sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers; Capítulo: #38

Capítulo: #38


La excusa.


Frank caminó en medio de la noche, trato de abrir la puerta con su llave, pero Gerard había cambiado la cerradura, exponiéndose a que su amado la matara de un tiro, rompió la ventana de la cocina y se metió a la casa, subió las escaleras, abrió la puerta de la habitación de Gerard con una patada, y allí estaba él, de pie, con su Colt apuntándole, pensando que un ladrón, o peor un Bloody Hunter había invadido su propiedad con el fin de matarlo, Gerard reconoció entre las sombras el cuerpo pequeño de Frank, caminó hasta la puerta, encendió la luz, y le apuntó en la cabeza con su arma.

- ¿a que vienes?-

Frank lo miró sin miedo, pero lleno de ternura y amor, no se retiró, es mas acercó su frente hasta el cañón.

- déjame hablar, y si no me crees me puedes matar-

En este momento los ojos de ambos estaban inundados por las lágrimas, Gerard bajó la Colt y la lanzó sobre la cama, sentía tantas ganas de abrazarlo y llenarlo de besos, pero a la vez tenía el deseo de molerlo a golpes y quitarle la vida, si Frank no era para él, no quería que fuera para nadie más.

- Habla -

- te amo-

- no Frank... no empieces con eso... yo sé que...-

- Calla! por favor amor, déjame explicarte -

Gerard se limpió las lagrimas de sus ojos, se sentó en la cama, tomando de nuevo la Colt en sus manos, si tan solo tuviera las agallas de darle un balazo a Frank. Pero ese amor insano y maldito que sentía por él no le permitía dañarlo.

Frank se sentó a su lado, posando su mano sobre el muslo de Gerard, quien tembló por completo al sentir de nuevo esa cercanía de ese hombre que lo había hecho enloquecer para siempre.

- Law te reconoció, llamó a los matones de su padre para que te eliminaran...-

- ¿Por qué no me lo dijiste?-

- porque te conozco muy bien amor, te habrías hecho el machito, y no te habrías ido de Quebec, los habrías esperado, y de seguro, allá, solo te habrían matado-

- yo puedo con ellos Frank, es una excusa muy patética... dime la verdadera razón, te querías quedar con esa perra y punto!, si no, te habrías devuelto conmigo...-

- Gerard, yo no te voy a mentir, Laura me gusta... pero es más el odio que siento por ella, además si te decía la verdadera causa de mi comportamiento con ella, no me habrías dejado quedar... -

- y ¿cuál es esa causa?-

- ella me llevó hasta la casa de los Bloody Hunters... los conozco ya, a todos, tengo acceso a ellos, a la intimidad de sus habitaciones, es perfecto Gee, ellos no saben quien soy, me puedo pasear libremente entre ellos, así podremos saber sus debilidades y acabarlos a todos... tal como lo planeamos!-

Gerard se levantó de la cama de golpe, gritando como un loco

- Cómo demonios haces eso, Frank, te pudieron matar, que tal si alguno de esos hijos de perra de reconociera... porque lo hiciste, maldita sea... como puedes ser tan idiota!-

- pero acá estoy, vivo que no te das cuenta!-

- de haberlo sabido te habría amarrado con una soga a mi cuerpo y te habría traído conmigo-

- ajá, lo sé, por eso no te dije nada, por eso te dije que la amaba,. porque no me habrías dejado hacer las cosas a mi modo -

Gerard dejó su Colt sobre una mesa, acercándose a Frank, empujándolo sobre la cama, tendiéndose sobre él, aprisionó con ambas manos el rostro de Frank, dejando que sus lagrimas cayeran sobre el rostro de él, los reproches no se hicieron esperar, "te odio por haberme hecho eso", entre besos y mordiscos llenos de rabia y de pasión, "que no entiendes que te pueden matar si te metes entre ellos", las rodillas de Gerard luchaban con las piernas de Frank, ganando esa pelea, logrando separarlas, flexionando su pelvis sobre la de Frank, friccionando su miembro sobre el de Frank, tomando fuerte sus manos, cerrándole la circulación "si me mientes, si me engañas te mato Frank".

Pero aquellos besos de Frank eran sinceros, sus manos ansiosas resbalándose por el cuerpo de Gerard, despojándolo de su ropa, no podían mentir, se las arregló para estar encima de él, montado sobre su cuerpo, se quitó la camiseta, dejando su hermosa piel desnuda, tenía marcas de arañazos de Laura en su pecho, Gerard no pudo soportar esa visión, tomando a Frank de la cintura lo acomodó boca abajo en la cama, quitando sus pantalones, excitándose cada vez mas mientras su trasero quedaba descubierto, besó sus nalgas, mientras empezaba a deslizar sus dedos dentro, Frank luchó un poco para girar, pero Gerard no lo dejaba

- Quiero ver tu rostro amor, déjame dar la vuelta-

- es que yo no soporto ver el tuyo, no por ahora y menos con las marcas de esa perra en tu cuerpo -

Frank se logró zafar, caminó desnudo hasta el interruptor y apagó la luz, empujo a Gerard en la cama, acomodándose entre sus piernas, introdujo sus dedos entre él, Gerard lo levantó de los brazos, y logró quedar sobre él

- déjame Frank, te quiero penetrar, quiero entrar en ti, te voy a destrozar por dentro-

Frank abrió sus piernas rodeando la pelvis de Gerard, acariciándole el pene, logrando que se endureciera más, levantó un poco sus nalgas de la cama y se llevó el miembro de Gerard hasta su cuerpo, el movimiento era muy suave al comienzo, Gerard besaba los labios de Frank, tratando de borrar el sabor de esa mujer, llenándolo de su propio sabor, deslizó sus manos por el pecho de Frank y sintió la piel lacerada por las uñas de ella, no pudo soportar más, tomó con fuerza las piernas de Frank y empezó a embestirlo con fuerza, le abrió las piernas, separándolas lo mas posible, apoyando sus manos en ellas

- Despacio Gee me haces daño-

Pero eso era exactamente lo que Gerard quería, cobrarse el dolor que le había provocado al meterse con ella, Frank lo empujó fuera de sí, se incorporó en la cama, a pesar de la penumbra de la habitación podía ver ese brillo de rabia en los ojos de Gerard, quien se quedó un segundo mirándolo fijamente, y luego lo haló de las piernas, acostándolo de nuevo sobre la cama a pesar de las negativas de Frank, se acomodó de nuevo entre sus piernas, y con todo su peso sobre él, continuó, en ese acto que más que amor parecía un acto de violencia, Frank dejó de luchar, si esta era la forma en que Gerard purgaba su dolor, que así fuera.

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