sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #4

Capítulo: #4


Espejismos.

El silencio y la tensión en esa sala se podían cortar con un cuchillo, Frank no retiraba su mirada del rostro de Jordan, cada facción era comparada, medida, asimilada y descartada, no prestaba atención a las palabras, tan solo se fijaba en el tono de su voz, en su forma de gesticular, y todos esos rasgos tan particulares le permitieron tranquilizarse un poco, Gerard tenía la manía de fregar sus ojos al hablar, pero Jordan no se tocó el rostro ni una sola vez, los labios, aunque iguales, diferían en la forma de moverse al pronunciar cada palabra, Gerard siempre hacía una graciosa mueca, y hablaba con su boca torcida, Jordan en cambio unía sus labios al frente como si susurrara en lugar de hablar… cada gesto de Jordan lo alejaba un poco de la imagen de Gerard, el mismo color de ojos, pero sin la melancolía que embellecían los de Gerard, las misma pestañas, las mismas cejas, pero solo expresaban un sentimiento similar a uno de los de Gerard, el deseo de venganza.

Y Frank conocía muy bien ese sentimiento.

- ¿Violaron a tu novia? – Preguntó fríamente

- No señor, solo le robaron las bolsas de las compras y la asustaron –

Por primera vez, Frank dejó de observarlo, cerrando los ojos para reír cínicamente, avanzando hasta sentarse al lado de Silvia, frente a Jordan

- ¿Solo por eso te arriesgaste a venir hasta acá? –

- Si… es que no sé cómo cobrarme… - Sus ojos se movieron, huyendo de las miradas de quienes tenía frente a él

- Dime la verdad, te doy tres minutos para que me comuniques el verdadero motivo que te trae a mi casa, no creo que seas tonto Jordan, sabes quién soy, sabes que este lugar está lleno de matones, una persona no se mete a las fauces del infierno solo porque unos pillos de cuarta asustan a su noviecita –

Sintiendo que el oxigeno le abandonaba, Jordan intentó acomodar sus palabras, debía ser precavido, no dar indicio alguno de la verdadera razón por la que estaba allí, y tomando valentía de su deseo de venganza, le habló seguro, a Frank

- La verdad señor Iero, es que quiero trabajar para usted, lo de la pandilla de Paterson es verdad, ellos le quieren robar ese embarque, los oí hablar sobre eso en el negocio de mi tío, a mi novia no le hicieron nada, simplemente tomé esa información para acercarme a usted –

La sala quedó nuevamente en silencio, las miradas iban y venían, Frank se dedicó ahora a observar las manos de Jordan, eran delgadas, se parecían a las de Gerard, solo que los dedos de Jordan eran muy largos y huesudos. Se relajó en el espaldar del asiento, hablándole a Silvia, pero con su mirada fija en Jordan

- Dile a Cortez que venga –

Silvia se levantó obedeciendo el pedido de Frank, Jordan se quedó helado, él sabía bien que Cortez era quien hacía el trabajo sucio de Frank, tal vez lo mandó a llamar para deshacerse de él, pensó en un segundo en saltar sobre Frank y estrangularlo hasta la muerte, pero Iero se levantó con rapidez del asiento, cuando la puerta principal se abrió, en un segundo de confusión Jordan solo podía ver a Frank corriendo hasta la salida, repitiendo una y otra vez “No entres, no entres Mikey”




*


- He visto venir, irse, o morir aquí mismo a cientos de hombres, yo soy el único que ha permanecido por tanto tiempo, yo creo Nacho, que se olvidaron de mí –

Anto pasaba con suavidad el carbón sobre la pared, dibujando finas líneas que formaban diferentes figuras, algunas sin sentido, pero igual de bellas a aquellas que representaban personas, cosas o ideas, Nacho observaba con detenimiento las formas que surgían como magia de los movimientos precisos de aquella mano, había muchas cosas que le intrigaban de su compañero de celda, la frialdad que mostraba ante el mundo, y la extrema sensibilidad que expresaba en las simples formas pintadas con un carbón sobre una pared de la prisión

- Dos meses acá y contando, en cualquier momento viene el Chulo por mí, para reventarme la cabeza frente a mis hijos, eso es lo que quiere, por eso no me ha matado aun, está buscando a mis muchachos para reunirlos y que me vean morir… - Suspiró ahogadamente, impotente de hacer cualquier cosa que impidiera su muerte – Ojalá no se dejen encontrar, no solo por mí, ¿me entiende Anto? –

- Sí, no quieres que ellos te vean morir, te entiendo –

- Y usted, ¿por qué está aquí? –

- No lo sé bien… no sé quien me trajo… el último recuerdo que tengo de mi vida antes de este lugar… es – Sonrió, como siempre lo hacía cuando estaba a punto de hablar de su amor – Bah, no creo que quieras oírlo –

