domingo, 12 de agosto de 2012

Think happy thoughts; Capítulo: #19

Capítulo: #19

Me tomó de la cintura, mientras yo me apoderaba de su rostro y mis labios aprisionaban los suyos. Me separó algo asustado y con la respiración muy agitada. Nadie se había percatado de nuestro apasionado encuentro.

— ¿Dónde quedó el trato de amigos? -dijo con una sonrisa coqueta
— ¡A la mierda! Te quiero, te necesito...Te deseo, Frank. Ven.-le tomé la mano y lo llevé hasta mi habitación. Apenas entramos, me empujó a la pared y comenzó a besarme desesperadamente. Quitó mi chaqueta y luego quitó la suya. Metió sus manos bajo mi polera mientras mis manos jugueteaban traviesas en su cabello. Su sedoso cabello. Me era casi imposible respirar, yo no tenía intenciones de soltar sus labios ni siquiera por dos segundos y el se encargaba de acariciar mi torso. Se separó de mí, aunque yo no lo quisiera y me miró directamente a los ojos. Las azules cortinas de la habitación, dejaban entrever algo de la luz proveniente de afuera. Sus ojos clavados en los míos, me daban a conocer el infinito amor que me tenía y yo intentaba hacer lo mismo.
— Te amo, Gerard -dijo en susurró y mi alma ya no podía más de felicidad. Es cierto, me lo había dicho anteriormente, pero estaba tan sumido en mis pensamientos que no le tomé el peso que aquellas simples palabras tenían
— Yo también te amo, Frank. -le acomodé el pelo detrás de las orejas, para poder observar así, su tan infantil rostro.
Nuevamente se dirigió a mis labios. Rozó su entrepierna con la mía lo que me hiso erizar la piel y morder su labio. Pronunció un "oush" seguido de una pequeña risa. Quitó mi polera y yo desesperado saqué la suya. Seguíamos pegados a la pared. Sus brazos me tenían acorralado allí. Me tomó la mano y me condujo hasta la cama. Hiso que me recostara, mientras dejaba cortos, pero excitantes besos en mis labios y cuello. Con sus piernas rodeó las mías. Se comenzó a mover muy provocativamente sobre la parte baja. Los gemidos de ambas partes se hicieron presentes al fin. Introdujo su lengua en mi boca entreabierta. Succionaba sus labios para no gemir más fuerte. Comenzó a bajar. Besó y lamió todo mi torso. Aun por encima del pantalón, se podía ver mi erección. Tomé la almohada en la cual estaba apoyada mi cabeza y la puse a la altura de mi boca. Sentí como sus manos se apoderaban de mi miembro. Sus delicados dedos, subían y bajaban por este. La punta de su lengua humedeció mi pene. Gemí. Besó toda la extensión de este, haciendo que mi respiración se agitara y que mi miembro quisiera que se lo metiera a la boca. Luego de un rato, en el cual sus dedos torturaron mi verga, con sus tan suaves y excitantes caricias, lo introdujo en su boca. Esto si me hizo gritar. Mordí la almohada con todas las fuerzas de mi alma. Siguió. Aquel refugio era tan cálido...Tan exquisito. Su boca era maravillosa. El era completamente maravilloso. Al notar que paraba, quité la almohada de mi rostro y lo ví subir hasta mi
— Voltéate. -su cálido aliento chocó con la comisura de mis labios. Ante eso no me negaba. Ya lo había hecho antes, así que esta vez no sería tan doloroso.
Quedé boca abajo sobre la cama. Al bajar sus pantalones, rozó suavemente su miembro con mi trasero, lo que provocó un gemido de su parte. Me encantaba escuchar su hermosa voz, así. Algo entró. Dolió. Contraje todo mi cuerpo y un gemido de muy alto volúmen salió de mis labios. Por su parte solo escuché un jadeo. Siguió. Esto ardía, pero me gustaba. Me gustaba sentir dolor. Me gustaba sentir su sexo dentro de mi. Ambos nos movíamos al ritmo de sus embestidas contra mi cuerpo. Estaba en una posición algo incómoda, así que de a poco, me fui acomodando hasta quedar apoyado en mis rodillas y brazos. Ni siquiera me había percatado de que mi miembro seguía allí. Eso necesitaba atención. Tomé una de sus manos que se encontraban en mis caderas y la guié hasta allí, para que me ayudara. De reojo ví como sonreía. Noté como nuestros cuerpos sudados, colisionaban en cada embestida. Era alucinante. Sentí como una corriente de fuego se apoderaba de todo mi cuerpo. Cerré mis ojos con fuerza y sentí que me quebraba en millones y millones de pedazos.

