste la luz… tan siquiera ten la decencia de darme la cara, niño.”

No quería hacerlo, pero la curiosidad pudo mucho más que la razón. Lentamente me volteé mientras lanzaba un suspiro largo y dramático. 

Y mis ojos se toparon con algo que jamás había visto, un ser algo espectacular para mí.

Ahí estaba, parado justo al lado del sillón, con su cigarro en la boca y lo sujetaba con una mano, su chaqueta negra de cuero, pantalones un poco ajustados, playera blanca, pelo extremadamente negro, largo que cubría su cara, por lo cual no pude verla bien… y me sonreía, sonreía tan cínica y mezquinamente, pero para mí eso era lo más sensual que había visto. Alejó el cigarro de su boca y lentamente dejó escapar el humo.

“¿Qué? ¿Esta vez no te vas a desmayar?” Me preguntó después de un rato.

Yo no sabía que decir, estaba en shock, no podía articular palabra alguna, mis piernas temblaban, mis manos sudaban aún más, de mi frente salía sudor frío y mi garganta se había secado. Obvio no se lo dejé saber a él. “¿Cómo?” Es lo que pude articular después de mucho rato. El volvió a llevarse el cigarrillo s la boca y sonrió de nuevo. “No fue un jodido sueño, ¿cierto? ¡Oh, dios! O creo que debo estar soñando ahora,”

Lo escuché reír ligero. “No Frankie, no fue un jodido sueño. Y definitivamente no lo estás haciendo en este momento. Todo es real.”



No hay comentarios:

Publicar un comentario