- Habla gringo, acá no hay más que hacer que hablar y escuchar –

- Bueno, tu lo pediste, después no te quejes… - Dejó de pasar el carbón por la pared, sentándose en su improvisada cama, hecha de dos leños sobre cuatro ladrillos, dejó que sus ojos se perdieran en el vacío y comenzó a hablar – Mi último recuerdo es su aliento dulce sobre mi rostro, sus gemidos llenos de placer, la violencia pasional con la que me penetraba, mi voz intentando apaciguar su ímpetu, y un dolor enorme en mi pecho, justo antes que me diera un infarto… mi último recuerdo, es haber tocado el cielo bajo su cuerpo insaciable –



*


- ¡Qué demonios te pasa Iero! ¿Por qué no puedo entrar a mi propia casa? –

Mikey protestó, empujando lejos de sí a Frank que había llegado hasta la puerta de salida, para impedirle ingresar más en la sala, tan solo quería evitarle un posible dolor ante la sorpresa, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Jordan se levantó de su silla, volteando a ver la razón de tanto alboroto, y en ese preciso momento Mikey Way posó los ojos sobre él, no dijo absolutamente nada, tan solo caminó despacio hasta el interior, sin dejar de ver a Jordan, respirando cada vez con más dificultad, llegó hasta pararse a cinco centímetros de distancia, y sin más llevó su mano derecha sobre el rostro del cada vez más extrañado Jordan

- No eres un fantasma… - Tragó saliva con dificultad, alejándose unos cuantos pasos, girando su cabeza para ver a Iero - ¿¡Es tanta tu obsesión que le hiciste cirugía plástica a éste para que se pareciera a mi hermano!? –

- ¡No seas imbécil! – Gritó Frank desde el portal – Es solo una coincidencia… o una burla cruel de la vida… ¡O qué demonios voy a saber! –

- ¿Quién eres? –

La pregunta de Mikey no pudo ser respondida, Cortez entraba en la sala acompañado por Silvia, y Frank aprovechó para halar a Mikey del brazo y llevarlo hasta la cocina

- Dale los datos de la pandilla a Cortez, y espérame aquí, ya regreso –

La tez de Mikey lucía un profundo color verdoso, era evidente él al igual que Frank y Silvia se sentía en la presencia de un fantasma, abrió el refrigerador buscando una cerveza, un poco de alcohol tal vez le ayudaría a calmarse

- Casi me muero cuando lo vi – Frank se recostó sobre la pared – Sentí como si todo se nublara… como si estuviera en el pasado, como si volviera al mausoleo donde lo conocí por primera vez, y aun sabiendo que no es “él”, cada segundo que paso en presencia de ese tal Jordan, siento deseos de morir, de llorar, gritar… y hasta lanzarme sobre él y comérmelo a besos… -

- Enfermo – Bebió todo el contenido de la lata en un instante, meneando fuertemente la cabeza - ¿Será posible que mi hermano tenga un hijo que desconocemos? –

- Sí no lo sabes tú… qué voy a saber… en fin, el Jordan este, quiere trabajar con nosotros – No hizo contacto visual con nadie en la cocina, tan solo fijó su mirada en las baldosas

- No necesitamos a nadie ahora, y menos a un tipo que nos hace sentir como si viéramos un fantasma –

- Tengo los datos – Cortez interrumpió en la cocina, avisándole a Frank - ¿Quieres que actué ya? –

- Sí, pero antes, ¿Qué piensas de Jordan, es de fiar? –

- La verdad Frank, ese tipo se trae algo entre manos, yo no apostaría un centavo en él, lo mejor es que le agradezcas la información, le des algún dinero y lo saques de esta casa lo más pronto posible –

- Él quiere trabajar para nosotros –

- No me parece conveniente – Repitió Mikey, tomando otra cerveza del refrigerador – Y ya oíste a Cortez, no es de fiar –

- Bueno, me vale cinco lo que digan, yo creo que merece una oportunidad –

Sin destapar la cerveza, Mikey comenzó a reírse de Frank, acercándose hasta pasar su brazo sobre los hombros de Iero

- Él no es Gerard –

- No lo voy a contratar por eso… no seas tonto –

- ¿Ah no, entonces por qué? Dame una buena razón –

- Ya te dije Way, la gente merece oportunidades –

- Y éste merece la oportunidad de que lo desnudes y te lo cojas pensando que es mi hermano –

- ¡Para lo que sea! Y si no te gusta, te puedes largar al infierno –

Frank abandonó la cocina, huyendo de los reclamos de Mikey, que tenían más verdad que cualquier cosa, él sabía que no era Gerard, que era solo alguien que se parecía demasiado, ¿pero quién se atrevía a culparlo por querer vivir aunque fuese un espejismo, tan solo sentir que Gerard vivía de nuevo aunque solo fuese en su retina?

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