— No quiero que te duermas, Gee -escuché su tan dulce voz.
— Frankie...Me dejaste exhausto -acaricié su mejilla
— Te amo tanto, Gee -besó mis labios.
— ¡¿Gerard?!-escuché un fuerte grito proveniente de afuera. Bob.
— ¡Es Bob! -dije levantándome-no me puede ver así- escuché una carcajada de parte de Frank.
— Estoy muerto. Ni sueñes que me levantaré para que él no me vea así -Recién ahí recordé lo cansado que estaba. Me tiré nuevamente en la cama. Abracé a Frank, por debajo de las sabanas- ¿Recuerdas cuando me dijiste que te gustaría quedarte para siempre así conmigo? -su cálido aliento chocó con mis cabello
— Eso sigue vigente. Me encanta estar así contigo. Me siento tranquilo. Feliz. -rocé sus labios
— Yo también me siento feliz, Gerard. -acarició mi cabello y ahí me quedé dormi

— Eso sigue vigente. Me encanta estar así contigo. Me siento tranquilo. Feliz. -rocé sus labios
— Yo también me siento feliz, Gerard. -acarició mi cabello y ahí me quedé dormido. Sobre su pecho y sintiendo sus deliciosas caricias.

{~ Narra Frank ~}

Este encuentro había sido maravilloso. Simplemente había sido alucinante. Hace mucho que no probaba el dulce sabor de sus labios...Ese sabor al que me había vuelto adicto.
Se recostó en mi pecho y comencé a acariciarlo.

— Gee...-susurré en su oído, lo que le provoco un escalofrío- Gerard...-repetí moviendo su cabello
— Buenos días -dijo abriendo los ojos
— Buenos días, hermoso. -lo besé- Te traje desayuno. -dije poniendo la bandeja sobre la cama.
— ¡Oh! Muchas gracias Frankie -me besó. Se sentó en la cama y yo me acomodé a un lado-¿Qué hora es? -miró hacia la ventana
— La 1:00 pm. -sonreí
— ¡Oh mie.rda! Tengo que ir a trabajar! -se alteró
— No.-sonreí- Hoy te puedes quedar. Me tomé la libertad de llamar a tu jefe...
— ¿De dónde sacaste el número? -me miró sorprendido
— Tienes tantas tarjetas tiradas aquí que dicen "The Umbrella Academy. Gerard Way" -miré la habitación.- Que no es dificil poder adivinar cual es el número -sonrió.- Así que dije que estuviste de cumpleaños y que la celebración se nos fue de las manos.
— Gracias -se acercó para besarme- ¿Y qué pasó con toda la gente que había aquí?

— Luego de que te dormiste, me vestí y fui donde Bob. Ahí le conté y le dije que cuando se diera por terminada la fiesta, se llevara a toda la gente que metió aquí.
— Te pareces a mi abuela -estalló en carcajadas
— ¿Yo? ¿Ahora tengo cara de abuela? -no había entendido su comentario
— Tienes todo bajo control. Elena, era así. -sus ojos se entristecieron. Entendí que era un tema delicado-
— ¿Quieres hablar? -ofrecí
— No. Todo está bien...-el ambiente se tornó algo tenso.
— Demi, te mandó saludos.
— ¿Si? -sonrió- Muchas gracias.
— Ayer no abriste mi regalo -dije levantándome y yendo hacia el living. Se escuchó una gran risa de su parte
— ¿Sabes que eso se puede interpretar de dos formas? -rió- Aunque si lo interpretara de la segunda forma, debería decirte "No recuerdas cuando tu mismo lo abriste"- Me costó la nada misma entender aquella "broma" aunque en cierta parte tenía razón.
— Me refiero a este -dije entregándole el regalo. Lo tomó y rompió el papel.
— ¡¿Nirvana?! -sus ojos se iluminaron- ¡Gracias Frank!-me abrazó.- Me encanta.- Le había regalado el ultimo CD de Nirvana. Sabía cuanto le gustaba aquel grupo, así que no dude ni un instante en comprárselo.
— Sabía que te iba a gustar.
— ¿Sabes? -me miró con algo de aflicción en sus ojos. Era realmente bipolar. A veces me asustaba.- Yo no te conozco casi nada. En cambio tú...Me conoces demaciado...
— ¿Te molesta que te conozca tanto?
— No, Frank. Me incomoda no conocerte tanto. Tú sabes casi todo de mi vida, en cambio yo...no sé casi nada de ti. -terminó casi susurrando.
— Okay... ¿Qué quieres saber? -una sonrisa apareció tímidamente en sus labios
— Todo. Desde que naciste hasta ahora. -apoyó su rostro en sus manos, que a la ves estaban afirmadas en sus piernas.

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