domingo, 4 de noviembre de 2012

Orange hallo; Capítulo: #13

Capítulo: #13

La luna llena brillaba como nunca, las fisuras del techo dejaban colar sus rayos sobre los sacos de algodón, tiñéndolos de un tenue color plateado, Gerard estaba sentado sobre uno de ellos, con las piernas recogidas, rodeadas por sus brazos, casi como creando una barrera entre él y Frank, quien de pie junto a él ya había agotado las palabras y las excusas, la desesperación de Gerard empezaba a notarse, - Llevamos mas de una hora en esto, ¿me vas responder con algo coherente o no? -,Gerard ya ni lo miraba, solo veía el piso y el vacío en su alma se hacía más grande cada vez, - Ya te dije, David es así con todo el mundo, que no viste como tocaba a Billy, además él es mi hermanastro, es algo como... como de confianza eso es todo, deja de pensar mal, tu tienes un hermano y.. -, Gerard no le dejó terminar, interrumpiéndolo con una profunda ira en su tono de voz, - Pero yo no me ando tocando así con Mikey, y porque tengo un hermano sé que esa no es la forma apropiada de hacerlo -, Frank se sentó a su lado, - Hermanastro, es mi hermanastro – Gerard se levantó bruscamente, - ah! Entonces como no tienen la misma sangre es normal que se toquen así, a mi no me vengas con idioteces Frank, deja este juego, sé un hombre y dime qué es lo que pasa entre ustedes -, Frank sentía tanto miedo y vergüenza de contarle a Gerard, miedo que no le dejaba pensar con claridad, quería parar esta discusión allí mismo, se levantó, tímidamente tomó a Gerard de la mano, - Hay algunas cosas que no te he contado, y no estoy listo aún para hacerlo, Gee, te pido en nombre del amor que nos tenemos, que me des tiempo, por ahora solo ten la certeza de ser el único hombre que amo en esta tierra, te suplico que confíes en mí, porque son tus labios los únicos que deseo, es tu piel, tu bella piel de armiño la que mi cuerpo quiere sentir, mis dedos solo desean pasearse por tu cabello negro, y por encima de todo, tus ojos son ese único universo perfecto del que no quiero salir nunca -, Frank abrazó a Gerard, tan cerca, tan fuerte, y lo besó con tal pasión, con ansias, con deseo, con desesperación, que Gerard quedó desarmado en un instante, con sus manos rodeó el tibio cuerpo de Frank, cerró sus ojos y se dejó llevar, ya no podía estar enojado, en las palabras, en los besos que Frank le daba sintió sinceridad, y muy dentro de sí, aun sí él le estaba mintiendo, qué mas podría hacer, lo amaba demasiado y sabía que No Podría vivir sin él. 

La aurora los descubrió desnudos, tendidos sobre la comodidad del algodón, Gerard abrió sus ojos, miró a Frank quien dormía plácidamente, acarició suavemente su mejilla con la punta de sus dedos, besó su frente, Frank se movió un poco, solo para enroscarse mas entre el cuerpo de Gerard, hundiendo su cara en el pecho de éste, - Despierta Frankie, no vas a querer que vengan los recolectores y nos vean acá, ¡así! -, Frank murmuró algo incomprensible, abrió sus ojos lentamente, mirando el cuerpo desnudo de Gerard, resbaló su mano sobre la piel de Gerard, - ¡eres azul! -, se rió mientras se incorporaba para verlo mejor, - Eres tan blanco, amor, que los colores del amanecer se reflejan en tu piel, eres como azul, como violeta -, Gerard sonrió, se sentó, empezó a buscar su ropa, pero los besos de Frank en su espalda le hicieron olvidar esta idea, - Bueno, tenemos como media hora antes que lleguen los recolectores -, giró despacio su cabeza para encontrarse con los labios de Frank que se posaron en su boca y casi no le permitían hablar, - Qué puedes hacer en esa media hora ¿ah? Frankie insaciable -,las manos de Frank sabían exactamente que camino tomar, que ritmo llevar, para enloquecerlo, - Ya no estas enojado conmigo, ¿verdad? -, le preguntó con una inocente sonrisa en sus labios. Gerard se recostó de nuevo, atrayendo a Frank sobre él, - Eso depende, de lo lejos que me hagas llegar en este instante -, Frank sonrió, sus húmedos labios, comenzaron a deslizare sobre la blanca piel de Gerard, siguiendo un sinuoso camino desde su pecho, pasando por su ombligo, en donde se detuvo un instante, solo para mordisquearlo un poco y hacerlo reír, continúo su recorrido bajando lenta y juguetonamente hasta su entrepierna, con sus labios aun más húmedos rodeó delicadamente su pene, mientras que el vertiginoso y travieso movimiento de su lengua lo hizo tocar el cielo en un instante, el sonido ahogado de un extenso gemido, sumado a la contracción involuntaria de su cuerpo y esa explosión dentro de su boca, le hicieron saber a Frank que él había llevado a Gerard mucho más lejos de lo que jamas lo había hecho.

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